Zarza: al Premio Nacional, por los cuernos
El Premio Nacional de Artes Plásticas que otorga el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) recayó este año en Rafael Zarza, grabador, pintor e ilustrador incansable, una de las figuras cimeras dentro del arte gráfico insular y de la generación artística cubana de los setenta.
Con persistencia y dedicación, por más de treinta años, Zarza se ha dedicado al toro: tema de antigua data que inicia con las representaciones minoicas de la taurocatapsia, prosigue con mitos helenos como el rapto de Europa y el Minotauro, y se extiende hasta la Modernidad en grabados y pinturas de Goya y Picasso. Luego: nuestro tauromáquico por excelencia, defensor y miembro del Taller Experimental de Gráfica de La Habana, fiel heredero de los bueyes desollados que pintaran Rembrandt, Soutine, Chagall y Francis Bacon.
Para Zarza, el toro encarna un paradigma masculino, de procedencia española, que se aplatanó en tierras cubanas. La potencia muscular, la bravura y la virilidad de la bestia (ya sea en estado puro o mezclada con rasgos fisionómicos humanos) han sido abordadas una y otra vez en varias series permeadas por el humor, a veces refrescante y ligero, en otras, cáustico y reflexivo, con un fuerte componente de crítica social. La intertextualidad, los guiños culteranos, el tratamiento de personajes históricos y la constante búsqueda de variaciones dentro de un mismo motivo distinguen dicha trayectoria, personal e identificable, pues, en el arte cubano, cuando de toros se trata, los caminos nos conducen, inexorablemente, a Rafael y a su trabajo.
Antropomorfizadas, erotizadas, autoritarias, caricaturizadas, esqueléticas: las reses de Zarza, ora vitales, muertas, enfurecidas o en reposo, ora transformadas en tótems, damas de alta sociedad, demoiselles ligeras de cascos o victimas listas para el desguace, nos hablan de la vida y del gusto por la carne, de los ruedos cotidianos a los que enfrentamos los cubanos en los combates diarios y de esa sexualidad desenfrenada, desbordante, perentoria, aderezada con mugidos y cornadas que, en gran medida, nos caracteriza.
Premio Nacional de Artes Plásticas 2019. Foto: Maité Fernández Barroso
Para Zarza, mis felicitaciones. Que este reconocimiento, otorgado de forma unánime por un jurado que incluyó a reconocidos artistas visuales, críticos y curadores del patio, incremente su vitalidad creativa y le inspire nuevas aproximaciones a su motivo iconográfico predilecto.
Premio Nacional de Artes Plásticas 2016. Foto: Maité Fernández Barroso