Yoiner por dentro

Alejandro Tomás Román Olivera
8/8/2018

Conocí a Yoiner Gómez, joven artista egresado de la Academia Provincial de Artes Plásticas de Villa Clara, en el proyecto cultural comunitario “La Piedra Lunar”, del cual forma parte.


Foto: Cortesía del autor
 

Recuerdo que mientras dibujaba tenía puesto en el equipo de música temas de feeling. A medida que se iba tejiendo la armonía, su mente y espíritu iban redescubriendo nuevas inquietudes en un entorno geográfico archiconocido por él, gracias a los viajes que realizaba desde pequeño en la rastra de su abuelo.

Cuando le pregunté acerca de esto en particular me comentó que se autodefinía como un melómano, amante de lo mejor de la cultura cubana tradicional y que para él la música constituye un elemento indispensable. Asegura que ella forma una parte vital en esa conjunción de procesos que confluyen dentro del espacio de la creación y los diferentes contextos donde se desarrolla la vida de un artista.

Su obra pictórica halla su centro en el entorno de lo cotidiano que ataña al individuo. La utilización de la figura humana desde la experimentación y el uso de los colores primarios como génesis, reforzados estos con el uso de la  línea, tienen como objetivo sugerir y descubrir zonas, ideas y conceptos que sin ella (la línea) permanecerían soterrados dentro de la obra. Todo lo anterior está en función de la socialización.

Admite que su obra tiene carácter autorreferencial. Está enfocada en una identidad estética que responde a un patrimonio visual, el cual tributa al tipo de concepto que se realizaba en la Vanguardia, pues en su opinión, la pintura actual se nutre de elementos de la Vanguardia.

Confiesa además que es deudor de la tradición pictórica cubana y que entre sus principales referentes estéticos se encuentran: Romañach, Menocal, el Grupo “Los Once”, Antonio Vidal, Julio Girona, la generación de los años setenta, Nelson Domínguez, Choco y Ulises (su abuelo); así como otros artistas de la provincia, tales como: Amílkar Chacón, Abdala, Ismel y Juan Carlos.

Estamos ante un creador, quien desde pequeño sintió la necesidad de representar su entorno, desde una búsqueda introspectiva y profunda del paisaje, en complicidad con la rastra de su abuelo; vehículo de dichas inquietudes posteriores.