En un mundo donde el tiempo parece escasear y las pantallas dominan nuestra atención, los audiolibros emergen como una alternativa innovadora para mantener viva la tradición oral y acercar la literatura a nuevos públicos. Este formato, que combina tecnología y arte, fue el eje central del panel Intercambio de experiencias entre autores y locutores de audiolibros, organizado por la Editorial Gente Nueva en colaboración con la empresa SUMAT, durante la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana. El evento, celebrado en la Sala Dora Alonso, reunió a escritores, narradores y editores para explorar cómo los audiolibros están transformando la manera de consumir y disfrutar la literatura.
Los autores presentes en el panel compartieron su entusiasmo al ver sus obras adaptadas a este formato. Para muchos, escuchar un libro no es lo mismo que leerlo: es una experiencia más íntima y envolvente. Geovannys Manso, uno de los escritores participantes, confesó que al principio era escéptico, pero quedó sorprendido al escuchar su obra interpretada.
“Es un poco raro escucharse a uno mismo, pero me ha sorprendido para bien. Ahora, al escribir, pienso en cómo sonará”, comentó. Esta reflexión resalta cómo los audiolibros no solo amplían el alcance de la literatura, sino que también influyen en el proceso creativo de los autores.
Por su parte, Gretel Ávila Hechavarria, autora de cuentos infantiles como El gallo ladrón y Rubí sombra, destacó la importancia de este formato para llegar a los más pequeños. “Los niños necesitan cuentos cortos que los enganchen y los diviertan. Los audiolibros son una herramienta perfecta para eso”, afirmó. Sus obras, llenas de magia y mitología cubana, cobran vida a través de las voces de talentosos locutores, creando una experiencia auditiva que cautiva a los oyentes.

Detrás de cada audiolibro hay un equipo de profesionales que transforma las palabras en sonidos. Locutores como Arianna Martínez, Leiria Guerrero y Marianny Revilla Salazar han sido fundamentales en este proceso. Su labor no se limita a leer un texto; implica interpretarlo, darle ritmo y emoción para que la historia resuene en el oyente. “Narrar un audiolibro es como actuar. Cada pausa, cada tono, debe estar cuidadosamente pensado para transmitir la esencia de la obra”, explicó Revilla durante el panel.
Este esfuerzo no pasa desapercibido para los autores. Manso agradeció a los locutores por su dedicación: “Gracias a ellos, mis palabras han cobrado vida de una manera que nunca imaginé”. Esta sinergia entre escritores y narradores es clave para el éxito de los audiolibros, un formato que está ganando cada vez más adeptos en Cuba y el mundo.
Los audiolibros no solo son una alternativa para quienes no tienen tiempo de leer; también son una herramienta poderosa para preservar y difundir la cultura cubana. Durante el evento, se presentaron obras como Cecilia Valdés y selecciones de poesía de Gertrudis Gómez de Avellaneda, así como cuentos infantiles y relatos afrocubanos que abordan temas como la identidad y las tradiciones locales. Estas obras, disponibles en plataformas como Libro Cubano y Superfácil, llegan a públicos diversos, incluyendo zonas remotas donde el acceso a libros impresos es limitado.
“Los audiolibros no solo son una alternativa para quienes no tienen tiempo de leer; también son una herramienta poderosa para preservar y difundir la cultura cubana”.
Además, los audiolibros representan una opción económica y ecológica. Al reducir los costos de impresión y distribución, permiten que más personas accedan a la literatura sin sacrificar la calidad. “Es un formato que democratiza la lectura”, señaló la escritora Malena Salazar Maciá. “No importa dónde estés, siempre puedes llevar un libro en tu bolsillo”.
El panel también exploró cómo los audiolibros están evolucionando hacia formatos más interactivos. A través de la plataforma Sibila, desarrollada por SUMAT, los usuarios no solo pueden escuchar historias, sino también interactuar con contenido adicional, como imágenes y sonidos, que enriquecen la experiencia. Este enfoque transmedia está revolucionando la forma en que se consume la literatura, especialmente entre los jóvenes.
“Los audiolibros son solo el comienzo”, afirmó Ávila Hechavarria. “En el futuro, veremos más integración entre texto, audio y elementos visuales, creando experiencias literarias únicas”. Esta visión coincide con la de muchos expertos, quienes ven en los audiolibros una puerta hacia nuevas formas de contar y escuchar historias.

Precisamente, en un país donde la oralidad ha sido siempre un pilar cultural, los audiolibros se presentan como un puente entre el pasado y el futuro. Rescatan la tradición de contar historias alrededor de una fogata, pero con el potencial de llegar a millones de personas en todo el mundo. Como bien dijo Geovannys Manso: “Este formato no solo preserva nuestra cultura; la lleva a nuevos horizontes”.
El evento concluyó con una muestra de audiolibros, donde los asistentes pudieron disfrutar de fragmentos de obras clásicas y contemporáneas. Entre ellas, destacaron los cuentos de José Martí, adaptados por Radioarte como parte de un homenaje al prócer cubano. Títulos como Meñique y El camarón encantado cobraron vida a través de las voces de talentosos narradores, recordándonos que, en la era digital, la literatura cubana sigue siendo tan vibrante y necesaria como siempre.