La Habana es, como desde hace 45 diciembres, una pantalla gigante para el cine latinoamericano. Las historias de nuestros pueblos, sus relatos colmados de humanismo y sinceridad, retornan al encuentro de un público conocedor que ha ensanchado su cultura y horizontes junto al devenir del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (FINCL); un auditorio que espera con ansiedad esta fecha del año y desanda de una sala cinematográfica a otra, cartelera en mano, intentando no perder ni un detalle de una programación de privilegio.

Cuando en 1979 se descorrían las cortinas de la primera edición del FINCL, fundado por el inolvidable intelectual Alfredo Guevara, se afianzaba el camino hacia la utopía de ofrecer visibilidad a la realidad, herencia y quimeras de un continente; de establecer redes con otras filmografías, de crecer. Aquí estamos 45 años después, saludando la grandeza de una cinematografía concebida y realizada en estas tierras; un cine vivo y hecho a nuestra medida y lenguajes. Salvaguardemos los sueños conquistados. ¡Vivamos el cine!

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