Visibilidad, derechos y leyes que favorecen a la población LGTBIQ+
Ensayista, profesora universitaria y editora, Teresa de Jesús Fernández lleva diez años como líder de la Red de Mujeres Lesbianas y Bisexuales del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex). A propósito del Mes del Orgullo, nos acercamos a ella para conocer más sobre el trabajo que se realiza hoy en Cuba para la visibilidad de la comunidad LGTBIQ+.
Los que hoy son días de fiestas, conciertos, desfiles y un sinfín de celebraciones, comenzó de manera distinta en la ciudad de Nueva York, en 1969, cuando la comunidad, indignada por las redadas diarias, se enfrentó a la policía en lo que se conoce desde entonces como los disturbios de Stonewall. América Latina, por su parte, ha tenido su propia trayectoria en cuanto al reconocimiento de todos los derechos para todas las personas.
Cuba, si bien fue pionera en la igualad de la mujer, tardó años en reconocer los derechos que competen a las personas con una orientación sexual distinta, ¿por qué cree que haya sido?
En el contexto de América Latina y el Caribe, que es nuestra realidad geográfica, todavía queda mucho por hacer en materia de reconocimiento de todos los derechos para las personas LGTBIQ+. Existen aún muchas inequidades, brechas y en algunos países retrocesos, es una situación que se constata cada vez que activistas de toda la región asistimos a las Conferencias de Ilgalac (Asociación Internacional de Gay y Lesbianas de Latinoamérica y Caribe), sigla en inglés.
Cuba no es ajena a esa cultura patriarcal, heteronormativa y homofóbica, heredada de la colonización junto con la religión judeo cristiana, que ha imperado en nuestros países; por tanto, nuestra sociedad antes y después de la Revolución ha estado permeada por esa cultura y deconstruir paradigmas naturalizados es un proceso arduo y lento. No obstante, desde los últimos años de la década del noventa del siglo pasado e inicio de este siglo se ha avanzado mucho en materia de visibilidad, derechos y leyes que favorecen a la población LGTBIQ+.
El Mes del Orgullo es una celebración y un momento de visibilidad, y también es un recordatorio de los desafíos y las luchas que aún persisten. Después de la aprobación del Código de las Familias, ¿cuánto ha cambiado el panorama cubano para las comunidades LGTBIQ+?
La aprobación del Código de las Familias ha sido fundamental para el reconocimiento pleno de familias homo, lesbo, trans parentales. Esas familias han existido siempre y el Código garantiza que puedan gozar de los derechos que amparan a las familias heterosexuales. Era un reclamo, una necesidad y es un reconocimiento justo para ciudadanos que vivían enajenados de ese derecho.
A raíz de la pandemia de la COVID-19 y el empobrecimiento económico del país, han aflorado con mayor aceptación, incluso desde lo gubernamental, iglesias de todo tipo ¿Cómo cree que afecte esta proliferación de instituciones religiosas en el proceso de aceptación de estas comunidades? ¿Representan, a su juicio, una amenaza?
La proliferación de iglesias protestantes y casas de culto en sí misma no es una amenaza. La amenaza radica en los discursos fundamentalistas, misóginos, antiderechos de las personas LGTBIQ+, la tergiversación que hacen de la perspectiva de género y la agenda política que las anima y que algunas de estas iglesias promueven con mucha fuerza y capacidad de influenciar a través de su labor proselitista.
Mucho se trabaja desde la Federación de Mujeres Cubanas y el Cenesex para la aceptación de todas las personas más allá de su orientación sexual, pero aún queda mucho por hacer. No es tarea de un día. Si bien hay que reconocer la puesta en la televisión de teleplays como Luna Mía, donde se aborda el lesbianismo en adolescentes, ha sido casi una excepción a la regla. Apenas encontramos relaciones homosexuales y mucho menos transexuales en la televisión. ¿Por qué cree que las relaciones de este tipo no alcanzan papeles protagónicos en los espacios televisivos?
En ese sentido el cine ha sido mucho más inclusivo, desde Fresa y Chocolate hasta ahora se han realizado excelentes películas con personajes trans y homosexuales; por citar dos: Vestido de novia y Fátima o el Parque de la Fraternidad.
Faltan, sin embargo, protagonistas lesbianas. La única muestra de ficción que conozco es el personaje de Por qué lloran mis amigas.
La televisión ha sido más parca con respecto a esos temas y, desafortunadamente, a veces representan a esas personas con estereotipos absurdos, negativos o ridículos, aunque en las últimas telenovelas el tema ha sido presentado con mayor dignidad y justeza.
Luna Mía es un magnífico teleplay, muy bien realizado, con una fina sensibilidad que muestra lo que se puede y debe hacer cuando se abordan esas historias.
Pienso que muchas veces las trabas están en quiénes deciden qué exhibir y sus propios prejuicios o desconocimientos. Es una pena que desde la televisión no se apoye mejor esa necesidad de reeducar desde la inclusión, el respeto y el buen arte.
La literatura es, quizás, la manifestación del arte donde con más frecuencia encontramos historias con temáticas de este tipo, algunas bastante violentas, sangrientas y dolorosas ¿Cuánto ayuda el activismo a frenar esas escenas que han sufrido y sufren las personas con una orientación sexual distinta?
El activismo visibiliza, sensibiliza, educa, reeduca y sobre todo muestra la humanidad de esas personas que han vivido experiencias de violencia familiar, social, institucional y cultural.
Enseña a identificar todas esas violencias y brinda argumentos desde el conocimiento y la praxis para enfrentar con argumentos sólidos dichas inequidades.
La casa no siempre es ese espacio de respeto y apoyo donde el individuo que está explorando su sexualidad se siente cómodo. Muchas veces el espacio laboral o, incluso, las amistades dan la espalda cuando se está en el proceso de aceptación, ¿dónde acudir en esos casos?
El Cenesex cuenta con un departamento jurídico a donde puede acudirse para buscar asesoramiento en todos los casos de injusticia por orientación sexual e identidad y expresión de género; también hay psicólogos que pueden apoyar a las personas que han sufrido traumas y violencia por esas mismas causas.
Existen además las redes comunitarias desde las que realizan activismo mujeres lesbianas, bisexuales, personas trans y hombres homosexuales.
El Cenesex no limita sus actividades a la sede ubicada en calle 10 esquina 21, El Vedado. La mano multicolor llega a los barrios y provincias del país con ferias, talleres, congas. A propósito del 28 de junio próximo, ¿habrá alguna actividad en particular?
El Cenesex a lo largo del año celebra diversas jornadas, en mayo fueron las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia. También realiza Ferias Comunitarias generalmente el último sábado de cada mes, en calle 10 y 21, y se imparten mini talleres sobre temas vinculados a la educación integral de la sexualidad y la violencia, entre otros.
Se trabaja sin descanso y cada vez que se organizan actividades con participación abierta se socializa la información.