Una tarde con música y arte interactivo
Si lo que buscaba para comenzar su fin de semana era experimentar el arte de las más diversas formas, o simplemente quería bailar, el Patio de Baldovina, en la Casa Cultural del Alba, fue el lugar perfecto. El Patio… devino nuevamente punto de encuentro donde fluyó la buena música que imbricó la frescura de su ritmo con el arte, esta vez interactivo.
El joven violinista William Roblejo y sus dos talentosos compañeros —uno en el bajo y otro en la guitarra— deleitaron con su ejecución a quienes se llegaron al sitio en busca de una tarde noche diferente, al aire libre, en buena compañía y sin costo alguno. Sobre el pequeño escenario montado por La Jiribilla, parecía que ninguna sonoridad era imposible.
William Roblejo´s Trío irrumpió con su armonía que rompe esquemas, que trasciende la idea del violín pensado para la música clásica; porque Roblejo es, sin dudas, un violinista que toca jazz, y con calidad. Este proyecto hizo, como siempre, buen jazz, con la magia de las cuerdas de la guitarra, el bajo y el violín.
La agrupación, joven promesa del jazz, combina los instrumentos de cuerdas para ofrecer un disfrute óptimo de la música instrumental. Roblejo deleita con su violín, improvisa y deja a la audiencia como hipnotizada con la dulzura y pasión de sus notas.
El grupo abrió su presentación con el tema Australia. La originalidad de una agradable melodía, por momentos ágil y suave en otros, acaparó los aplausos y toda la atención. Otros temas regalados al público fueron Continuum y Danzón intunisi. También hicieron una parada en la trova tradicional bajo el título de Rafael Ortiz, Amor de loca juventud. La estocada final la lograron con Tuyo y mío, mientras la noche caía y un juego de luces de colores acariciaba el engalanado escenario.
Pero no fue este bello espectáculo musical el único suceso de este Patio de Baldovina, que ofreció además una selección de la obra del artista plástico argentino Doménico Cirasino. La muestra agrupó varias de las peculiares creaciones de este joven creador que fusiona con osadía y eficacia la pintura tradicional con las nuevas tecnologías.
Esta vez hizo falta más que un ojo amante del arte o curioso por lo diferente, pues se impuso un imprescindible requerimiento: contar con un teléfono móvil para así apreciar a través de este dispositivo las obras de Doménico Cirasino, en realidad aumentada. Los presentes pudieron explorar nuevas formas de experimentar el arte. De ese modo, llegó a nuestra geografía una muestra plástica inusual, al alcance de todos gracias a las bondades de la aplicación Zapya.
Su exposición de obras pictóricas trastoca varios pilares sensibles de la naturaleza humana, como son el sexo, la muerte y la agonía, temas pilares en sus obras, que se valen de distintos materiales con elementos interactivos ¿Cómo?, sencillo, Cirasino creó su propia aplicación, exclusiva para sus exposiciones mediante la cual se puede observar la imagen en el lienzo, cuando en el celular se revelan imágenes en 3D. El resultado deviene opción sugerente y atípica para disfrutar el arte. Nuevas perspectivas desde diversos ángulos, imágenes ahora en movimiento, sensaciones diferentes, un panorama sensacional.
Las nuevas tecnologías signan el trabajo de Cirasino. Se apropia de disímiles técnicas para sus trabajos: grabado, animación en 3D, dibujo, escultura, gráfica y pintura. Él es un artista consciente de este tiempo, en donde los géneros y las técnicas pueden entrar en una sinergia desde una visión del arte donde el esqueleto humano deviene símbolo universal. La interesante exhibición de su trabajo artístico este viernes lo demostró.
Sin embargo, la tarde noche en el Patio de Baldovina trajo más sorpresas, pues la popular agrupación Toques del Río cerró con broche de oro la presentación musical que terminó con todos bailando.
Toques del Río entregó una vez más su esencia pinareña, que cultiva la música alternativa y el género fusión. Deleitaron y pusieron a mover el cuerpo con las ya conocidas canciones de su exitoso fonograma Pa’ que te sosiegues, todas bien secundadas por el bajo, el piano, la guitarra, las congas y la percusión menor en su coqueteo con pasajes de ritmos como la conga, el reggae y el funky.
La tarde noche del pasado viernes extendió a los amantes de la música una provocación, un convite para descubrir los caminos de la buena música, el arte y el baile fueron buenos motivos para el regocijo, y para quedarse hasta el final del espectáculo.
Melodías en su vertiente alternativa pinareña, fraseos e intensos solos de violín secundados por el excepcional desempeño del bajista y del guitarrista, y arte con tecnología regaló el espacio El Patio de Baldovina, de La Jiribilla, en la Casa del Alba. Un lugar que nunca decepciona y ya se prepara para volver a hacernos disfrutar de un agradable momento.