Una red para pensar la realidad

La Jiribilla
15/1/2016

Para Omar González, coordinador en Cuba de la Red de Redes en Defensa de la Humanidad (REDH), cada hecho es contexto del otro, así como las causas y las aspiraciones de Latinoamérica y el Caribe en particular, y del mundo en general, debieran ser comunes en muchos aspectos. Asimismo, sostiene que la identidad no es un fenómeno estático y debe ser defendida.

Ante un mundo cada vez más globalizado y conducido a la enajenación más despiadada, donde cuesta ser consecuente con una idea —cualquiera que sea— nos invita a identificarnos con la REDH, para desde ella pensar la realidad en un espacio común de soberanía en expansión.

¿Cuándo y por qué surge la REDH?

La red surge en un momento bastante complicado en el mundo, pues es una respuesta de los intelectuales —fundamentalmente,  en aquel momento— a la arremetida del imperialismo luego de los sucesos del 11 de septiembre de 2001. A partir de ahí el Gobierno de EE.UU. comienza a desatar una estrategia sin ningún tipo de recato, con respecto a la supuesta persecución de los terroristas y un poco la pacificación del mundo. Empezó a identificar zonas, países… como rincones oscuros y a usar toda una serie de metáforas que en última instancia eran amenazantes para los pueblos.

Cuba entra en esa lógica imperial de suponer siempre el tener la razón y que la historia marcha según sus designios, y llegamos como que a caer en ello. Veníamos del derrumbe del socialismo en Europa del Este, hasta que en 2001 se dan estos sucesos, que se convierten en un hecho repudiable y un pretexto.

Empieza la agresividad contra nuestro país a través de actos terroristas, o sea había una polarización, una hostilidad, una pretensión muy grande de socavar la soberanía. Tomamos medidas muy enérgicas y se crea una especie de reacción en el mundo por desinformación, incomprensión o consideraciones diferentes también a la nuestra, y ahí se produce un llamado desde la Isla. En la UNEAC se alude —por un grupo de intelectuales cubanos—a la conciencia del mundo para constituir una especie de frente antifascista.

En medio de esa polarización en México los intelectuales hacen un encuentro y establecen una coordinación estrecha con nosotros que es histórica. Hubo una plena identificación, desde allá se empieza a ver la idea de la creación de una red de redes en defensa de la humanidad. Lo que estaba en juego no era un país, sino la especie humana.

El 1ro. de mayo de 2003 Pablo González Casanova pronuncia un discurso en la plaza considerado el llamamiento a la conciencia del mundo. Antes del de la UNEAC que se llamó A los amigos que están lejos. A partir de allí empiezan a suscitarse eventos pequeños hasta que eso termina en un encuentro de intelectuales y artistas en Caracas, en diciembre del 2004.Este sería el punto fundacional, pues fue allí donde se alcanzó una repercusión internacional.

¿Qué otras acciones o iniciativas se llevaron a cabo?

Paralelamente a esto —como parte de la estrategia y el diseño que se venía elaborando para enfrentar esta arremetida—empezó a generarse la idea de que había que crear un medio potente, que fuera realmente la alternatividad, pero con una vocación universal, que no estuviera eternamente en la periferia, sino que cobraria fuerza y alcanzaria hegemonía mediática. Telesur no se hizo para estar en la clandestinidad, sino para que le diera voz y rostro a quienes adolecían de ellas, en una puerta para trasladar el sentir de nuestros pueblos, de América Latina y el Caribe al mundo.

Siempre se pensó en el Caribe por su lealtad y desarrollo de su soberanía, siendo países tan pequeños. Naciones con una reserva intelectual, étnica, religiosa, y cultural en sentido general muy elevada.Muchos amigos de Argentina, Brasil, Francia… estuvieron en aquel proceso fundador.

Todo esto se concatenó con el software libre y se crea como una especie de consejo asesor o consultivo de lo que iba a ser Telesur. Se gestaba por ese entonces también el ALBA. Fue una especie de ofensiva de creatividad en nuestra región. Surgió La Radio del Sury fueron creándose medios en distintas esferas. Fue un momento de una gran concertación de la política de izquierda en el continente y de una atención privilegiada al tema mediático.Luego surge Petrocaribe, otro movimiento de soberanía, energética y económica en este caso.

¿Qué tiene de particular en todo este escenario y al alcance de una década Telesur?

Telesur nació con una concepción latinoamericanista y antiimperialista que ha mantenido en la medida que se ha modernizado y ha hecho del lenguaje un objeto de trabajo. La distingue un enunciado revolucionario en todos los sentidos, moderno, a tono con la propia cultura latinoamericana y del Sur, con todo un enfoque cultural que subyace.

La identifica, además, una dirección muy capaz. Un equipo muy joven, pero con formación en el cine, en la televisión… con mucha destreza en el manejo de la tecnología. Telesur se apropió de esta y la puso en función de las nuevas ideas, de las ideas de un continente, las más progresistas y avanzadas, de vanguardia verdaderamente en la historia de la humanidad y de la región latinoamericana y caribeña. Esto lo hacen con desenfado y sin encartonamiento.

Para los cubanos fue siempre una gran alegría tener a Telesur en la parrilla de la televisión nacional, pues se produjo lo que esperábamos: se terminó convirtiendo en un referente para el resto de las emisoras y canales que hoy están obligados a modernizarse.

¿Sobre qué presupuestos temáticos se asienta la REDH?

La REDH surge sobre la base de diez mesas de trabajo  donde participaron más de 200 intelectuales de todo el mundo. Estas dieron lugar a igual número de ejes temáticos o principios que la rige, por lo que ella existe para defenderlos. Y esos diez grandes temas a su vez se desdoblan en otros subtemas. Todo desde una concepción para nada dependiente del modelo capitalista de acumulación y concentración de la propiedad. Es volver un poco a nuestras culturas originarias, quienes veían la tierra como cualquier bien común.

De este modo, estos diez ejes pueden ser asumidos por personas de diferente credo político, culturas, denominaciones religiosas…Son líneas transversales que atraviesan el mapa contemporáneo del pensamiento.

¿Dónde han estado las limitaciones en términos de alcance e impacto en el caso de Cuba?

El gran problema de nosotros es que no pensamos en red. Cuesta un trabajo enorme que la gente ponga banner en sus sitios web de otros que piensan como ellos. En el propio campo de la cultura eso es un problema: las instituciones no se enlazan. Desconocen que esto no les hace perder identidad, ni espacio, todo lo contrario, pues se beneficiarían.

Todos los medios que tenemos en Cuba están enlazados. Se trabaja en dos direcciones: la movilización internacional en torno a la lucha de la batalla por estos diez objetivos —digamos de defensa—y en el desarrollo de un pensamiento crítico que defendemos, para lo cual tiene que haber espacios. En su mayor parte virtuales, que son los más económicos y asequibles: dossier o compilaciones en torno a un tema.

La REDH de Cuba tiene el mayor fondo de textos en español que hay en el mundo. Ese es un campo: la formulación de una base y una reserva documental y teórica, el acopio de todas estas opiniones que se emiten. Todo ello interactúa con los eventos que desarrollamos, donde siempre tenemos un segmento teórico. Además de la publicación de libros entre otras acciones.Es decir, la respuesta terminó imponiéndose, pero siempre está latente el regreso.

La REDH tiene, a su vez, sitios y blog propios, así como una revista. Sus núcleos fundamentales están en Venezuela, La Habana, México, Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil y el Caribe anglófono.

¿Qué fantasmas pudieran atentar contra todo lo alcanzado y lo que resta por conquistar?

En este momento hay un pragmatismo terrible que se extiende hasta los países donde gobierna la izquierda y una gran orfandad teórica, incluso. Existen procesos y partidos que no le han dado el verdadero lugar a la cultura. Parece mentira cuando la izquierda es algo que no se concibe sin un lugar protagónico para la fuerza creadora y aglutinante que es la cultura. Trabajamos mucho en esa dirección porque la alternativa está clarísima.

¿Cómo trabaja la REDH a partir de la realidad cubana en términos de conectividad y acceso a Internet?

Hemos buscado esa zona donde están los que tienen conexión y les interesa la REDH. Con eso estamos trabajando por lo pronto. No podemos tampoco aspirar a ser un movimiento de masas porque se desvirtúa. Allí estamos tributando la información, intercambiando, escuchando, abriendo un espacio de confianza que es imprescindible, porque hay saturación informativa y desinformativa.

El ciudadano que tiene acceso —que no es el promedio, pero dentro de los que tienen conectividad hay un promedio— el gran problema que tiene no es la información, sino la concentración, la capacidad que debe desarrollar de discernir. Hay muchísima gente que pudiera aportar al movimiento de ideas que defendemos, a la movilización…y no puede.

A este promedio queremos llegar, darle información y empezarlo a aglutinar. Esta media tiene blog —en Cuba hay más de 500—. Nos enfrentamos a una realidad como país que pasa por identificar los canales a través de los cuáles se informan los jóvenes hoy en día, y utilizan con más frecuencia, con todos los prejuicios que puede acarrear la fuente, porque estas no son inocentes. Ese es un problema que a seguir y que la sociedad está atendiendo. Pero debe actuarse con sabiduría y prudencia, conscientes de que eso forma parte del desarrollo.Una computadora es hoy como lo fue la máquina de escribir en su momento y se ha generalizado entre los cubanos. Falta concertación y que a la REDH se le dé también el lugar que le corresponde.

¿Cuál sería?

La REDH no es una estructura burocrática. Pertenecer a ella es seguir siendo como eres, lo único que pensando colectivamente e informado. La sociedad civil en su conjunto es parte de la misma y no aspiramos nunca a suplantar a nadie. La relación no es esa. No podemos pretender que sea vertical. Sería un error gravísimo.

Asimismo, puede ayudar en primer lugar a la alfabetización mediática.  Tenemos que alfabetizar a la sociedad permanentemente. Debería haber una asignatura a todos los niveles de enseñanza que ayudara a aprender a leer los medios, que posibilitara las herramientas y las claves necesarias para desentrañar y descubrir la manipulación.

La conexión va a venir. El acceso a Internet llegará. Cuando Cuba tenga el acceso técnico y posibilidades tecnológicas creadas esto se alcanzará. De lo contrario sería ir contra la naturaleza. Lo que hay es que crear las condiciones y hacerlo responsablemente, con una vocación social primero que todo. Pero la conectividad tiene que llegar. De hecho ello ya no es un lujo en el mundo, sino algo cotidiano —si bien existe una brecha enorme— pues más del 40% de la población mundial no tiene acceso a Internet.

Nadie —después de conocerla computadora— va a aferrase a los antiguos modos de hacer. Todos los dispositivos hoy son portátiles, con mayores capacidades y la información viaja a una velocidad asombrosa. Es una realidad que no podemos negar. El progreso es eso y se va imponiendo.

La REDH tiene —en el caso de Cuba—que trabajar con lo que hay, con gran realismo y conocer bien lo que existe. Nuestro programa no es dotar a la sociedad de conexión, pero con lo que tenemos podemos hacer mucho más.

La gente no tiene cultura tampoco de ir a los fondos. Los medios tienen que estar en el día a día, detrás de los temas que les interesan a los lectores, porque de lo contrario desapareces, sin decretar tu desaparición. ¿Cuántos medios que antes eran referentes están hoy en el olvido y ya nadie habla de ellos?Hay que tener orientación editorial, un punto de vista.

Partiendo de ello la REDH tiene —dentro de Cuba, y a partir del propósito de llevarla a zonas vírgenes— que trabajar mucho en la calidad de los contenidos, de la información, en la alfabetización mediática, en la capacidad de discernir, que en última instancia es un proceso cultural.

Proyectos

Pensamos hacer una red de medios—un proyecto caro desde todo punto de vista— que recoja el periodismo de opinión más importante del día, de la semana en América Latina y el Caribe. Hemos hecho un censo y hay decenas de medios con influencia local, regional y territorial en muchos campos. Fundamentalmente hablamos de sitios web, revistas y canales de televisión. Como consecuencia de ello todo esto tiene que interactuar.

También hay generaciones nuevas a las que debemos llegar, porque tampoco podemos creer que todo el mundo nos conoce y sabe a qué nos ocupamos. Estamos en ese momento.