El 3 de febrero de 1950, el Ministerio de Educación de Cuba daba a conocer la Resolución por la cual accedía a la petición del Claustro de Profesores de la Escuela Profesional de Periodismo “Manuel Márquez Sterling”, de incluir como parte de la celebración del Día del Periodista, “la confección y entrega a dicho Claustro, de un cuadro al óleo representando al maestro de la prensa cubana a cuya obra se dedique cada año la edición correspondiente a la serie Grandes Periodista Cubanos, para crear con ellos la pinacoteca de aquel plantel”.

La aceptación, en consecuencia, implicó que dicha iniciativa se aplicara con carácter retroactivo, “a fin de poder recibir los óleos correspondientes a los ilustres periodistas cuyas obras ha editado con anterioridad este Ministerio”. A saber: José María Heredia, Rafael María Merchan, Manuel Sanguily, José Martí, Juan Gualberto Gómez, Gastón Mora, Justo de Lara y Pablo de la Torriente Brau.  

Si para el primer “cuadro al óleo”, el de Manuel Márquez Sterling, se eligió a Esteban Valderrama, pintor de reconocida trayectoria en el ámbito artístico de la época, para los ocho periodistas restantes a incorporar en la pinacoteca del plantel, la elección de los pintores presentó una cierta desigualdad en cuento a sus trayectorias artísticas, en razón de las diferencias de edad y la manera de encarar sus personajes.

En prueba de ello, basta comparar los óleos de José María Heredia y José Martí, de la autoría de Víctor Manuel y Carlos Enríquez, respectivamente, con los cinco restantes. A saber: los de Luis Alonso (Juan Gualberto Gómez), Enrique Caravia (Gastón Mora), Jorge Arche (Justo de Lara), Jorge Rigol (Pablo de la Torriente Brau) y Carmelo González (Rafael María Merchan y Manuel Sanguily).  

Algunos de las obras que forman parte de la pinacoteca.

Víctor Manuel y Carlos Enríquez, como es notorio, ya tenían en su haber una trayectoria más que reconocida desde la década del 30, y ambos eran poseedores de un estilo pictórico muy personal, que bien pusieron de manifiesto en los retratos de los personajes que asumieron. Esta particularidad marcaría la diferencia en relación con los seis retratos restantes, algunos de ellos de la autoría de jóvenes pintores recién graduados de la Escuela de San Alejandro, quienes asumieron con el debido respeto la representación de los ilustres patriotas periodistas.

Sin pasar por alto en la consabida elección de los pintores, tanto como en la de los periodistas a representar en el lienzo, la autoridad académica e intelectual de los principales promotores de la iniciativa, representada en las personas de los profesores titulares Octavio de la Suarée y José Zacarías Tallet, director y vicedirector de la Escuela de Periodismo, respectivamente. Dueto al que se integró el funcionario llamado a hacer efectivo el segundo por cuanto de la citada Resolución, el director de Cultura del Ministerio de Educación, doctor Raúl Roa, futuro ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Revolucionario. De hecho, todos fueron personalidades vinculadas a la cultura nacional desde sus años mozos, quienes siempre tuvieron en cuenta la necesidad de hacer crecer nuestra cultura sin romper los lazos de continuidad histórica entre el pasado y el presente, para garantizar su futuro.  

De ahí que no fuera casual que Valderrama asumiera el retrato del periodista que le daba nombre a la Escuela, el que ejecutó con todo rigor académico, en contraste con las muy personales ejecuciones de Víctor Manuel y Carlos Enríquez, cuya importancia como pintores del momento no se le ocultó ni al Claustro de la Escuela, ni a las antes citadas cabezas pensantes de la propuesta pinacoteca.

La galería de la otrora Escuela Profesional de Periodismo “Manuel Márquez Sterling”, una pinacoteca para recordar.

Y de ahí, por supuesto, que el óleo de nuestro primer poeta nacional y también el primer periodista cubano de relieve continental, José María Heredia, así como el de José Martí, el más universal de los cubanos y nuestro futuro Héroe Nacional, trascendieran como obras representativas del quehacer de sus respectivos hacedores. No así los óleos restantes, que siguieron una línea más acorde con la del recinto académico, lo que marcó la diferencia estético-perceptiva presente en el resto de la colección.

Tal y como se acordó en la Resolución, en total ocho óleos fueron concebidos por los siete pintores relacionados al principio del presente artículo. Nombres todos, los de artistas y periodistas, que a setenta y cuatro años de hacerse realidad esta iniciativa, hicieron de esta particular galería de la otrora Escuela Profesional de Periodismo “Manuel Márquez Sterling”, una pinacoteca para recordar.