La presente edición de la Bienal de La Habana ha tenido resonancias fuera del usual escenario capitalino. Así lo constataron los pobladores de la comunidad rural de El Purial, situada a 12 km de la ciudad de Holguín, quienes por más de una semana dejaron crecer sus expectativas, así como el público de la ciudad que se trasladó hasta esa localidad. Y es que, durante varios días, niños de la escuela primaria “Alex Urquiola” ensayaron coreografías, plasmaron en papel sus deseos de bienestar colectivo, elaboraron utensilios domésticos con pencas de palma real, yaguas y otros elementos naturales, liderados por sus maestras.

El resultado formó parte de las obras de Karen Macher Nesta (Perú) y Karin van der Molen (Holanda), además de quedar registrado por el lente de Michel Depatie (Canadá), artistas invitados del proyecto La Oficina. El escultor Luis R. Silva como anfitrión, convirtió su habitual espacio de creación en proyecto colaborativo de participación comunitaria. Una oficina donde las ideas se ventilan a la sombra permanente de dos matas de mango y el trabajo fluye sin trabas, encontrando rápidas alternativas ante los tropiezos del día a día.

En una extensión aproximada de 500 x 250 metros quedaron emplazadas veinte esculturas ambientales de Silva. Las formas vegetales de cada una de ellas, sean hojas, semillas, tallos, flores, logran un armónico diálogo con el entorno, sus llanuras y elevaciones, sobresaliendo el blanco de las estructuras ante el verde, los sienas y azules del paisaje. Es en el rediseño y aprovechamiento del espacio rural así como de los saberes aprehendidos de la naturaleza, donde el proyecto encuentra algunos de sus principales aciertos. Cada obra está pensada para integrarse al lugar seleccionado, lo mismo el tronco o las ramas de un árbol, que los accidentes del relieve.  

“El escultor Luis R. Silva como anfitrión, convirtió su habitual espacio de creación en proyecto colaborativo de participación comunitaria”.

Así se logró también con las obras de K. Mcher y K. van der Molen, instalaciones creadas únicamente para el espacio ocupado, que exploran el vínculo con las tradiciones, costumbres y prácticas actuales de dicho contexto. De ahí que se apropiaran de conocimientos sobre la construcción de viviendas típicas, fundamentalmente de los techos, para crear un ambiente doméstico que recibió catauros y otros utensilios propios del ajuar campesino, en el caso de la pieza de la holandesa. Por su parte, la peruana ejecutó un conjunto de tres estructuras a base de troncos de árboles cual torres de telecomunicaciones coronadas por una estrella. En las bases, mensajes de los niños en los que son recurrentes deseos de paz, solidaridad, tranquilidad, bienestar y no a la guerra. “Mejor conversar con las estrellas”, título de la pieza, ocupa espacio justo en la elevación donde los adolescentes y jóvenes del lugar suben para lograr la mejor conectividad de la zona, con 4G. Ambas propuestas realzan el valor del proceso creativo, donde la convivencia con la comunidad y la consecuente aprehensión de sus valores fue factor determinante.

La presente edición de la Bienal de La Habana ha tenido resonancias fuera del usual escenario capitalino. Foto: Cortesía de la autora

Las acciones de La Oficina comprendieron también el conversatorio “Valores naturales de los cerros cársicos de Maniabón”, realizado por el Ms.C. Carlos Miguel Peña Rodríguez, jefe del Departamento de Ecosistemas Terrestres, de la Delegación del CITMA, donde se evidenciaron las riquezas de la flora y fauna características de la región. De igual forma, se extendieron fuera de El Purial, pues en la filial de la Universidad de las Artes pudieron mostrarse las realizaciones audiovisuales de M. Depatie y de Patricius H. von Boeckel (Holanda). Si bien poseen estéticas diferentes, ambos autores revelaron similitudes, como la sensibilidad para hacer confluir la poesía, las artes visuales, la danza, en una demostración sobre la efectividad del lenguaje metafórico y su inherente carácter evocativo para transmitir inquietudes sociales, existenciales o puramente estéticas. La experiencia se extendió a estudiantes y profesores de la Academia Regional de Artes Plásticas El Alba.

La comunidad como el primer espacio de legitimación social. Foto: Cortesía de Cristian Escalona

Siendo la comunidad el primer espacio de legitimación social, la inauguración del proyecto fue oportuna para reconocer la trayectoria de Silva, con la distinción especial “Electa Arenal Huerta”, que otorga el Centro Provincial de Artes Plásticas a investigadores, artistas, promotores e instituciones con aportes significativos al desarrollo de las artes visuales en el territorio. La justifica un amplio recorrido dentro de la escultura ambiental y conmemorativa, así como una obra afincada en las raíces campesinas del artista que lo convierten en exponente audaz de los valores más auténticos de la identidad nacional.

La Bienal concluirá finalizando febrero, mas entre los protagonistas y receptores de La Oficina queda la satisfacción de haber contribuido a visibilizar un trabajo sedimentado, capaz de dialogar con experiencias frecuentes en otras zonas del orbe. Una propuesta artística con múltiples posibilidades de sostenerse en el tiempo y favorecer otras maneras de interactuar con el entorno, en beneficio de los comunitarios.