Este 27 de enero, víspera del aniversario 170 del natalicio de José Martí, la Biblioteca Nacional que lleva su nombre, como en otros aniversarios, le rinde homenaje con una exposición de pinturas, en esta ocasión, de la autoría del artista santaclareño Mario Fabelo Estrada. Bajo el título En cuerpo y alma, Fabelo Estrada nos presenta un conjunto de 12 obras cuya particularidad primera es su unidad temática y estilística. La segunda, transparentar con un colorido a ratos amable, pero casi siempre anticipador de cierta urdimbre de carácter expresionista, la sensibilidad del hombre de La Edad de Oro, el mismo que cultivara rosas blancas para amigos y enemigos.
En esta perspectiva estético-comunicativa, Fabelo Estrada se presenta entre los nuevos en Martí, como el más dado en acogerse a su ternura e intimidad, como la vía más expedita para allegarse a esa dimensión humana del Apóstol, que desanda a un mismo paso el camino de la belleza y el del sacrificio.
“Su legado literario y el ejemplo impar de su existencia tienen una actualidad tal, que es un permanente presente”.
Al igual que tantos otros artistas plásticos y gráficos relacionados con el tema martiano desde hace más de un siglo, en esta obra se pone de manifiesto una continuidad, la cual deviene verdad incuestionable: Martí es un género de la historia del arte cubano. Su legado literario y el ejemplo impar de su existencia tienen una actualidad tal, que es un permanente presente: un método de interpretación del hoy desde el ayer, un interés referencial para todo acto de comprensión y transformación de la realidad desde las contingencias propias de la vida y las motivaciones más nobles de la persona humana. En este sentido, la obra de Fabelo Estrada es un buen ejemplo. No creo errar, si digo que él se ha encontrado como pintor en su búsqueda permanente de José Martí. No es el único, ni será el último. Martí no se da tregua, ni la da. Los encuentros resultantes de esta búsqueda son los momentos de su realización más personal, los mismos que se dejan ver en cada una de las 12 obras que constituyen la presente muestra expositiva, en las que una rosa blanca se hace siempre presente como símbolo de amor y compañía.
“Esto es luz, y del Sol no se sale”, escribió Martí en el fiel de la modernidad, quizás, sin pensar que al igual que el astro rey, una vez que entramos en su vida y obra en prosa y verso, por más que intentemos salirnos, no podemos. En esta perspectiva ética y estética, todo intento honesto por hacernos a su ejemplo, es válido: reescribirlo con pinceles, interpretarlo desde su iconografía fotográfica al sentir de tendencias pictóricas establecidas y recreadas por estilos personales y de grupos, es lo que han hecho —y hacen— nuestros más notables artistas plásticos y gráficos desde inicios de la República hasta la fecha. A este noble listado viene a sumarse Mario Fabelo Estrada. ¡Enhorabuena, Mario! “¡Honrar, honra!”.