La concepción decimonónica del poeta como héroe y vidente es sustituida por la del sabio cuya misión es revelar, compitiendo con el científico, la verdadera complejidad del mundo. Por eso la poesía se vuelve “difícil”, e incorpora un fuerte elemento de racionalismo escéptico [1].  Un poco de esto y quizá de manera evidente ocurre con la poesía de Daniel Duarte de la Vega y su libro Dársenas, aparecido en 2020 [2].

Este poemario constituye, a mi modo de ver, una obra de madurez dentro de la poesía del joven autor y merece ser publicado en nuestras editoriales, para bien de la literatura y la cultura nacionales. Se pudiera decir que es un libro de presupuestos y formas arduas pero nobles. Allí se nos habla de la permanencia de los hechos y las cosas desde la filosofía donde todo se iguala, y todo es lo prístino que aparenta otro sentido, donde el lenguaje está repleto de “jirones” que no reflejan el sentir y el pensamiento del hombre. Dada su identidad un poco inaccesible, el mundo nos engaña y crea rostros, figuras y objetos que reniegan sus idénticos orígenes con un lenguaje que se queda en la aspiración de ser legítimo:

(sustituyendo vidrio por arcilla)

quizás a la manera de los indios taínos elemento
moldeable sobre el daguerrotipo asimismo y en aras
uno es hule y oficia percibe así jirones páramo del
lenguaje donde lo deseado no solo otro argumento otra
ley si debiera y en medio de la ley su veredicto después
más de lo mismo pastor rige conducta bajo la catedral
etérea tal será y semejante que se va uno exhibiendo
se va casi la res diluyéndose vil en lo que casi ¡claro!
nunca previenen sobre frasco y capricho vidrio no ha
de surgir donde vocabulario ni columpio del mundo
bajo la catedral inútil se desplaza es simplemente el
modo el yohesidosinserlo va de dux a jirones de una
época vil a lamentarla uno es otro y dirime ya que
al sembrar un árbol siembra el árbol de arquímedes
percibe así viñales páramo del lenguaje y frasco
regresar a viñales y que otra vez parezca que se ha
evadido el rumbo.

(p. 12)

“cómo el intento
se transfigura en juez
y viceversa”
(p.21)

“disípate no más” (p.24)
“fuimos
de cierta forma
lo que
se diluía”

(p. 16)

“y es el significado
arcilla
tiempo que se transforma”.

(p. 47)

“aquilatar
el eco
que persiste
en el eco”.

(p.50)

“si están hablando
en serio
tiene que ser arena”.

(p. 92)

Mostrando el carácter movedizo del sentido, del pensamiento y el devenir, y ante el lenguaje y la gramática una “fobia / de una satisfacción/ en vilo”. (p. 38) En este libro se abrazan los presupuestos del idealismo subjetivo que asume los problemas de la percepción, las diferencias entre las cualidades primarias —propiedades de los objetos— y secundarias —efecto de los objetos sobre las personas— y la importancia del lenguaje, y se refleja la resistencia de los objetos y fenómenos del mundo a una percepción certera y última. Se recrea la inobjetable incognoscibilidad del mundo con sus franjas de misterio y certeza en territorios de disipación imperceptibilidad y humo:

(anónimo de vercelli)

enséñalo
a captar
los contornos
reales
(los contornos
del mundo
sosegado)
disípate con él
hasta
desconocerlo
no preguntes
siquiera
cómo se va
entregando
y sin más
argumento
vete a escribir
un libro
sobre
la inteligencia
de las aves.
así
junto a
los árboles
él también
palidece
ante insectos
comunes
y puede
(¿por qué no?)
inocular gemidos.
disípate no más
interioriza
el libro
compuesto
por el maestro avis
en tiempos
más felices
siente
la algarabía
que proviene
del humo
(de las pausas
poéticas
de horacio)
porque nada
sabemos
sobre ciertos
períodos
donde la cacería
se hace
interminable.
obsérvalo mejor
y sin más
argumento
vete a escribir
un libro
sobre insectos
comunes.
«libera el animal:
ahí
tienes
tu premio».

(p. 23)

De esta opacidad de la percepción y del incumplimiento del deseo lo que va quedando, lo que va permaneciendo es la disipación, el humo. Según el poeta, todo conocimiento es subjetivo y relativo a su perceptor: “lo esencial a la vista no pretende ser dado […] el recodo es tan hábil que su imagen se repliega.” (p. 40); “si se está hablando en serio tiene que ser arena” (p. 93) Y prevalece la incognoscibilidad del mundo, el escamoteo, la disolución y el misterio del universo. (p. 93). De ahí la importancia que reviste para  él la fijeza, de ahí esa insistencia en la fijeza, que va ejerciendo su poder sobre el mundo, y que rápidamente se representa en la imagen poética, porque aquí se abraza la imagen, el arte, aunque nuestras percepciones nos engañen o sean inferiores a nuestra idea del mundo, aquí el sujeto se deja seducir por la imagen en un espacio donde siempre nos acompaña la gran poesía y la experiencia libresca, la fijeza con la que percibe, con la que sentimos, con la que pensamos —el sustantivo aparece varias veces en el libro p. 22, p. 32 y p. 88— porque en este autor “la resistencia del sentido tórnase aliviadero frente a las cargas simbólicas de lo real y su ilusión fonético versal” [3]:  “ofrecer de repente ante la transparencia y desaparecer” (p.14); “el ojo /  ignora / si es arcilla / o retama” (p. 47) El fruto árido de la imagen, por extensión, del arte es lo que defendemos, aunque llegue a nosotros como rumor.

“Según el poeta, todo conocimiento es subjetivo y relativo a su perceptor: ‘lo esencial a la vista no pretende ser dado […] el recodo es tan hábil que su imagen se repliega’”.

Aquí el escritor enseña sus muchas dársenas donde se ha resguardado artificialmente y ha anclado su saber, y lo ha levantado del fondo también, esos sitios donde entrego lo que llevo, y recojo todo lo que necesito a través del intercambio que crea en una realidad intermedia que llega a ser el todo. Una ciencia urde el yo ante el reflejo de la realidad. Dada esa peculiaridad en este poemario abundan los poemas de poética, donde pese a la desconfianza en nuestras percepciones, y por tanto en el signo, en las imágenes, el ser intenta confiar, lo que en él no es otra cosa que resistir, y esto ha sido desde la prehistoria del hombre:

 (quilqa)

¿ya que tanto
ha ofrecido
continúa observando
(también
presto al delito
las interpretaciones)
después
anida solo
ya de cierta
distancia
bálsamo en otredad
y lejos
de pound
como de uno
y crujía rizoma
y castellano.
¿pero quién
ha omitido
la fe
después de hidden
quién
habrá visto
formas
definidas (pensaba)
abrirse así
en la lengua?
hacia ti
se dirige
lo que
la inmediatez
y ¡claro!
aquel diálogo
irrumpe
luego dije:
aquel néctar
bajo el tigre
arquetipo
debo confiar en él
de todas formas
debo
tal y como
sería:
resistir.

(pp. 27 -28)

Y aflora una manera hermosa y mágica en que el hombre puede crear su propia y única forma de expresión:

“(philipp sollers aún)”

era
la voluntad
del sastre:
tejer
bajo la tela
una espiral
francesa
darle a la tela
tiempo
para que
se despliegue
(para que
la espiral
engendre
más que nada
su música).
era casi
el sonido
una revelación:
confeccionar
un traje
donde
el vocabulario
fuese
no solo otro
argumento
otra red
deslizada
y en medio
de la red
su resistencia.
todo
se reducía
a esto
de una forma
o de muchas
(tejer
bajo la tela):
confeccionar
un traje
donde
lo imperceptible
igual
se manifieste
ir pues
acumulando
centavo tras
centavo
(diminuta
palabra
sobre la cual
estalla
en un gesto
de amor
el movimiento).
desde
su voluntad
el sastre
se nos fue
86
convirtiendo
en un músculo
más.

(pp. 85 – 86.)

¿Cómo hacer que nuestra propia expresión sea tan fiel y auténtica como las partes de nuestro cuerpo que nos hacen vivir y nos defienden? Ascienden las pruebas de la preeminencia del misterio que están en todo el libro y en la existencia; la magia y la condición única del hecho artístico, porque como dijo Shelley la poesía es a un mismo tiempo el centro y la periferia del conocimiento: “una canción es algo que no debe aprenderse de memoria, que no debe olvidarse” (p. 80); la legitimidad, altura e independencia de todo hecho verdaderamente artístico, que inevitablemente abraza los ritmos de la naturaleza:

 (mansalva)

cuando el don
se haya ido
recuerda
su seudónimo
cuando
la percepción
implique
semejanza
de todos modos
arde
la fijeza
de góngora
y obstinado
el inerme
presume
sin saberlo.
recuerda siempre
a tientas
date
por satisfecho
cuando el aire
pregone
tu nombre
entre viñetas
o señales
domésticas
porque ya
inevitable
prevalece esa
imagen
mordiéndose
los labios:
«ese ataque
de nervios»
un reino
en evidencia
mostrará
la ceniza
rumbo será
no más
y tal vez
para nadie.
quizás
cuando adelgaces
góngora
cobre fuerza
(cuando
la percepción
implique
semejanza)
quizás
te reconozcan
heredero legítimo
pues atado
al recuerdo
prevalece
esa imagen
y ya no
volverás

a ser el mismo.
«date
por satisfecho
entonces:

tu propio
aprendiz».

(pp. 87-88 y 89)

Poema que es un “tratado” sobre la formación literaria: “cuando la percepción indique semejanza”: cuando tu arte se parezca a ti. Porque el sentido del mundo y la experiencia humana están en el lenguaje, en la comunicación, pese a que las limitaciones de su percepción desilusionen al hombre y todo sea no más “collage y cofradía”, “el lenguaje sin el cual los rumores pierden su cofradía”, y en el que nos espera siempre la belleza, el misterio. Varios poemas son viñetas o retratos de personas del mundo del arte y la literatura, ya sean contemporáneos o ya históricos. Resalta en ellos la manera guarnecida, escanciada y dichosa de ejercer la crítica literaria:

(misceláneas amén del surtidor)

confiesa que ha leído no sin cierta abstinencia y ha
vuelto a desandar sobre magenta o la fisonomía agazapada
un pulidor de objetos era el tiempo en que el
árbol discernía los frutos cauto desplazamiento conjeturas
semánticas mano que va del centro al orificio
cada elemento exige un placer refinado y segrega un
placer de esta forma y no otra emprende sino augura
y no tanto la lógica atravesar despacio el candil
o de prisa para que sedimente tan solo es observar
vierte ya sobre el árbol una sustancia anónima
vadeando el sinsentido descubríase apenas verdadero
sentido vano desplazamiento y ocre ¿cómo tener
consciencia a pesar de lo ambiguo? confiesa que ha
leído no sin cierta trifulca y ha vuelto a desandar
sobre magenta como quien discernía sedimento y
hogar.

(a R.)
(p. 91)

O las formas de ser el cubano con su proceder que guarda un tanto de manera sutil los entresijos de una filosofía:

(ritornello)

la voz del comerciante resucita o explora tanto como
la voz festiva y prevalece tiene un flujo la voz que
no suele apreciarse ni en las montañas suizas ni en
damasco las montañas incluso permanecen aisladas
por ese mal de amores que el comercio produce pero
he aquí que de un hueso hacemos una flauta tentados
por el orden damos a la distancia una definición y
nos acaudalamos la voz del comerciante resucita y
explora tanto como la flor preñada lo que el vino
produce casi por impotencia o fiebre sigue permaneciendo
tibio y prevalece pero he aquí que de verlo
hacemos camerata tentados por el coro damos a la
distancia un coro (una definición) y nos acomodamos.

(p. 46)

Los poemas en verso tienen una luz y una gracia superior a los en prosa donde la adopción de una escritura automática, la ausencia de signos de puntuación, la superposición de momentos vitales, históricos y espirituales crea un ritmo corvo y una opacidad sobre el significado. Esas maneras recuerdan la poesía de Carlos Alfonso donde “la relación con la historia, la cultura y la religión es desenfadada y hasta irreverente a ratos, propiciando la ambivalencia de la imagen en su significado […] se rezuma cierto deje hermético en lo inteligible del lenguaje y de las imágenes, como huella legítimamente heredada de quien es reconocido como un maestro de la poesía cubana: José Lezama Lima” [4].

“Los poemas en verso tienen una luz y una gracia superior a los en prosa donde la adopción de una escritura automática, la ausencia de signos de puntuación, la superposición de momentos vitales, históricos y espirituales crea un ritmo corvo y una opacidad sobre el significado”.  

Cuando hace un razonamiento abstracto de lo concreto, poniendo a prueba una filosofía, una cosmología o un élan, me recuerda vivamente la poesía de Ismael González Castañer, sin duda, uno de sus maestros, como he podido comprobar en mis estudios de un libro a otro de Daniel Duarte de la Vega.

Amén de su misterio y parsimonia el libro exhibe opacidad, lenguaje tejido con cosmopolitismo, incluso ecumenismo, y aliento filosófico. El choque entre civilizaciones y culturas aflora en estos textos donde lo uno puede ser lo otro, y se pretende adentrarse un poco más en el ser y la naturaleza humana, siempre en búsqueda de la comprensión verdadera, aunque prevalezcan presentimiento y ansia, pues como dice y demuestra el poeta “lo sagrado es la misma esencia de la vida” [5], y el lugar del arte pudiera ser más alto que el de la filosofía.


Notas:

[1] Juan José Dávila. “Breve panorama de la poesía inglesa del siglo XX” en De Hardy a Heaney. Poesía inglesa del siglo XX, UNAM, México, 2003, p. 11.

[2] Daniel Duarte de la Vega. Dársenas, Editorial Casa Vacía, Richmond, Virginia, 2020.

[3] Nota de contracubierta del libro.

[4] Marta Lesmes Albis. “Cabeza abajo”. Obras y personajes de la Literatura Cubana, T. I, Editorial Letras Cubanas, Instituto de Literatura y Lingüística, 2016, p. 68.

[5] Marguerite Yourcenar. Confesiones de Escritores. Narradores 1, Librería Editorial El Ateneo, Buenos Aires, p. 69.

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