Un programa para tomar partido

Leticia Martínez Hernández
26/2/2018

Sobre las interioridades de uno de los programas más interesantes y comprometidos de la televisión cubana, conversa Cubahora con su director Iroel Sánchez.

Confieso que llegué tarde a La pupila asombrada. Gran cantidad de programas habían pasado ya cuando una buena noche me vi petrificada ante el Che Guevara, mientras daba una entrevista a la prensa norteamericana a principio de los años 60. No era su imagen, era su voz, tan nueva para mí, y esa manera desenfadada y actualísima en la que hablaba del sempiterno tema de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. El hombre parecía estar aquí, ahora mismo.

Fue esa, creo, una de las emisiones más impactantes de La pupila asombrada y quizás la que le granjeó buena parte del público que hoy espera el programa cada jueves en la noche, un poco tarde a veces; demasiado otras, si aparecen compromisos de última hora en la televisión.

 

Materiales inéditos, interesantísimos; conducción afable, segura, sin poses; música entrañable, comprometida, ajena, por suerte, a cualquier hit parade; entrevistas enjundiosas con entrevistados que tienen tantas cosas que decir, que no hablan de planes futuros ni llevan gafas y por tanto, se les ven los ojos, incluso el alma; son las armas tremendas de La pupila.

Sobre estos asombros en nuestra televisión, marcada como todas por lo que está de moda y es tendencia, dialogó Cubahora con Iroel Sánchez, su director, quien confiesa que “más que un trabajo, es una causa, una causa vivida y soñada”.

La pupila asombrada es más que un programa ¿Cómo lo calificarías y resumirías?

Creo que es un propósito, un intento de hacer la televisión que nos gustaría ver, reconociendo sin temor que todo producto comunicacional trata de empujar la realidad hacia donde uno cree que debe ir, al menos así lo veo yo. También es una manera de poner en amplia circulación materiales que suelen pasar inadvertidos, subestimados o silenciados por nuestras manquedades o por el sesgo del canon dominante a nivel global, que influye mucho también entre nosotros, materiales que aun estando disponibles en la red de redes pueden estar censurados por la inundación de productos repetitivos de lo que privilegia la industria cultural que es lo que el mercado dicta.

En un inicio se trasmitió los sábados en el  Canal Educativo 2. Desde hace algún tiempo “saltó” a Cubavisión, pero sigue siendo tarde en la noche ¿Qué consideraciones tienes sobre el horario en que se trasmite actualmente?

Realmente comenzamos a salir al aire los domingos 5.15 p.m. por el Canal Educativo 2, después jueves 7p.m. durante el verano, hasta llegar a los sábados en la noche. Desde septiembre del año 2016 pasamos para Cubavisión los jueves tras concluir la telenovela, pero muy pronto se fue desplazando el horario hacia algo más tarde y hace muy poco regresamos al inicial. La televisión tiene un paradigma de programación en que tal vez sea un poco difícil colocar un programa como La pupila asombrada que no se ajusta a las clasificaciones tradicionales y cuyos contenidos no son lo que se acostumbra a llamar “más populares” y más bien se propone ir a contracorriente de esos cánones, creo que sería un problema programarlo en cualquier televisora del planeta.

En Cubavisión ese paradigma —que parte de los hábitos cultivados en el público durante mucho tiempo— parece  tener establecido que a las 8.30 p.m. debe haber un humorístico o un musical, seguido de una telenovela, lo que destina otras propuestas menos convencionales o de más valor cultural para tarde en la noche; a mí también me gustaría ver más temprano espacios como La séptima puerta o Nota a nota, pero tal vez se piensa que es riesgoso con respecto a lo que esperan las audiencias. Nosotros no vemos mal el actual horario. Ya hay un público que busca y espera el programa, aunque, claro está, si fuera más temprano, o menos tarde, lo verían más personas.

La conducción de Karen Brito da un estilo diferente, en su voz La pupila se apropia de una naturalidad única, ella se aleja de los cánones diseñados para presentadoras de televisión. ¿Cómo logran ese trabajo? ¿Se implica ella también en el guion y producción del programa?

Cuando nacía la idea del programa, pensé en Karen porque necesitamos, más que una persona de imagen agradable, que ella la tiene, transmitir convicción, alguien que se crea lo que está diciendo, que muestre que no hay doblez en ella. Eso es clave cuando empleas un lenguaje que acude de manera recurrente a la poesía y que no teme utilizar palabras que no son habituales en la televisión como “capitalismo” o “comunista”. Se requiere alguien que esté en condiciones de transmitir eso con coherencia al público y ella lo ha hecho, como dices, con naturalidad, sin la solemnidad innecesaria de la que tanto hemos abusado. Karen aporta mucho, junto a nuestro director de televisión Mixael Porto, sobre todo en la puesta en escena, en cómo llevar lo que dice el guion de la manera más efectiva a los televidentes. Luego, ese discurso se completa con lo que ponemos en las pantallas de la escenografía y en lo que transmite la musicalización que hace nuestro sonidista para que la dramaturgia que concebimos logre su efecto en el espectador.

Es muy difícil que alguien te asimile un comentario en televisión que sobrepase tres minutos, menos los jóvenes educados por el videoclip, por eso concebimos la entrevista muy breve para presentar los materiales, que tampoco deben tener secuencias de más de cinco minutos, y entregamos los audiovisuales completos en una carpeta que distribuimos en los Joven Club. Eso obliga a tener una conductora que pueda dialogar con frescura y atrapar para el televidente las esencias de lo que proponen sus interlocutores en temas tan diversos como pueden ser la historia, la tecnología, la música o el cine, aunque siempre el punto es el mismo: situar todo eso en un contexto social sin el cual no habría existido.

Iroel Sánchez director de La pupila asombrada
 Iroel Sánchez, director de La pupila asombrada. Foto: cronicon.net
 

¿Cómo seleccionan los materiales que pondrán en La pupila?

De modo general partimos de tres fuentes para concebir el programa: un material valioso pero poco conocido que hemos encontrado en Internet, que alguien nos ha hecho llegar, o que forma parte de lo que los miembros del colectivo conocen en relación con el tema. Así han surgido los programas con las entrevistas de Fidel y el Che que tanto impacto han tenido, o el programa sobre los Chicago Boys. Internet en particular es como un océano donde flota mucha basura mientras el oro suele estar hundido en las profundidades y es uno de los objetivos de nuestro programa estimular una cultura sobre ello. Fidelito Díaz Castro y yo —como parte del trabajo entre guionista y director— constantemente nos estamos enviando información de materiales que vamos encontrando, aunque no vayamos a emplearlos de inmediato sabemos que serán útiles en el futuro.

También a través del acceso a una persona que al entrevistarla nos puede aportar nuevas aristas sobre un tema, como ha sucedido con Rosa Cañete sobre la desigualdad, con Paco Ignacio Taibo II acerca de las batallas culturales de América Latina, o con Pascual Serrano sobre la propiedad de los medios de comunicación, entre otros, sumando las miradas siempre reveladoras de Fabián Escalante sobre la historia más reciente de Cuba y América Latina en su relación con Estados Unidos.  

O un acontecimiento o figura que sabemos muy probablemente no van a ser recordadas como merecerían, como el centenario de Sindo Garay, o los 250 años de publicado El capital. También buscamos en fechas que sabemos sí van a ser recordadas, aspectos que constituirán hallazgos para los televidentes, como en el caso del centenario de la Revolución de Octubre y los estereotipos sobre la URSS, o el que dedicamos a Martí y su canción El proscrito.

Alrededor de eso como centro circulamos los temas, que se pueden enriquecer con aportes del colectivo, entonces investigamos más en Internet, buscando materiales que los complementen, también en las bibliotecas de Fidelito y la mía y en el tremendo archivo musical que tiene Fide, además de la memoria de Omar Valiño sobre el cine, y vamos armando la idea.

El “salto” a Cubavisión impuso nuevos retos al programa, a partir de una audiencia mucho mayor. ¿Cuáles son esos desafíos? ¿Crees que es una etapa diferente o quizás superior?

No nos lo hemos planteado de ese modo, tratamos de hacer cada programa como si fuera el último, se transmita por donde se transmita, aunque somos conscientes de que ahora, al salir por el primer canal de la televisión, hay mucha mayor audiencia. De hecho, hay algunas emisiones que hemos retransmitido y ya habían salido al aire solo por el Educativo 2 que han funcionado como nuevas. Sí hicimos un salto en la factura cuando pasamos a producirlo con los Estudios de Animación del ICAIC, más cercano a la idea original que teníamos del programa, cosa que las posibilidades tecnológicas no nos permitían antes; pero eso fue casi con un año de anterioridad a empezar a salir por Cubavisión. Sí es cierto que, a mayor audiencia, mayor responsabilidad, y claro que no es lo mismo el actual horario que los anteriores, aunque me asusta un poco que complazcan a los que piden nos pongan a las 8.30 p.m. por Cubavisión, porque serían muchos más ojos pendientes de un espacio que está concebido más que para gustar, para hacer pensar y movilizar sin dejar de seducir.

¿Se ha realizado algún estudio de audiencia? Al menos los comentarios que van llegando son muy positivos, ¿lo crees así?

Varias veces hemos pedido a la Televisión estudios de audiencia y tal vez estén disponibles, pero no los recibimos. Empíricamente percibimos aceptación y gusto por lo que hacemos pero no sabemos las magnitudes, aunque tampoco aspiramos a que nos vea todo el mundo. Inicialmente nos planteamos un público meta entre jóvenes profesionales y estudiantes universitarios de años superiores con inquietudes culturales y políticas, descubrirles una ventana a un universo que generalmente está a contracorriente de lo que reciben de la oferta comunicacional, aunque entre quienes nos sorprenden comentándonos sobre el programa en la calle también hay muchas personas que no son jóvenes ni graduados universitarios, pero nos manifiestan sensibilidad y compromiso.

El programa tiene una especie de axioma: “Para vivir y soñar”. ¿Se vive y se sueña haciendo La pupila? ¿Es el programa de tu vida, de tus sueños?

Decía Gramsci que quien no toma partido, no vive, que la indiferencia y la abulia son parasitismo, son cobardía, no vida. La pupila asombrada es un programa que ve la vida como tomar partido, toma partido todo el tiempo y de alguna manera se parece a quienes lo hacemos. Creo poder decir a nombre de quienes lo hacemos que más que un trabajo, es una causa, una causa vivida y soñada. Como preguntas por lo que es para mí en lo personal, te digo que todo lo que se hace con honestidad y pasión nos compromete y se funde con nuestro proyecto de vida. Me ha sucedido antes con la reanimación y crecimiento de la Editora Abril, o la Feria del Libro, después de los años más duros del Periodo Especial, en la fundación de espacios como La Jiribilla o EcuRed, o mi blog La pupila insomne que dista de ser solo mío, esos proyectos pasaron de ser sueños a ser parte inseparable de la vida de quienes nos implicamos. Con La pupila asombrada no será diferente.

Fuente Cubahora