Un modelo propone Andante
26/8/2019
Desde todas partes de Cuba llegan noticias de Teatro Andante. En el inicio del verano recorrieron buena parte del país y pasaron por La Habana durante el Aquelarre. Desde Bayamo se mueven por toda la provincia Granma, y en los últimos días por las comunidades de la Sierra Maestra. Es algo habitual en sus más de 25 años de trayectoria, liderado siempre por Juan González Fiffe.
El caballo de batalla de este periodo ha sido El modelo, ideado por Fiffe, una puesta que renuncia a las salas, a veces más callejero, en otras más acotado a patios o interiores. Interesante para la senda de esta especialidad entre nosotros, porque también rehúye de contar una historia y procede de un modo más conceptual.
Mediante un participativo intercambio con el público, sin cuya implicación directa no habría espectáculo, se ponen en solfa los estereotipos de belleza construidos por Occidente a lo largo de la historia y anidados en los comportamientos cotidianos actuales, incentivados por el marketing global.
Un concurso internacional de artes plásticas cuyas pautas se ofrecen a través de carteles a la manera del viejo cine silente. Por el caballete, en medio de la escena, desfilan reproducciones de archiconocidas obras del arte universal hasta llegar al arquetipo, el David, de Miguel Ángel. Entonces se desata la caza de un modelo entre el público. En el hiato entre el modelo “oficial” y el espectador que le colocan al lado, que también puede ser un Cristiano Ronaldo en calzoncillos, nace un humor que atraviesa todo el montaje para conducirnos al reconocimiento de otros “modelos” de belleza, las nuestras, la de cada uno.
Cinco actrices asumen estos roles con base en el clown. Adis Nuvia Martí, Mileydy Jiménez Fiffe, Marilis Aguilar, Dailín Anaya y Claudia González Martí son todoterreno. Ellas, de dos generaciones ya, encarnan Andante, su modo de hacer. Aquí sus llamativos vestuarios rómbicos nos avisan sin escollos sobre una condición teatral y notifican, a su vez, otro paradigma estético, quizás las gruesas bellezas de un Botero.
En su transcurso, El modelo podría revisar ciertas reiteraciones cansinas de la música y ganar agilidad y vida en los cortes entre escenas, si bien algunos dependen en determinado grado del diálogo con la vivacidad de los espectadores.
Como ya dije en otro texto sobre ellos, pienso en Andante y me veo fascinado ante los delfines que saltan gozosos al lado del barco que bojea, con el teatro, la costa sur de Cuba. O me veo subiendo el Turquino de su mano. O en las montañas de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa. O en las Jornadas de Teatro Callejero en Matanzas o en mil sitios más, porque la agrupación lleva un nombre bien puesto, nada superfluo, al que rinden culto diario sus integrantes. Por todas partes. Con disposición infinita. Sin cansarse. Labrando caminos. Formando gente a cada lado. Trabajando para los demás sin pedir nada a cambio. Abrigando eventos. Acogiendo amigos. Soñando futuros.
Su extrema coherencia es tanta que es ya estilo. Más de un cuarto de siglo a cuestas. Un teatro tosco, popular, artesanal, siempre musical, de estructural intercambio con el público y al servicio de este donde más lejos. Un nicho. Un soplo. Una comunidad. Un círculo apretado de profesionales, de artistas, de amigos. Una esperanza.