En la primavera del ’95 en ciudades estadounidenses como San Francisco, Oakland y Berkeley se realizaron una serie de clases y conferencias sobre la música popular cubana que por primera vez ponía en contacto directo a estudiantes de la costa oeste de ese país con la riqueza sonora de la isla.

El éxito de esos tres meses frente a cientos de muchachos interesados por el sonido de un tambor o de un tres, fue gracias a la preparación y el interés de la musicóloga y pedagoga Dra. María Teresa Linares Savio (1920-2021) quien me exhortó a no perder, bajo ninguna circunstancia, aquella oportunidad. Teté asumió de manera rigurosa y desinteresada toda mi preparación pues sabía a ciencia cierta el significado de aquel cometido.

A partir de entonces los lazos alumno-maestra empezaron a profundizarse hasta su fallecimiento. Entre tantísimos temas analizados durante años aprendí sobre la “jondura” entre la música española y la cubana, lo que me sirvió para entender a otro mundo “gemelo” al nuestro: el arte flamenco. [1]

Trece años después comprobaría en primera persona que aquellos encuentros con María Teresa, definitivamente, no cayeron en saco roto.

Una Bienal del Flamenco

En mayo de 1979 la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas propuso la creación del Congreso de Actividades Flamencas que contó con la participación y ayuda de varias personalidades del arte y la política. Un año después, en abril de 1980, nacería la primera Bienal de Flamenco de Sevilla.

Desde entonces y aunque no hay constancia de la participación directa de artistas cubanos, géneros como la rumba y la habanera, incluidos en los llamados cantes de ida y vuelta, así como textos que hacen alusión a la isla sí han permanecido en el reportorio de los más importantes cantaores como el recordado Chano Lobato (1927-2009), uno de los máximos exponentes de esos cantes. El conocido tema La negra Tomasa de Guillermo González Fiffe nos demuestra, entre tantos ejemplos, la conexión de ambas culturas.

En 2008 se realizó la XV Bienal de Flamenco de Sevilla que reunió a conocidos artistas como José Mercé, Enrique y Estrella Morente, Diego Carrasco, Mayté Martín, Sara Baras, Javier Varón, Diego Amador, Israel Galván, entre otros. Fue, en el plano profesional, mi primer acercamiento al arte flamenco en todas sus variantes, y frente a sus cultores más puros y de avant-garde lo mismo en escena que en conferencias de prensa, coloquios impartidos por otras universidades relacionados con la estética musical del flamenco y el baile flamenco en general.

El arte flamenco tiene como base fundamental el cante, la guitarra y el baile y, por consiguiente, la Bienal es una especie de “escaparate” que agrupa tanto a artistas noveles como a consagrados .

Gracias al curso académico que ofreció esta Bienal ingresé en la Universidad de Sevilla en el primer programa de doctorado de flamenco, un acercamiento multidisciplinar a su estudio, coordinado por el Departamento de Antropología Social. Ese también fue otro resultado de María Teresa Linares, de su colosal magisterio y de las investigaciones sobre la influencia de la música ibérica… en la nuestra.

De regreso a Sevilla

A lo largo de dieciséis años y con la creación del Proyecto Etnovisual AfroKuba fruto de investigaciones etnomusicológicas que vinculan a la rumba cubana con la flamenca y catalana, respectivamente, volvimos a la capital mundial del flamenco, el sitio que fue mi punto de despegue.

Entre septiembre y octubre de 2024 se desarrolló la Bienal del Flamenco en su edición 23. Desde la gala inaugural titulada Caudal, con la participación de figuras tan relevantes como Tomatito, Miguel Poveda, Israel Fernández, Aurora Vargas, Farruquito, Diego del Morao, José del Tomate, David de Arahal, Antonio Sánchez, Paquete y Piraña, se vaticinaba lo que vendría en los siguientes días.

La bailaora y coreógrafa Eva Yerbabuena presentó su espectáculo Solo a Sevilla.

Es importante destacar que el arte flamenco tiene como base fundamental el cante, la guitarra y el baile y, por consiguiente, la Bienal es una especie de “escaparate” que agrupa tanto a artistas noveles como a consagrados, todos reconocidos por la calidad de sus proyectos que llegan a este evento después de un riguroso proceso de selección.

No es posible resumir en un espacio tan breve cada una de las noches únicas que ofrecieron los organizadores de la Bienal al público, pero sí hacer referencia a algunos de los que pude disfrutar, como es el caso de la bailaora y coreógrafa Eva Yerbabuena y su espectáculo Solo a Sevilla, donde en cinco partes demuestra que la transformación contínua es una morbosa provocación que no solo existe, sino que además le da sentido a todo.

La icónica cantaora Esperanza Fernández incluyó en su repertorio, entre otros cantes de ida y vuelta, una guajira y guajira por bulerías.

El flamenco refleja como casi ninguna otra expresión artística, la diversidad e intensidad de la vida, las emociones más profundas del ser humano y en él la improvisación y el duende se mezclan en un torrente de creatividad. Así quedó demostrado en la presentación de la icónica cantaora Esperanza Fernández en cuyo repertorio incluyó, entre otros cantes de ida y vuelta, una guajira y guajira por bulerías.

Una de las artistas más consolidadas y de más notable presencia en el mundo del flamenco es la cantaora María López Tristancho, conocida como Argentina. Su voz limpia, clara, redonda, de extenso recorrido se hizo notar durante esta Bienal en un concierto titulado Sonoridad “M” (1842-2024), donde combinó malagueñas, martinetes, siguiriyas, fandangos y tangos con sabor a Cuba. A propósito, el año pasado la onubense se presentó en la capital cubana con el espectáculo Idilio en La Habana. Flamenco y son cubano, exhibido en el contexto de la semana cultural de España en Cuba.

Una de las artistas más consolidadas y de más notable presencia en el mundo del flamenco es la cantaora María López Tristancho, conocida como Argentina.

Participar durante casi un mes en galas, peñas, recorridos, exposiciones, presentaciones de libros…relacionados con el flamenco, donde diversas instituciones se ponen en función del evento, deja en quien escribe la añoranza de poder realizar en Cuba un espacio similar donde la rumba cubana alcance la posición que amerita.

A pesar de los espacios ya creados en todo el país que reverencian al género, una Bienal de la Rumba Cubana no debe ser solo una utopía y lo que sucede en Sevilla nos puede servir de inspiración.


Notas:

[1] El flamenco y la rumba cubana fueron declarados Patrimonios inmateriales de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en noviembre de 2010 y noviembre de 2016, respectivamente.

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