Un catálogo retrospectivo

Rubén Ricardo Infante
28/8/2020

Como parte de la estrategia de promoción que lleva a cabo el sello ArteCubano Ediciones, el pasado 11 de enero fue presentado el catálogo Abstractivos, resultado de la exposición que realizó el artista Pedro de Oraá a raíz de que se le entregara el Premio Nacional de Artes Plásticas.

Fotos: Internet
 

Abstractivos se nombró esa exposición que en el 2016 ocupó el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes. En el propio museo fue presentado el catálogo con las palabras de los críticos Rafael Acosta de Arriba y Virginia Alberdi.

Acosta de Arriba rememoró una frase de Oraá incluida como exergo en el texto “Pedro de Oraá: Restructurando el espacio”, publicado originalmente en la revista La Gaceta de Cuba y que se incluye en este catálogo: “Considero que la abstracción está viva. Tiene una vigencia extraordinaria y tiene que ser así porque es la experiencia más original del arte del siglo XX”. Para el ensayista, esta es una afirmación audaz, debido a que la abstracción y el concretismo en el arte son una especie de núcleo duro del pensamiento de las artes visuales más recientes.

En los últimos años se han realizado importantes exposiciones de arte abstracto cubano en Londres y Nueva York, lo que confirma la relevancia de esta corriente artística. Hecho manifiesto en el caso cubano, con la concesión del Premio Nacional a este artista de larga trayectoria en el devenir de las artes visuales de la Isla.

En sus palabras, Acosta de Arriba insistió en una idea que debe ser materializada cuanto antes: la obra de Pedro de Oraá necesita de un libro, un texto antológico, donde se pueda reunir toda la producción de este artista, todas sus obras y algunos textos cardinales sobre su poética. Mientras tanto, este catálogo ―que corresponde a una excelente exposición realizada en el Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes—, va siendo un antecedente.

 

Junto al texto de Acosta de Arriba, el catálogo incluye las valoraciones de Gerardo Mosquera: “Oraá: ¿Figurativismo? ¿Abstraccionismo?”; de Beatriz Gago: “Reversos de lo abstracto”; y de Virginia Alberdi: “Abstracto ma non troppo”. Estos autores coinciden en que la obra abstracta de Pedro es de lo mejor que ha producido el arte cubano en los últimos tiempos.

Según el criterio del autor de Conversaciones sobre arte (ArteCubano Ediciones, 2018) se demoró un tiempo largo el reconocimiento a su obra, pero finalmente le fue concedido este premio. Porque Pedro es, además de un gran artista, una especie de memoria viva del arte cubano, porque ha sido protagonista y, al mismo tiempo, cronista de las últimas seis décadas.

“Esta exposición no fue para nada un cierre o despedida de la obra de un artista, es la prueba de un artista joven, fresco, lleno de vida y de proyectos”, así concluyó Acosta de Arriba su presentación.

Por su parte, la curadora y crítica Virginia Alberdi confesó que fue un gusto trabajar en esta obra, junto a un equipo de personas, entre ellas, Sonia Almaguer. Porque Pedro nos enseñó a editar, a diseñar…, disfrutamos mucho lo que estábamos haciendo, teníamos plena conciencia de que era un catálogo-libro. Las exposiciones son muy buenas, pero cuando pasan, la memoria es el catálogo.

 

El artista agradeció a los presentes y a los que intervinieron en la realización de este proyecto: “Este catálogo es una obra retrospectiva, aproveché la posibilidad de la exposición realizada en este museo para pensar un proyecto mayor. Pienso que ha sido una distancia provechosa, porque se ha visto enriquecido con señalamientos muy atinados de personas que conocen mi obra”.