¿Cómo usted definiría con pocas palabras qué es Timbalaye? Y sin preámbulos, Ulises Mora, presidente del Comité Organizador de este evento que ciertamente cala hondo en las raíces de la cultura cubana, dijo en exclusiva “Timbalaye es cubanía. Es sentimiento de identidad. Es la búsqueda de la emoción que existe en nuestras raíces. Es una gran fiesta caracterizada por el sentimiento profundo que nos une a todos”.

El espíritu de la Rumba va muy dentro del alma y el cuerpo de todos y cada uno de los cubanos.

Justo esa gran fiesta, reconocida como Festival Internacional Timbalaye “La Ruta de la Rumba”, dio inicio en su decimosexta edición el 18 de agosto con el homenaje a dos pilares esenciales en la forja de nuestra nación e identidad, Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria y Eusebio Leal, eterno Historiador de la Habana. Ante sus estatuas, en el Centro Histórico de la capital, fueron colocadas sendas ofrendas florales tributadas por los integrantes del encuentro y una representación de las agrupaciones folclóricas participantes en el certamen.

Como parte de la jornada inaugural se celebró igualmente, en el Museo de la Ciudad, un coloquio internacional en el que prestigiosos especialistas abordaron, entre otros, temas relacionados con la presencia del legado africano en la cultura cubana y su influencia directa en la formación de nuestra identidad. Asimismo, conmovió a los asistentes a la inauguración el sonido de una clarinada mambisa y los toques ancestrales de los tambores batá acompañados por cantos y bailes yoruba.

“Timbalaye es cubanía. Es sentimiento de identidad”. Foto: Tomada de Timbalaye en Facebook

Dedicado a los cabildos de nación, a las casas templos, al aniversario 30 del programa “La Ruta de las personas esclavizadas” y a resaltar la labor realizada por la Fundación Fernando Ortiz en coordinación con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para romper el silencio en torno a la esclavitud, el Festival Internacional Timbalaye “La Ruta de la Rumba”, extenderá sus acciones hasta regiones intrincadas del país. Al decir de su presidente, “desde Pinar del Río hasta Guantánamo. Con momentos importantes en provincias como la propia Pinar del Río, Matanzas y en la región oriental, donde es manifiesta la herencia cultural legada por nuestros ancestros de la hermana tierra africana”.

Un amplio programa cultural distingue esta nueva edición de Timbalaye, y entre sus principales actividades destaca un evento teórico que incluye conferencias y clases magistrales. Sobresalen también las visitas a lugares históricos, encuentros en áreas urbanas y rurales, presentaciones de libros, expoferias culturales, espectáculos artísticos, recorridos por sitios patrimoniales, desfiles. Y una vez más vuelven a ser las plazas, teatros, casas de cultura y museos de los barrios y ellos en toda su extensión, el escenario principal de Timbalaye. “Es en los barrios —aseguró Ulises Mora— donde coexisten las expresiones populares más auténticas y los elementos necesarios para preservar los patrimonios vivos, además de las bases para la transformación social”.

Para Ulises Mora, presidente del Comité Organizador, el evento se define como cubanía e identidad. Foto: Tomada de ACN

Y precisamente a solo pocas horas de su inauguración, el 19 de agosto, Timbalaye con su proyecto “Viviendo en los barrios”, llegó a uno de los más emblemáticos de la capital: Pogolotti, considerado el primer barrio obrero de Cuba y donde, tanto como en Guanabacoa, se resguardan las tradiciones cubanas y los cultos sintéticos más ancestrales.

El recorrido por este barrio perteneciente al municipio Mariano comenzó en la casa templo de Bárbara de las Mercedes Valdés Calderón, heredera cabal de la religión yoruba, “que es un preciado regalo que me legaron mis padres y abuelos” y que a su vez ella ofrece cotidianamente a sus más de cien ahijados.

Quienes visitaron Pogolotti vivieron un momento singular cuando un niño de seis años representó a Elegua. Foto: Tomada de Timbalaye en Facebook

En ese sitio, engalanado con objetos y ofrendas alegóricas a las deidades africanas, se presentó a los visitantes Elegua, quien vistiendo todos sus atributos demostró las habilidades danzarias que Carlos Antuan Olivares, de seis años de edad, ha adquirido en la Casa de Cultura de Marianao.

Presidido por representantes del Gobierno, de varias instituciones culturales y numerosos vecinos de la localidad, el recorrido continuó por el corredor cultural Pogolotti, donde pudo apreciarse la labor de conservación de tradiciones e historia de la zona, compilada en múltiples imágenes y documentos. Entre ellos el texto Kele Kele, de la reconocida escritora cubana Exilia Saldaña, en el cual, junto a otros temas —resultado de acuciosas investigaciones—, la autora incluyó un vocabulario de 3 000 palabras en lengua yoruba.

La marcha se detuvo finalmente en el parque El Mambí, donde la primera actividad fue la colocación de una ofrenda floral ante el monumento erigido a la memoria de los tres mambises, hijos de Pogolotti, que perdieron sus vidas en nuestras gestas independentistas.

“La Ruta de la Rumba” también llegó hasta el barrio habanero de Romerillo, en el municipio de Playa. Foto: Tomada de Radio Enciclopedia

La ocasión resultó propicia de la misma manera para reconocer la labor desarrollada y los valiosos aportes a nuestras tradiciones del rumbero y promotor cultural Juan Cárdenas Chang, quien recibió de manos de Ulises Mora un diploma otorgado por el Consejo Nacional de Casas de Cultura y el Comité Organizador del Festival Internacional Timbalaye.

Por último, tradiciones danzarias, musicales y espirituales de Pogolotti y de Cuba en general tomaron la calle y en un escenario abierto, colmado de un público de todas las edades, la legendaria pareja de Luisa Herrera y Mario Gali, ganadora del Gran Premio en el Festival Internacional del Danzón celebrado en Matanzas el pasado año, mereció una larga ovación. Al igual que todas las interpretaciones de las populares agrupaciones músico-danzarias Ireyosu y Alafin de Oyo, que unidos a artistas aficionados y profesionales del barrio recorrieron las calles de Pogolotti en una demostración genuina del carácter aglutinador de la rumba, merecidamente reconocida Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Acciones significativas del programa de la decimosexta edición de Timbalaye, tuvieron lugar igualmente en el barrio Romerillo del municipio Playa.

En esa jornada, que tuvo como principal escenario la Casa de Cultura de esa localidad habanera, el Maestro Domingo Pau impartió una clase magistral sustentada en su vasta experiencia como primer bailarín y coreógrafo del Conjunto Folclórico Nacional. Más adelante la compañía folclórica Okantomí, dirigida por el propio Pau, acompañada por estudiantes de la Escuela Nacional de Danza, deleitaron a los asistentes con un hermoso y emotivo espectáculo artístico.

Este año el Festival comprende numerosas actividades en otras provincias. Foto: Tomada del Facebook de Casas de Cultura de Pinar del Río

Asimismo formaron parte de esta cita cultural el espacio “Se baila a los orishas” y las demostraciones de vestuarios y danzas folclóricas típicas de la religión yoruba, entre otras presentaciones artísticas a cargo de líderes religiosos de distintos cabildos y casas templos radicadas en la localidad.

De la mano de su proyecto de desarrollo local “Viviendo en los barrios”, cuyo objetivo primordial es promover estrategias desde los barrios para crear conciencia sobre la importancia del legado africano en la cultura cubana, Timbalaye llegará también a otras muchas comunidades a lo largo y ancho del territorio nacional para regresar, cargado de enriquecedoras experiencias, nuevamente a La Habana.

En la capital tendrá lugar su clausura el 31 de agosto. Al propio tiempo, esta ciudad será protagonista de la culminación de las actividades que se desarrollaron en todo el país con motivo de la etapa estival. Subrayó Ulises Mora “que la clausura del Festival Internacional Timbalaye ‘La Ruta de la Rumba’ se convertirá en una gran fiesta popular”.

Y como epicentro de esa gran fiesta fue escogido el emblemático barrio de Jesús María, en La Habana Vieja, cuyas legendarias calles acogerán un colorido desfile en el que agrupaciones folclóricas y comparsas darán fe de que, justo por su arraigo, la rumba es inmortal. Su espíritu va muy dentro del alma y el cuerpo de todos y cada uno de los cubanos.

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