Un Aire de luz contra viento y marea

Karel Leyva Ferrer
4/10/2019

Aproximándose a sus tres lustros, el espacio para el diálogo poético Aire de luz, que conduce cada primer jueves de mes la poeta, periodista e incansable promotora Basilia Papastamatiu, es un ejemplo no solo de constancia, sino de acertada selección para la difusión de valiosos autores. Este 3 de octubre de 2019 fueron protagonistas Giselle Lucía Navarro, ganadora de la reciente edición del concurso David de la Uneac, y Milho Montenegro, autor multiganador de premios en certámenes nacionales de poesía.

Giselle Lucía Navarro. Foto: Facebook
 

Apostando por un discurso multifocal que viaje desde el margen social al numen personal, del trascendente discurso que busca fijar las pautas, el camino para fundar, hasta las cosas de la cotidiana hechura de las cosas; logrando una sinergia interesante, algo que siempre agradecen los amantes de la poesía y los que apenas inician sus acercamientos al género. Milho, quien además se desempeñara como psicólogo en algún momento de su carrera profesional, confiesa que nutre parte de su poesía con las experiencias recibidas de entre los grupos de mayor exclusión social que tuvo la suerte de tratar, algo que a su entender le aporta a cualquier obra creativa un peso dramático importante. Giselle apuesta por la socialización de la obra lírica en todas las plataformas y espacios posibles, además de los soportes de publicación tradicionales que, sin duda, siguen siendo un modo importante de dar a conocer la obra de los poetas.

Milho Montenegro. Foto: Internet
 

Darle un impulso a las carreras de muchos creadores de manera ininterrumpida, primero en el palacio del Segundo Cabo, luego en la librería Fayad Jamís y ahora desde el Centro Cultural Dulce María Loynaz, desfaciendo entuertos y visiones sesgadas, que colocan a este arte como rara avis en el mundo de la ciberinconciencia, el paroxismo estético o la futilidad creativa de un país que ha heredado y fundado caminos para la poesía a este lado del amor y de las aguas. Sin duda la apuesta de Basilia ha dado sus frutos y, con mayor o menor afluencia de públicos, siempre es un privilegio recorrer sus aires de luz con rostro y voz de país.