Tremendo nivel

Emir García Meralla
7/4/2017

Una de las primeras tareas emprendidas en los años 60 por el naciente Estado revolucionario fue la de llevar la cultura y la educación a todos los sectores de la sociedad cubana. En 1961 Cuba era declarada como país libre de analfabetismo y ese mismo año la Imprenta Nacional, que dirigía el escritor Alejo Carpentier, hacía una impresión masiva de la obra Don Quijote de la Mancha, del español Miguel de Cervantes.

Desde aquel momento comenzó una larga carrera editorial en el país que puso en manos del hombre común lo mejor de la literatura mundial de todos los tiempos. Fueron millones de libros y decenas de títulos los que salieron de las rotativas cubanas en los 60; y ainicios de los 70 no sería menos. Sin embargo, el nivel de escolaridad del país era bajo y no llegaba al sexto grado; muy a pesar de que era común encontrar en las calles a las personas con un libro bajo el brazo o leyendo en cualquier lugar.

Se imponía trabajar para elevar el nivel educacional del pueblo, sobre todo ahora que el acceso a todos los niveles de educación era gratuito y universal; y que se trabajaba en pos de industrializar la nación. Se necesitaba profesionales en todas las ramas de la ciencia y la técnica, y se imponía comenzar a eliminar el carácter empírico que predominaba en algunas profesiones y oficios. La luz del saber se debía extender cuanto fuera posible.

De la noche a la mañana en esos años 70 aparecieron las Facultades Obrero Campesinas (FOC) en todos los lugares en que fuera posible y se comenzaron a formar especialistas en aquellas disciplinas de la educación que ayudaran al completamiento y ejecución de los planes de estudios trazados.Alcanzar el sexto grado fue la nueva meta de la Revolución; y como todo acontecimiento relevante en la vida cubana desde siempre, tuvo su reflejo en la música y en los músicos cubanos.

Para la formación académica de aquellos músicos populares se abrieron los Centros de Superación y los Conservatorios organizaron planes especiales de estudios; algunos de ellos diseñados por figuras de la talla de Odilio Urfé, quien comprendió la importancia de esta tarea y su trascendencia para la vida musical cubana del presente y del futuro.

Entre los profesores convocados se encontraban Rafael Lay, Richard Egües, Tony Taño, Adolfo Guzmán, Rafael Somavilla, Félix Guerrero, entre otros ilustres nombres de la música y la pedagogía cubana. Los beneficiarios de estos programas de estudio, en su mayoría, eran músicos dedicados a los ritmos populares y que en algunos casos fue la necesidad la que les impuso el oficio.

Y como estábamos en plena tarea de formación y tener un certificado que acreditara el esfuerzo por superarse de todos los compatriotas, se hizo necesaria una guaracha o un sonque reflejara el espíritu y la importancia de esta tarea.

Algunos compositores se involucraron en el asunto con mayor o menor fortuna; pero las creaciones más conocidas que reflejaron el ánimo y los esfuerzos en que estaba involucrada la nación, vinieron de manosde la Orquesta de Pancho “el bravo” y la de los Hermanos Izquierdo.

La orquesta de Pancho“el bravo” había ganado notoriedad en los años 60 cuando intentó imponer entre los bailadores el llamado ritmo “tira/tira”, que no fue más que un híbrido de música cubana con aires del rock y otras músicas sajonas del momento; algo muy parecido a lo que en la ciudad de New York y en la costa este de los Estados Unidos llamaron el Boga Low los músicos latinos. Y aunque el “tira/tira” no tuvo larga vida ni seguidores, la popularidad de estos músicos les permitió aportar su tema jocoso cuando se emprendió la campaña por elevar el nivel educacional de los cubanos.

Pero correspondió a la orquesta de los Hermanos Izquierdo escribir y difundir el tema que más reflejaría el espíritu del momento y cuyo estribillo —hoy le llaman coro—se convertiría en la frase clave de este momento: “…tremendo nivel…”. No se trataba solamente del asunto educacional, la frase encerraba mucho más para los habitantes de esta isla en esos años. El nivel al que se comenzaron a referir implicaba, además, una condición tanto en la vida personal como profesional. Recibir un aumento de salario, adquirir un efecto electrodoméstico, ser atendido por un médico importante, ocupar un cargo de cualquier tipo y hasta tener una novia hermosa; eran causas para que alguien acuñara la frase más popular en esos años.

No terminaría el primer lustro o quinquenio de la década cuando la meta de que todos tuvieran el sexto grado estaba a punto de alcanzarse, y el llamado fue a que se llegara al noveno.

Pero para ese entonces otros acontecimientos y eventos comenzaron a acaparar la atención de los cubanos y los músicos no dejaron de reflejarlos. La vida habría de continuar y se seguiría haciendo música muy interesante en estos años 70 y en los subsiguientes. Allí llegaremos.