Trazas de la memoria
15/4/2019
Ante la gradual desaparición del formato impreso, sustituido por las publicaciones digitales que ganan cada vez más fuerza en la era tecnológica, solo nos queda reflexionar acerca del espíritu efímero que albergan las obras sobre papel. ¿Cuánto tiempo ha de quedarle a la maravilla de tener un libro entre las manos, hojearlo y luego colocarlo en su sitio?
Lourdes de la Riva, artista guatemalteca invitada a la Bienal de La Habana, propone con una poesía visual —eso representa su pieza—, ciertos acercamientos al tema. Busca una pista, inventa la historia, exhibida en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, remite a la memoria como concepto bien amplio, y específicamente, al deterioro de esta, pues las protagonistas de la instalación son polillas, termas o chinches que, por su naturaleza, adquieren cualidades destructivas hacia todo lo referido a material impreso. Así, ideas esbozadas en letras y palabras sostenedoras de pensamientos y criterios sólidos tienden a desaparecer con el tiempo. Las trazas que dejan junto a los fragmentos de páginas conforman un inmenso rompecabezas y convidan a imaginar nuevos discursos.
“Todos tenemos nuestras propias vivencias y con eso podemos concluir de alguna forma lo que hasta hoy ha quedado inconcluso; pero estamos hablando de la fragilidad y de la facilidad con que la historia se inventa y se reinventa. Son tantas piezas fragmentadas en libros y documentos, que representan un enorme caudal de información existente y ya no somos capaces de contenerlo; al mismo tiempo, si nos detenemos, podemos entrar en cada detalle. Cómo la memoria puede conllevar a crearte ideas falsas, o encontrarlas y no saber luego verificarlas”, argumenta la artista.
Sobre la constancia en la realización de la obra que la ha traído a La Habana, nos dice: “Llevo ocho años trabajando con las polillas de la madera y del papel, en base a la estética de la destrucción. La idea es generar criterios acerca de quién reescribe la historia, quién tiene el poder de hacerlo y el interés de que ciertas partes de la historia se conozcan y otras no”.
Las abstracciones pintadas en negro que conforman cada sección de pared, parten de las mismas piezas; no son productos de la imaginación de Lourdes sino que, redimensionadas, mantienen las formas orgánicas de las tramas que van dejando las polillas en los libros. “Algo que trabajo mucho es el rastro: toda actividad entre el ser humano y la naturaleza deja un rastro, una experiencia, y eso es lo que permite construir historias. Lo que queda de Busca una pista… son rastros que no devoraron las polillas, y a partir de este material se establece un punto de partida para abordar, desde el arte, una de las tantas aristas de la problemática contemporánea de la sociedad”.