El 25 de mayo se celebra el Día de África. El origen de esta celebración se remonta al 25 de mayo del año 1963 cuando 32 líderes de estados africanos se reunieron en Addis Abeba para formar la Organización de la Unidad Africana (OUA), hoy Unión Africana (UA). Este día marcó una fecha de gran importancia para el continente africano y sus pobladores, puesto que supuso el inicio de su historia entre diferentes países, sociedades y culturas.
A raíz de ello, esta fecha se ha convertido en el Día Mundial de África, una celebración que hace referencia a los logros del continente e invita a reflexionar sobre los retos y desafíos que se plantean en África en este milenio.
“Tomasito, cubano y universal, laboró en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí desde 1962 consagrado al ejercicio de la Bibliotecología en su máxima expresión”.
No es casual que el día de la despedida física de nuestro colega y amigo, bibliógrafo, investigador titular, profesor y ensayista, Tomás Fernández Robaina (La Habana, 1941) se produjera el 25 de mayo de 2024, Día de África. Tomasito, llamado así por todos y todas las que tuvimos el privilegio de compartir su amistad, se configuró como uno de los luchadores incansables contra el racismo, la discriminación racial y todo tipo de injusticia social; entre ellas, la homofobia.
Cimarrón de pura cepa, fue uno de los líderes cubanos y latinoamericanos en el camino por el beneficio de los afrodescendientes en pos del goce pleno de todos sus derechos, su participación e integración, y el respeto a la diversidad de su herencia y cultura.
Tomasito, cubano y universal, laboró en la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí” desde 1962 consagrado al ejercicio de la Bibliotecología en su máxima expresión.
Publicó, por citar solo algunos ejemplos, entre un sinnúmero de libros, ensayos y artículos: Bibliografía de estudios afroamericanos (1968); Bibliografía Ramón Menéndez Pidal in memoriam (1969); Bibliografía de José María Heredia (1970); Índice General de Publicaciones Periódicas Cubanas (1970); Índice de revistas folklóricas cubanas (1971); Índice de la revista de la Universidad de La Habana (1976); Violeta: testimonio literario (1981); La prosa de Nicolás Guillén en defensa del negro cubano (1982); La literatura como un instrumento de la lucha de clases en la revista obrera de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) (1982); La bibliografía histórica en Cuba. La bibliografía personal en Cuba. Los índices de publicaciones periódicas en Cuba (1982); Viñetas del solar: testimonio literario (1983); Los santeros: testimonio literario (1984); Recuerdos secretos de dos mujeres públicas (1984); Bibliografía de bibliografías cubanas (1985); Bibliografía de la Evolución de la Mujer Cubana (1985); La crítica en torno a Cecilia Valdés en el siglo XIX (1985); Bibliografía de temas afrocubanos (1986); Bibliografía de José Soler Puig (1986); El cierre del barrio Colón en la prensa habanera (1987); Bibliografía selectiva del doctor Salvador Bueno (1987); Abd el Krim y la Guerra del Rif en la prensa habanera (1988); El negro en Cuba: Apuntes para la historia de la lucha contra la discriminación racial (1900-1958) (1990 y 1994, 1ra. y 2da. edición, respectivamente); La bibliografía de la lingüística en Cuba: aproximación histórica y crítica (1991); The 20th century blackquestion (1993); Hablen paleros y santeros (1994, 1ra. edición); Historia de mujeres públicas: testimonio literario de la prostitución en Cuba antes y después de 1959 (1998); De La Habana a Bahía (Brasil) en el Universe Explorer at Semestre at Sea: testimonio literario (manuscrito computarizado, 2000); Apuntes para la historia de la Biblioteca Nacional (2001); Cuba: personalidades en el debate racial (2007); Hablen paleros y santeros (5ta. edición en 2008); Identidad afrocubana: cultura y nacionalidad (2009); Misa para un ángel. Novela–testimonio sobre Reinaldo Arenas (2010); Crítica, bibliografía y sociedad (2011); El negro en Cuba: colonia, república y revolución (2012), entre tantos otros.
Este ilustre de la cultura cubana y universal nació en el barrio habanero San Isidro, el 7 de marzo de 1941, con la fuerza y vitalidad de su ancestralidad africana.
Fernández Robaina impartió cursos de pre y posgrado en Cuba, Nigeria y Guadalupe, además de conferencias en México, Venezuela, Alemania, España, Colombia, Martinica y Canadá. En los Estados Unidos, sus charlas en cursos y seminarios se destacaron en varias universidades estadounidenses como, por ejemplo: Universidad de Texas, Austin, (1991); University of Pittsburg, (1992); Jersey City State College (1993); Arkansas University (1994); University of Hartford (1995); Arizona State University (1997), en 1999, asistió a Emory University y Georgia State University; University Saint Joseph College, Yale University, University of Miami, Cornell University, Binghamton University, entre otras instituciones.
Tomasito fue Profesor Titular Adjunto de las Facultades de Ciencias de la Comunicación Social, de Artes y Letras de la Universidad de La Habana y del Instituto Superior de Arte (ISA). Profesor Titular Adjunto de SUM del Cerro; Profesor de Bibliografía General, de Bibliografía Cubana y de Historia Social y Cultural del Negro en Cuba.
También fue miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac); de la Asociación de Bibliotecarios (ASCUBI); del Consejo Científico de la Biblioteca Nacional “José Martí”; de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA); asesor de la Casa de África de la Habana Vieja; miembro del Comité Nacional Cubano de la Ruta de las Personas Esclavizadas; de la Comisión José Antonio Aponte de la Uneac; del Consejo Científico de la Dirección de Cultura de Provincia Habana, del Consejo Científico del Instituto de Investigación Juan Marinello del Ministerio de Cultura y del Consejo Técnico Científico de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena.
Referente imprescindible en los temas afrocubanos, publicó una multitud de libros sobre la materia. Imágenes: Tomadas de Internet
Impartió cursos de teoría e historia de la bibliografía en Matanzas, Cienfuegos, Santa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Bayamo, Las Tunas, Holguín, Santiago de Cuba, entre otras localidades. Recibió las medallas Raúl Gómez García, la de la Alfabetización y la de Antonio Bachiller y Morales, así como la Orden Juan Albanés de la Provincia de Holguín.
El sábado 25 de mayo de 2024 en la despedida física a Tomasito en el Panteón de Cultura en la Necrópolis de Cristóbal Colón, en La Habana, se reverenció al entrañable compañero de viaje de todos los tiempos, a través del eco más profundo de voces del campo intelectual cubano como: Roberto Zurbano, Víctor Fowler, Gloria Rolando, Miguel Viciedo, Nancy Morejón, Lázara Menéndez, Gisela Arandia Covarrubias, Yulexis Almeida Junco, Daysi Rubiera, Denia García Ronda, Zuleica Romay, Omar Valiño, Reinaldo Sánchez Porro, Bárbara Danzie León, Elvira Edwards Vázquez, Teresita Yglesias, Alicia Conde.
Estuvieron presentes entrañables amigas y amigos de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí; el ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau, el presidente del Instituto Cubano del Libro, Juan Rodríguez, así como una representación de colegas y amistades de todas las instituciones culturales del país, entre tantas y tantos que no pudieron estar de manera presencial pero que lo homenajearon en espíritu y en verdad en toda Cuba y en el extranjero.
“Tomasito estará en la memoria de Cuba y el mundo, pues contribuyó como un ángel en la tierra, a la emancipación humana”.
Este ilustre de la cultura cubana y universal falleció a los 83 años de edad. Nació en el barrio habanero San Isidro, el 7 de marzo de 1941, con la fuerza y vitalidad de su ancestralidad africana. Ahora ha prendido vuelo hacia la eternidad con la gloria ganada en la tierra. Lo acompañan en su viaje el galardón de las medallas obtenidas como guerrero desde la fuente de una obra fecunda e imperecedera. Su refinado espíritu continuará transitando el universo simbólico de su amada Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”, a quien le consagró todo su corazón laborioso por seis décadas en pos de una Cuba más plena y más digna.
Tomasito estará en la memoria de Cuba y el mundo, pues contribuyó como un ángel en la tierra, a la emancipación humana. Su partida es sublime porque al decir del Apóstol de nuestra independencia: “La muerte de un justo es una fiesta, en que la tierra toda se sienta a ver como se abre el cielo”. Fernández Robaina, exhibirá una obra fructífera para la eternidad. Otra vez de acuerdo con José Martí: “Cada cual, al morir, enseña al cielo su obra acabada, su libro escrito, su arado reluciente, la espiga que segó, el árbol que sembró: ¡triste el que muere sin haber hecho obra!”.
Para Tomasito, solo deuda de gratitud le consagramos y el compromiso de continuar su legado y ejemplo día tras día. No hay cierre para este hombre bajito de estatura, pero magno en la grandeza de su corazón humilde, por lo que acudo, una vez más a la espiritualidad martiana al sentenciar: “Otros lamentan la muerte necesaria: yo creo en ella como la almohada y la levadura, y el triunfo de la vida”.