Todo era azul: testimonio de haber vivido

Fernando Rodríguez Sosa
5/4/2018

Es incuestionable, en las últimas décadas, la activa presencia de la novela policíaca dentro del catálogo editorial cubano dirigido al lector adulto. Aunque son numerosas esas narraciones, las historias contadas, sin embargo, no se caracterizan por ser protagonizadas por mujeres-investigadoras.

Pudiera parecer paradójico, pero el público infantil y juvenil sí cuenta con personajes femeninos encargados de desentrañar las intrigas y misterios que acompañan las historias policíacas. Ahí están Pilar de Espuma, niña-detective de una serie de minicuentos, y María Fernanda, quien centra varios materiales audiovisuales.

Novedosa resulta, por ello, la publicación ahora de Todo era azul (Ediciones Loynaz, Pinar del Río, 2017, 224 pp), que firma Teresita Gómez Vallejo: “novela que inaugura la trilogía policíaca creada por esta autora, serie protagonizada por la investigadora-psicóloga María del Carmen”.

Enmarcada en escenarios de la más occidental de las provincias cubanas, en quince capítulos, Todo era azul cuenta una historia en que, con habilidad, destreza e inteligencia, se integran los elementos imprescindibles en las obras del género, para así despertar el interés del lector.

La escritora ha logrado estructurar un relato en que, mediante situaciones y personajes cuidadosamente pensados y creados, se entremezcla la realidad y la ficción, la intriga y el suspenso, el amor y la pasión, la aventura y el misterio…

Antes de Todo era azul, Teresita Gómez Vallejo (Santiago de Cuba, 1940) ya había publicado otras tres novelas: Hombre de palabra (2006) y Mariela y los guácharos (2007), ambas para el lector adulto, y Por un beso (2013), dirigida a los jóvenes.

Galardonada con el premio La Edad de Oro 1972, en  su bibliografía aparecen, igualmente, varios títulos dedicados a quienes, en palabras del Héroe Nacional José Martí, son la esperanza del mundo, entre ellos Cuentos de cuentos (1964), El gato sin amigos (1974) y Cuentos de la sierra (2011).

Complementan la relación de libros publicados por la escritora, dos investigaciones nacidas a partir de su larga experiencia creadora en el mundo del arte: Acercamiento a la cerámica cubana (2011) y La piel, el arte de hacer (2013).

No es posible deslindar la obra literaria de la obra artística que, a lo largo de varias décadas de ejercicio creador, ha desarrollado Teresita Gómez Vallejo. Ambas conforman un mismo universo, que se enriquece mutuamente con cada nuevo empeño.

Una rápida mirada a su biografía artística la presenta como ceramista, escultora y pintora —con más de cuarenta muestras personales y numerosas colectivas— y presidenta, desde el año 2013, de la Cooperativa No Agropecuaria Crea Entorno.

La propia autora ha confesado que la trama de Todo era azul surge gracias a su conocimiento de los minerales encontrados en Pinar del Río —que le han servido, y le sirven, para su labor artística—, así como de su estudio de la historia de esa provincia cubana.

Tal afirmación me hace recordar que, el 3 de marzo de 1882, el más universal de los cubanos, el Apóstol José Martí, escribía, en las páginas de La Opinión Nacional, de Caracas, que “las novelas son obras de pasión, que vienen más que de ver vivir, de haber vivido”.

Todo era azul, esta novela de Teresita Gómez Vallejo, propone una lectura sugerente, apasionante, cautivadora. Una lectura que entretiene y alecciona. Una lectura —quien lo duda— que es fehaciente testimonio más que de ver vivir, de haber vivido.