Tal como somos: Pachi y Lía en cofradía de amor y música
Desde la villa trinitaria el dúo Cofradía ha sabido enaltecer la cancionística cubana contemporánea. Heredero de grandes maestros de la trova como Rafael Gómez (Teofilito), Sindo Garay, Manuel Corona o los trinitarios Rafael Saroza y Pedrito González, el dúo está marcado además por el trabajo de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Gema y Pável, Yunior Navarrete, Ketama, Ariel Barreiro y Lázaro García, entre otros. En su estilo de interpretación se valen de maneras de hacer y abordar la música a partir de géneros foráneos como el jazz, el blues o el rock, factores que particularizan cada propuesta del dueto que asume un lenguaje y procederes propios.
Tal como somos, licenciado bajo el sello Bis Music, es la más reciente producción discográfica del dúo Cofradía. El CD sobresale por ser un resumen de la línea estética e interpretativa que le ha definido durante sus veinte años de quehacer. Nominados al Cubadisco 20-21 en las categorías de Notas discográficas —por las consideraciones del crítico Joaquín Borges Triana— y Canción Contemporánea, Tal como somos se alzó, finalmente, con el lauro en esta última, en reconocimiento al trabajo de un equipo que, dirigido por Rainer Pérez y Manolito Simonet, contribuyó a lograr un producto de elevada factura desde el punto de vista sonoro y musical.
La confluencia de diversos estilos, géneros o procederes, avalados por años de estudio e investigación musical, son puntos de partida que definen la propuesta que Cofradía comparte con su público.
El disco inicia con el tema “Al gremio”, donde el autor ofrece una declaración de principios desde un verso cargado de imágenes poéticas, propias de las letras a las que nos tiene acostumbrados Eusebio Ruíz, Pachi. Con una sonoridad que roza lo contemporáneo, posee influencias de la cancionística y lo sonero en un cruce con armonías propias del mundo del jazz e, incluso, la ejecución del riff guitarrístico sugiere el contacto con elementos del rock, el jazz y el blues a la manera de instrumentistas como el espirituano Elmer Ferrer o el cuarteto espirituano Zapato de Charol, sin dudas, referentes de obligada cita, por cuanto han influido en las nuevas generaciones.
La confluencia de diversos estilos, géneros o procederes, avalados por años de estudio e investigación musical, son puntos de partida que definen la propuesta que Cofradía comparte con su público. A modo de ejemplo podemos mencionar “Tal como somos” y “Estandarte”, piezas donde se resemantizan los toques de batá a partir del empleo de los principales diseños rítmicos inherentes a estos instrumentos. La herencia africana en nuestra música y su imbricación con la canción contemporánea son articuladas desde un discurso musical lleno de sonoridades de vanguardia, con un enfoque actualizado.
“Correr cortinas”propone un recorrido por la cancionística donde las influencias del jazz y el blues son palpables a partir del manejo de elaboradas progresiones armónicas, en conjunción con melodías llenas de lirismo. A esta línea melódica elaborada se yuxtapone un texto que, a manera de crítica social, condena enérgicamente a esos que creen en el dinero como símbolo de la felicidad. Frases como “tin tin, la lluvia cayó…” o “cae una gotita de agua…” son improvisaciones que, sobre el coro “aguacero como enjuague secular”, sugieren la idea de barrer con ese tipo de personas, tema demandante en la actualidad.
En esta misma línea se coloca “Mala cosecha”, una suerte de denuncia a comportamientos sociales antiéticos como la hipocresía y la doble moral, en un debate entre lo parlado-rapeado y lo cantado. El tema evidencia, además, la marcada fusión del chachachá con el rock y el pop, una riquísima mezcla llena de sabor donde se combinan pasajes sincopados en los metales con sonoridades que recuerdan a Habana Abierta o a Luis Alberto Barbería, procederes recurrentes en muchos de los tracks que componen el fonograma.
El tratamiento vocal constituye otro de los aspectos positivos en este trabajo discográfico. En el álbum abundan ejemplos donde el empaste, la sincronía, el trabajo armónico y de factura, desde un abordaje novedoso, constituyen cartas de triunfo. “Madre abeja”, por ejemplo, es uno de esos temas que marcan profundamente por la sutileza y exquisitez con que son tratados los diversos parámetros técnico-musicales. Lo anterior, unido a las interpretaciones de Gema Corredera y Lía Llorente, la ejecución al piano de Jesús Pupo y el mensaje de amor a la madre como ser único, abuela amorosa, mujer ejemplar y cabeza de familia, consolidan este tema como uno de los más bellos y temperamentales, donde la complicidad adquiere una expresa connotación espiritual.
Por su parte, en “Blues para ti” prevalece el toque filinesco de Lucimila Rodríguez del Rey, quien aporta una magistral ejecución vocal. Ella es capaz de recrear la sensualidad sugerida en lo musical, validada a partir del ritmo de blues que protagoniza el set de percusión, el piano y los punteos de la guitarra eléctrica.
“El tratamiento vocal constituye otro de los aspectos positivos en este trabajo discográfico. En el álbum abundan ejemplos donde el empaste, la sincronía, el trabajo armónico y de factura, desde un abordaje novedoso, constituyen cartas de triunfo”.
El fonograma, sin duda alguna, destaca sobremanera por sumar voces imprescindibles del panorama musical de la Isla. Liuba María Hevia y Alaín Pérez aportan, desde sus respectivos estilos interpretativos, un toque de frescura, actualidad y buen gusto, lo que vendría a ser un añadido decisivo en la propuesta de Cofradía.
“Estandarte” —tema en el que se unen Lía y Liuba— y “Testigo único”, pieza que comparten Alaín y Pachi, son dos formas diferentes de abordar la canción desde lo genérico, cuyo punto de contacto está, precisamente, en el tratamiento de la vertiente amorosa. En “Testigo…”se asume la interpretación del bolero en toda la extensión de la palabra. Música y texto se convierten en un complemento eficaz, dignificando el mensaje que, desde lo musical, es sustentado por los medios expresivos y sonoros en una dialógica constante, y traspolada de las voces a los instrumentos.
Lo emotivo y sentimental, así como la recurrencia de imágenes poéticas, son características distintivas de ambas propuestas. La realización musical alcanza un alto vuelo creativo, matizado por la hibridación con elementos genéricos que emanan tanto de la música tradicional cubana como de otras corrientes de vanguardia procedentes de la cancionística. He aquí un franco proceso de asimilación de procederes interpretativos que otorgan un sello particular a la sonoridad general del fonograma.
Desde patrones rítmicos propios de la música cubana en esa faceta bailable del dúo Cofradía llega “Más arriba”, pieza que podemos catalogar como icónica dentro de su repertorio; esta vez desde un acertado arreglo de Rainer Pérez, que también se desempeña como bajista en todos los temas.
La dinamización planteada en los metales a partir de estructuras rítmicas de corta duración, así como el empleo del staccato, son cuestiones que imprimen un aire revitalizado al chachachá que sirve de base genérica. Las improvisaciones de Roberto Medina en la guitarra eléctrica se apoyan en el mismo discurso renovador para esbozar los rasgueos a manera del sweep picking —conocido también como barrido—, el slap y el tapping, técnicas de ejecución guitarrística combinadas que logran una sonoridad novedosa en el contexto de la canción contemporánea.
El fonograma, sin duda alguna, destaca sobremanera por sumar voces imprescindibles del panorama musical de la Isla. Liuba María Hevia y Alaín Pérez aportan, desde sus respectivos estilos interpretativos, un toque de frescura, actualidad y buen gusto, lo que vendría a ser un añadido decisivo en la propuesta de Cofradía.
El dúo Cofradíaregala su sentir en Tal como somos, más de dos décadas de amor como pareja y hacia la música. Y así muestra su filosofía y percepción del mundo que le rodea, desde un lenguaje elaborado y lleno de recursos compositivos que adquieren una significación particular. Son capaces de enlazar elementos tradicionales y de vanguardia en un continuo proceso de ruptura con patrones ideoestéticos que definen el ámbito de la manifestación trovadoresca y la cancionística en Cuba.
Estamos en presencia de un trabajo discográfico con un incuestionable derroche de talento en todos los sentidos, digno homenaje a los trovadores de los años ochenta y noventa. Es por ello que al escuchar Tal como somos seguramente pensaremos en el sonido del rockason, la timba con rock o la rumba con funk, términos inéditos e, incluso, no aceptados por la teoría musicológica, pero validados por la praxis interpretativa de una generación que marcó, evidentemente, un antes y un después en el desarrollo de la canción cubana contemporánea.