El acontecimiento que involucra al rapero mexicano Tekashi en Cuba va más allá de análisis y categorías simples que no alcanzan a definir toda la dimensión del fenómeno.
Lo único evidente es que El País no solo padece de una miopía incurable a la hora de evaluar la realidad cubana, sino que juega a ser un actor de peso —si los yanquis dejan— en el diseño de la Cuba que quiere Washington.
“¿No hablar de [estos ‘nunca’] seguirá siendo la única opción que le quede a una contrarrevolución incapaz de confesar su propio nombre, en un mundo en que ese nombre está desacreditado?”.
“Repudiamos esta nueva injerencia imperialista, exigimos que se acabe el bloqueo, y se respete la autodeterminación de ese pueblo valiente, tenaz y digno”.