Mirta Yañez, ya lo dije una vez, es, sobre todas las cosas, una abridora de caminos para Eva, y es un acto de elemental justicia brindarle reconocimiento.
Confieso que descubrí a Mirta Yáñez tarde en mi vida. O al menos, en una etapa avanzada como lectora. Fue exactamente a finales de 2008, cuando en el último año de la carrera me acerqué al periodismo y la literatura hecha por mujeres en Cuba. Era una asignatura optativa, Género y Comunicación que se imparte en el primer semestre; y como toda elección, muchos llegaron a ella por casualidad, y pocos por causalidad.