Una noticia conmocionó a muchos: en una fiesta habanera de Halloween, desarrollada en un recinto estatal, los asistentes eligieron como mejor disfraz al conocido uniforme militar nazi.
“Sin piedad, la actual estrategia de guerra cultural está tratando de linchar a los artistas y escritores cubanos que se niegan a plegarse al pensamiento injerencista”.
La propaganda contrarrevolucionaria ha dejado de lado a la cultura y ha apostado por sumarse a la barbarie que la industria del ocio y la supina ignorancia preconizan.