El volumen Por los extraños pueblos, de Eliseo Diego, sigue el precepto martiano donde se afirma que en poesía no se ha de decir lo raro, sino el instante raro de la emoción.
Claro que no se lo vendí. Hubiera sido casi un sacrilegio a la memoria de Eliseo. Supongo que donde quiera que esté, tal vez en algún Consejo Editorial por allá arriba, le esté contando al oído a algún amigo sentado a su lado, los andares y peripecias de su hermoso saco negro.