“Siempre con esas ganas de cantarle a la Patria, nunca tu guitarra estuvo en el atril equivocado. Alto y claro —tempranamente además— con sus acordes y tu verso afinado nos hicimos más conscientes del poder persuasivo de una canción para involucrarnos en ese deseo, tan crudo como tierno, de ser machete en plena zafra y bala feroz al centro del combate”.