El gobierno de Estados Unidos mantuvo la política de máxima presión contra Cuba y la aplicación rigurosa del bloqueo económico, comercial y financiero como su eje fundamental.
“Cuba (…) tiene que resolver muchos problemas de mentalidad y de funcionamiento práctico. Entre los cubanos tenemos que conseguirlo porque de esos otros nada favorable podemos esperar”.
“Así andamos, en un sentido u otro, durante décadas, siempre corrigiendo la ruta, pero con la mirada fija en la epifanía de una sociedad justa y próspera”.
El Apóstol cubano nos legó un proyecto histórico original y antihegemónico que hizo posible definir una alternativa afirmada en una república con absoluta independencia.
“Es momento de ser recíprocos con esa Cuba que siempre ha sido solidaria con el mundo, encaminando aportes (…) para la reconstrucción y urgiendo a EE. UU. a levantar el bloqueo”.