“Su pérdida es irreparable para la cultura cubana, pero su huella será eterna”. Con la convicción de que, como dijera el Apóstol, “la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, La Jiribilla rinde homenaje al Caballero del Son.
Durante años tuve el placer de que Adalberto Álvarez me dispensara parte de su tiempo. Hoy me permito hacer públicas algunas de nuestras conversaciones.