Aunque sus ojos se precian de haber visto mucho, la mirada de Irma Sehwerert se ilumina en cada encuentro cuando observa las habilidades artísticas adquiridas por los niños y adolescentes que integran el proyecto Soñarte, radicado en el reparto Las Delicias del municipio capitalino Cotorro.
Sustentada en la arraigada convicción de que es en las comunidades, en los barrios, donde se libran las mayores y más importantes batallas, Irma Sehwerert Mileham —descendiente de estadounidenses y establecida en nuestro país desde 1961— siempre pensó que cuando se jubilara se dedicaría por entero al trabajo comunitario. “Una labor hermosa que comencé a practicar, y disfrutaba grandemente, desde mis primeros tiempos en Cuba. Por esa razón creamos, hace quince años, el proyecto Soñarte”.
¿Cuáles fueron sus propósitos al crear Soñarte?
Lo primero que nos propusimos fue contribuir en alguna medida a la formación integral de niños, adolescentes y jóvenes; ocuparles su tiempo libre aprendiendo algo útil, que redundara en el mejoramiento de nuestra sociedad; inculcarles valores que en el futuro les permitan ser hombres y mujeres de bien.
Hace algunos años, en la clausura de un Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Fidel hizo énfasis en que lo primero que había que salvar era la cultura. Y justo eso nos propusimos con la creación de este proyecto: salvaguardar nuestra cultura, la esencia del cubano, sus tradiciones y costumbres.
Así comenzamos a luchar para crear Soñarte y no dejamos de batallar hasta que finalmente logramos fundarlo. En su creación y desarrollo ha tenido mucho que ver la ayuda que hemos recibido de sociedades amigas y solidarias radicadas en otros países como España y Francia, y también amigos residentes en Estados Unidos.
Para dicha nuestra, en la formación de estos niños, adolescentes y jóvenes contamos con muchos profesores y colaboradores de manera incondicional, y con un entusiasmo digno de elogio.
De este último país, vino una ayuda decisiva para la adquisición de esta magnífica instalación devenida sede de nuestro proyecto. Inicialmente efectuábamos los encuentros en el patio de mi casa y en otros espacios habilitados en las viviendas de algunos vecinos de la localidad.
Este amigo norteamericano, en una ocasión, había visitado a René en la cárcel. Durante el encuentro René le habló de mí y del proyecto. Transcurridos unos meses vino a verme. Gracias a él adquirimos esta vivienda que poco tiempo después inauguramos como la sede oficial de Soñarte.
¿Quiénes pueden formar parte del proyecto?
Lo integran niños de la enseñanza primaria, secundaria y preuniversitaria. No pocos de ellos, formados justamente en Soñarte, ya cursan estudios en la enseñanza superior. Asimismo, adolescentes y jóvenes, y todo aquel que desee incorporarse pues, aunque acogemos a niños a partir de los cinco años, nunca hemos puesto un límite de edad ni de procedencia de ninguno de los integrantes. Nos llena de satisfacción que entre sus miembros el proyecto cuente con niños y jóvenes hijos de familias disfuncionales, de padres alcohólicos o privados de libertad.
Contamos con talleres de artes plásticas que incluye la enseñanza de la técnica del papel maché; talleres en los que damos prioridad al aprendizaje de bailes populares y tradicionales; talleres de literatura, teatro y de guitarra. En estos momentos estamos enfrascados en la formación de un coro que estará integrado por niños de la escuela primaria de nuestra comunidad.
Esos talleres funcionan indistintamente de lunes a viernes a partir de las cinco de la tarde, cuando los estudiantes han concluido sus obligaciones docentes. Los sábados, las clases comienzan a las diez de la mañana.
Es una realidad que si este proyecto existe actualmente es porque lo sostienen muchas personas entusiastas y con enormes deseos de hacer por su comunidad, entre las cuales no faltan los padres de los integrantes de Soñarte.
Para dicha nuestra, en la formación de estos niños, adolescentes y jóvenes contamos con muchos profesores y colaboradores de manera incondicional, y con un entusiasmo digno de elogio.
¿Cómo ha sido el apoyo a este proyecto de las autoridades gubernamentales y las instituciones culturales?
Si bien a raíz del surgimiento de Soñarte tuvimos gran apoyo de los dirigentes del Partido y el gobierno, al producirse cambios en la dirección del municipio perdimos ese respaldo.
Es una realidad que si este proyecto existe actualmente es porque lo sostienen muchas personas entusiastas y con enormes deseos de hacer por su comunidad, entre las cuales no faltan los padres de los integrantes de Soñarte.
Por ejemplo, una de las principales actividades del proyecto se nombra Parampampin. La realizamos mensualmente y tiene como escenario la calle frente a nuestra sede. Lamentablemente el estado de esa vía ya es deplorable y, por más que hemos solicitado materiales para que se convierta en un escenario decoroso, jamás nos han brindado la menor ayuda.
De la misma manera hemos dejado de efectuar, por falta de transporte, aquellas presentaciones artísticas y culturales en los barrios alejados del municipio, donde siempre nos acogieron con infinito cariño y alegría. A pesar de esas limitaciones no hemos dejado de trabajar, pero ajustados a lo que tenemos, a lo que podemos hacer por nuestros propios medios y recursos.
En ese sentido, uno de los mejores ejemplos lo constituyen las visitas a sitios y lugares históricos o de carácter cultural como museos, galerías, teatros. Recientemente fuimos al Centro Cultural Fidel Castro. Allí, junto a los integrantes de La colmenita de Diez de Octubre, ofrecimos un cálido y emotivo espectáculo, con el cual rendimos homenaje a nuestro invicto Comandante, a propósito del séptimo aniversario de su desaparición física.
Para el venidero año, tenemos previsto un amplio y variado programa de actividades. Para su cumplimiento, confío en esos maravillosos colaboradores que nos han ayudado hasta ahora, particularmente en Bárbaro Reyes, nuestro principal promotor y más activo colaborador. Sin duda, ellos darán continuidad a este proyecto cuando ya las fuerzas no me permitan seguir al frente de Soñarte, que en esencia no es más que una obra de infinito amor.