En la pasada semana, del jueves 13 al domingo 16, el cine Riviera, en su tanda habitual de las 5:00pm, exhibió como estreno en la capital la película finlandesa Sisu (2022), dirigida por Jalmari Helander. Dicha cinta ha recorrido varios eventos y festivales internacionales, en los que ha tenido una buena acogida y ha sido galardonada con importantes premios como el Premio a Mejor Película en el Festival de Sitges del 2022.

Koschéi es un ser malvado de la mitología eslava, acogido por el folclor ruso. Este ente es asociado con la imagen de un viejo decrépito que resulta ser un peligro para los jóvenes y mujeres. El mismo es inmortal. Se dice que su alma está separada de su cuerpo y matarla sería el único método por el cual puede ser asesinado, lo que lo hace sobrevivir a cualquier herida física.

De un juego con la inmortalidad y la experiencia dada por la edad, dos de los aspectos más positivos de esta fábula, bebe la cinta finlandesa Sisu, al retratar la fortaleza de un viejo minero, ermitaño casi por sus características físicas, renegado a deshacerse de sus pertenencias.

Además, lo dicho se mezcla con la palabra que le da título a la película, la cual no tiene concepto propio, más bien son alusiones a la condición de tener el coraje y la valentía de enfrentar las situaciones complejas de la vida, aunque las probabilidades de triunfo sean escasas, expresión solo entendida en el lenguaje del país que le da origen al metraje.

Jalmari Helander, director finlandés del filme Sisu (2022).

La historia del director Helander comienza con Aatami Korpi (Jorma Tommila), un viejo que halla oro en los campos desalojados de Laponia, los campos ocupados de Finlandia durante la retirada nazi al final de la Segunda Guerra Mundial. En su vuelta al lugar en el que pondría bajo resguardo su fortuna, se encuentra con un pelotón alemán que ansía apropiarse del oro como último hurto a la tierra recién abandonada, tal cual recompensa por el tiempo perdido y medio de salvaguarda para el período postguerra.

Los nazis, sin embargo, no contaban con la resistencia que les iba presentar el anciano para mantener su metal. No conocían la leyenda que precedía a este viejo, conocido como Koschéi, mito creado en el ejército ruso durante la Primera Guerra Mundial por las hazañas de este antiguo comando finlandés, el cual resulta ser un veterano duro de matar.

Sisu se convierte en un ejercicio impecable en la pantalla grande. Rápido capta la atención del espectador por su fotografía, su paisajistica y la rareza idiomática utilizada, totalmente diferente al lenguaje de su país natal, buscando incluirse a pasos agigantados en el mercado cinematográfico más comercial.

Sisu se convierte en un ejercicio impecable en la pantalla grande.

El filme se configura como un clásico western ligado a una construcción animada en su fotografía y ciertos movimientos de cámara. Utiliza elementos del género para desenvolver la historia. Su cinematografía entera repara en la violencia como ese todo que calza el enfrentamiento constante y el deseo obcecado de su protagonista, el cual se desarrolla desde la figura del pistolero solitario, el justiciero implacable, retrato que describe al principal con la mirada unidimensional que tiene.

Aquí, la violencia, como un western crepúscular, abandona ese tono superficial y forma parte integral de un discurso identitario dado por el contexto en que se recrea la trama, donde se agrupa cada acontecimiento sea verosímil o no.

Además, a partir de su entorno, que mantiene comunicación con el argumento, se traducen componentes dramáticos que llegan a justificar la tragicomedia visualizada. El enfoque vespertino de la película, dibujado con pinceladas melancólicas, acompaña la mirada en decadencia que se quiere representar con la historia, la que apoya la desesperación del ejército nazi en su retirada, el fracaso y la pérdida de valores.

El filme se configura como un clásico western ligado a una construcción animada en su fotografía y ciertos movimientos de cámara.

Sorprende Sisu por su brutalidad y descargue de violencia; sin embargo, sucumbe ante la ingeniosidad faltante en su trama. Sisu a simple vista comienza como una película del director Quentin Tarantino, mas no sólo la falta de sangre en las escenas grotescas y las conversaciones subidas de tono se diferencian de las obras del mencionado director.

Este filme finlandés supone una producción que hace homenaje al gore solamente, ya que la sencillez de su trama no va más allá de una búsqueda por las propiedades hurtadas en una carrera por sobrevivir, que tiene por contexto los últimos aldabonazos de la Segunda Guerra Mundial. No persigue una premisa que la llene de profundidad o un mensaje que le dé margen a la interpretación.

Los giros dramáticos de Sisu están orquestados para probar la capacidad de resistencia de su protagonista, su fortaleza de carácter ante la rendición total y sus habilidades en el campo. Giros mediados por la fórmula del one man army o el escuadrón de un solo hombre, visto en múltiples cintas de acción como Rambo, Die Hard o la más reciente entrega de John Wick, que facilitan la conclusión predecible del largo: la supervivencia del principal con las manos llenas de oro.

Sisu cuenta con una exposición de agresividad atractiva y entretenida, con un personaje novedoso que intriga desde su mutis eterno y su creatividad para enseñarle los dientes a la muerte y a cuanto nazi vea, representado desde su excelente imagen como ese anti-héroe de armas tomar, mas perece por ser nada entre las fronteras del séptimo arte, el mundo en el que ya se ha visto todo.

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