Sine Nómine: escuela cubana de contratenores

Narmys Cándano García / Fotos: Tomadas de Internet
5/2/2016

La principal escuela para los contratenores en el país es Sine Nómine, una agrupación masculina de voces mixtas creada en el 2003 y que actualmente ocupa un lugar relevante dentro de la música coral.

Explica Leonor Suárez, su actual directora, que el hecho de incluir en su formación contratenores —la voz de hombre que canta por encima del tenor en las tesituras que habitualmente se les escuchan a las mujeres— hace que utilicen partituras de coro mixto. Componen este singular coro: contratenores primeros —sopranos— contratenores segundos —altos— tenores, y bajos —voces masculinas habituales.

“La responsabilidad mayor de la agrupación en los últimos años ha sido defender la voz de contratenor, cantar el repertorio antiguo en las tesituras originales para las que fueron escritas”. De ahí que se hayan convertido en protagonistas de esa “especie de cruzada” para hacer ver que esa voz tiene los mismos valores de otras y las mismas posibilidades de cantar, con las técnicas adecuadas, un repertorio específico.

Sine Nómine surgió para la interpretación de música antigua, y en estos momentos mantiene esa estilística en el repertorio. “La música renacentista no suena igual en la voz de una mujer que en la de un contratenor. De ahí que nuestro repertorio incluya Renacimiento, Barroco, música virreinal, aunque se han sumado piezas nuevas pues la agrupación tiene posibilidades de cantar todo tipo de música: contemporánea, sacra, profana, popular latinoamericana, popular cubana, espiritual, y toda la que se adapte al formato”.


Foto: Cubahora

Un trabajo, sin duda, meritorio, pero que representa solo una cuerda de un ensamblaje mayor: la música coral, que necesita grandes impulsos.

“Las manifestaciones corales necesitan más espacio en los medios, en la televisión, la radio, porque suceden hechos importantes en el mundo coral que podrían permitir a una mayor cantidad de público entrar en contacto con esa música.

“A lo largo de los años se han hecho muchos esfuerzos por desarrollar esa manifestación y actualmente hay muchos coros profesionales en el país, que pertenecen a una empresa, están institucionalizados y se ha hecho un esfuerzo por apoyarlos.

“Pero el movimiento coral va mucho más allá y abarca el movimiento de aficionados, que sí está deprimido, especialmente en los coros de adultos que no son muchos, y precisamente son esos los que trabajan más directamente con el pueblo, y además representan el espacio de realización para las personas a las que les gusta el canto. También faltan directores que quieran dedicarse a esa tarea, como ocurría en los años 80, época de grandes resultados para esa manifestación.

“En el caso de los coros profesionales, principalmente en las provincias reciben poco apoyo para su desempeño. Se encuentra una especie de apatía. En la capital, los coros que pertenecen al Programa de Desarrollo de la Dirección Coral, apadrinan uno o dos agrupaciones de este tipo en una provincia y ayudan a elevar su nivel artístico, pero todavía fallan muchos elementos de la programación, o el hecho de no tener espacios o pianos para ensayar.

“En cambio el movimiento coral infantil sí se ha estimulado mucho en relación a años anteriores pues existen varias cantorías tanto a nivel provincial como nacional”.

Un paso significativo en ese empeño sería contar con más escritores y arreglistas para coros. “Los directores de agrupaciones corales siempre estamos ávidos de más partituras. Los compositores priorizan el formato más grande, la orquesta que les da mayores posibilidades de creación, el coro tiene sus limitaciones para el compositor a partir de sus tesituras específicas. De todas maneras, se debe estimular la composición coral, porque, además, los directores también pueden componer y arreglar.

“Los arreglos forman una buena parte del repertorio coral, lo mismo canciones de la trova cubana que temas antológicos y universales que estén escritos para voces con acompañamiento, labor que pueden realizar incluso los propios cantantes. De esa forma se evitaría escuchar demasiadas veces la misma obra en los festivales, por ejemplo, cuando hay tanta riqueza musical en el país”.