Sin cultura no hay libertad posible (II)
17/10/2018
Fragmentos de las intervenciones del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros en la última sesión del Primer Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, en el Palacio de las Convenciones, el 18 de octubre del 2001, “Año de la Revolución victoriosa en el nuevo milenio”.
[…]
Cmdte.- Yo quería decir dos cosas, cuando él hablaba, ¿no? y decía cosas correctas, que hay incomprensión por aquí, por allá o por allá, dificultades.
Algunas cosas para nosotros son relativamente fáciles de resolver, algunas nada más. Cada una de las cosas que nosotros hacemos tiene un trabajo, hay que persuadir, y lo más importante para personas que tengan las responsabilidades de nosotros es el arte de lograr rectificaciones, soluciones de problemas, limpiar prejuicios.
Algunas de las cosas que nosotros estamos haciendo llevarán años en tener resultados, pero no descansamos en el esfuerzo por hacerlas y avanzamos.
De muchas de ellas ni hablamos, porque no las comprenderían todavía. Puede ser, quizás, algún cambio en el sistema de la enseñanza secundaria, otra concepción nueva; pero usted primero tiene que demostrarla, tiene que probarla.
Nosotros tenemos un experimento que estamos haciendo ahora para sustentar una proposición que revoluciona la forma de atender la enseñanza secundaria; pero usted no puede salir y hablar de eso, porque yo a algunas personas les he hablado de la idea y usted nota asombro y asombro.
Es que, sencillamente, hay personas que se habitúan a una forma de hacer las cosas, o la han visto toda la vida, y cuando he planteado algo que cambia eso, choca con una mentalidad ya hecha; sin embargo, usted logra que cambien. No lo logra parándose en una tribuna y diciendo: “Hay que hacer esto, esto no sirve.” No logra el objetivo, porque usted no logra un objetivo si no ha persuadido a todos los que de alguna forma están implicados en eso.
Hago esta aclaración, porque nosotros podemos estar conscientes de un problema y de muchos problemas, pero eso no es la compra de una guitarra, o, incluso, la solución de muchos de los problemas que ustedes han planteado aquí. Él decía, con razón, de prejuicios y de cosas con el género de la música del rap; eso no se quita en un día, pero se quita.
El día primero de enero estuvieron presentes, creo que es la primera vez, y se aprovechó incluso el grupo que estaba allá con relación al milenio.
Lo digo porque son realidades que existen, siempre hay un problema de un tipo o de otro y algunos son más fáciles de resolver que otros.
Nadie piense que nosotros podemos resolver cualquier problema en cualquier momento. Nosotros podemos resolver algunos, lo que sí es posible que relativamente pronto surjan ideas de cómo abordar un problema y resolver un problema. Hay montones de ellos.
Ustedes saben que, por ejemplo, la vocación del maestro había desaparecido. ¿Cómo usted resolvía el problema de los maestros primarios? Treinta y siete graduaba este año la ciudad, para sustituir a 8 080, que casi todos tienen más de 20 años de maestro; y para ese reemplazo se graduaban este año 37 y en Cienfuegos 8. Se habían acabado aparentemente las vocaciones.
Crearon los preuniversitarios pedagógicos y cuando allí ya, con el título de bachiller, preguntaban cuántos iban a estudiar para maestros de primaria, de cada 100 respondían 3. “Yo quiero matemáticas, yo quiero física, yo quiero química, historia y todo lo demás”.
¿Qué iba a pasar aquí en la capital? Era un problema difícil de resolver, cuando aparentemente había desaparecido la vocación, y así también en secundaria y en otras cosas.
Nosotros tenemos paciencia, pero no olvidamos los problemas y trabajamos constantemente.
Él decía que los prejuicios, y yo le aseguro que nosotros hacemos polvo los prejuicios esos, pero no lo hacemos en una semana, y tenemos que saber cómo lo hacemos. Lo vamos a hacer, vamos a ayudar a liquidar todo eso.
Les contaba cómo me di cuenta allí. Yo no sabía que había esos tipos de problemas, uno no está en todos los problemas, uno no sabe todo, está metido en muchas cosas. Sí, ya uno tiene el hábito de captar cuando hay un problema y prestarle la atención debida.
Le respondo al compañero que se expresó tan bien ahí. Tengan la seguridad de que los prejuicios van a ser derrotados, totalmente derrotados; lo que yo no puedo decir que dentro de 15 días están derrotados, porque si usted no hace las cosas como debe hacerlas, en vez de quitar un prejuicio, lo que lo incrementa y crea incomprensiones.
Si lo que usted hace es justo y es correcto, puede tener la seguridad de que se obtiene la comprensión de todos; y, por otro lado, tampoco nos gusta perder tiempo. […]
[…]
Cmdte.- Porque mira, uno de los problemas a resolver, porque es uno de los temas que más salieron en la visita a todos los núcleos, es la cuestión relativa a la recreación. Nosotros hemos mandado, porque sabemos que todavía está sumándose todo, una contrapregunta, ¿cuál concepto tenían de recreación? ¿Cuál era su concepto de recreación? Porque me temo que el concepto de recreación, para muchos jóvenes, sea la idea de las discotecas esas locas que tienen los turistas y donde se mezclan allí y donde se toma, se acaba con la vista, porque todas aquellas luces son enloquecedoras, y puede aparecer, incluso, su hierbita por allí sin que nadie vea nada.
Es de suponer que nosotros de alguna forma o de otra nos enteramos y no por la policía, no. Nosotros nos enteramos de cualquier problema en cualquier escuela secundaria, cualquier cosa que pase, y en la lucha contra las drogas sí tenemos que no perder un segundo nunca, porque cuando eso entra es un cáncer más de los que tienen las sociedades estas. Claro, se ha creado, no sé cómo le llamarán ustedes, esa ingestión o indigestión de cosas traídas del exterior que, a mi juicio, no tienen nada que ver con la verdadera recreación sana.
Cuando tú hablaste de las escuelas es porque nosotros estamos elaborando una idea y vamos a hacer algunas pruebas. Si nosotros podemos crear diversiones sanas, prácticamente, en cada escuela del país; tenemos distintas actividades, una de ellas: ahora tenemos el televisor más la computadora, que ya les dije el efecto que tenía en las primarias; el deporte posible, porque hay algunas que lo que tienen es un patiecito chiquito; tablas gimnásticas; gimnasia rítmica de esta; la otra que hacen las mujeres para bajar de peso, aeróbicos y otros tipos de entretenimiento. Es que estoy pensando que el lugar donde van a ir todos los muchachos los sábados y los domingos es la escuela. […]
[…]
Cmdte.- Cuando hablan de recreación, a cuál se refieren, y cuánta recreación no pueden crear, producir nuestros artistas, buscando, como dicen ustedes, los locales. Y estoy seguro de que salones como el salón este que yo mencionaba, el Rosado —ahora estamos averiguando cuánto costaría un salón Rosado de esos—, porque allí creo que caben 1 000 parejas. ¡Mil parejas en un solo lugar de esos! Busque espacio, averigüe cuánto cuesta, busque los espacios en las escuelas, ya no para que trabajen ustedes solos, sino para organizar fiestas sanas, saludables, alegres y sin ron en las escuelas.
Hay muchos problemas todavía, el otro día analizábamos en escuelas secundarias donde algunos fuman, ¿qué es eso de un muchacho fumando entre los 12 y 14 años en una escuela? No, no, estoy hablando de problemas que estuvimos analizando. Eso hay que erradicarlo.
¿Cuál es el ejemplo que los profesores le dan al alumno en la escuela? ¿Qué profesor fuma? Esto no es: “¡Oiga!”, expulsándolo de la escuela. No, no, esto es explicándole a todo el pueblo el problema, invitando a todo el pueblo a que coopere para que en una escuela no fumen… cigarros; ya no te digo otra cosita que de cuando en cuando aparece algún caso. Esa es una batalla que se gana con las masas, de modo que se cree la cultura de que la falta más grave que puede cometer un profesor es estar fumando allí en la escuela delante de los alumnos. La crítica pública, el análisis público del problema. Eso genera la fuerza con que muchos de estos problemas se resuelvan. Tiene nuestra sociedad no se imaginan ustedes cuántas cosas que superar. Y eso no cuesta nada, eso sí que no es material […].
[…]
Cmdte.- No me puedo marchar sin decirles algo, aunque sea cinco minutos. Hemos estado como 14 horas trabajando casi sin descanso. Bueno, sin descanso, no hubo descanso para unos cuantos de nosotros y tal vez ni para ustedes a la hora del almuerzo, y ahora tampoco. Es una buena jornada de trabajo, aunque yo no doy por concluido el congreso.
Una gran parte de lo que hubiera podido decirles en una clausura formal lo he planteado aquí. Tenemos que pensar que hay que complementar las cosas que hemos acordado, hacerlo pronto, con toda rapidez. […]
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Cmdte.- Yo creo que tenemos que volvernos a reunir, como hemos hecho en los congresos de la UNEAC y de la UPEC. Al fin y al cabo no hay que viajar 10 000 kilómetros para reunirnos, muchos pueden venir por carretera y otros por tren.
Ahora, hay que cumplimentar lo que hemos acordado y en un período de tiempo de cinco o seis meses, estoy proponiendo que nos reunamos para conocer cómo se ha cumplido lo que hemos acordado y volver a analizar problemas; porque tengan la seguridad de que la próxima vez que nos veamos ya nosotros tendremos muchas más noticias de cómo está marchando el trabajo de ustedes, los problemas que existen.
No nos sentiríamos satisfechos simplemente con que todo concluyera aquí y nos volvamos a ver dentro de cinco años. Ustedes tienen mucho más espacio que yo para reunirse cada cinco años, pero yo tengo que hacer en cinco años lo que haría falta en 25, y por eso estoy proponiendo esto, que nos reunamos otra vez y hagamos una especie de rendición de cuenta de cómo están marchando las cosas que hemos acordado aquí y las cosas que hayamos resuelto en contacto con la dirección, y vayamos elaborando una especie de programa.
Hay algunos problemas por resolver. Al mediodía estuvimos conversando y están relacionados con el hecho de que hay un número elevado de artistas que ahora terminan en la Asociación “Hermanos Saíz”, algunos son miembros de la UNEAC, […] ¿Cuántos tienen ustedes en total en la UNEAC?, ¿cuántos hay?
Abel Prieto.- En la UNEAC hay alrededor de 5 000.
Cmdte.- Cinco mil, y el número de los que pertenecen a “Hermanos Saíz” es de alrededor de 2 500 y tantos, hasta este momento, me imagino que ingresen otros. Nos queda una gran masa que, de acuerdo con el trabajo que cada una de las dos organizaciones acometen, las tareas que deben desempeñar, o tendrían que cambiar su actual función y convertirse en organizaciones masivas, o mantener el status que tienen ahora. La mayoría de las personas con las que he hablado son partidarios de mantener este status; pero hace falta una asociación o algo, son ideas, creo que debemos analizar y sacar las conclusiones pertinentes. Alguna asociación donde puedan estar todos, quiero decir a la cual pertenecerían los que no están en la UNEAC ni están en la Asociación “Hermanos Saíz”, y tenemos además, el sindicato.
Eso lo estábamos discutiendo hoy, no hemos sacado conclusiones todavía, pero pienso que va a crecer. Me pregunto, por ejemplo, los instructores de arte cuando terminen a qué organización van a participar; bueno, al Sindicato de los Trabajadores de la Cultura, aunque ahí están todos. Aquellos, en un momento dado, van a ser graduados universitarios, tienen un nivel, hay que darles una atención.
Por eso es que hoy yo expresaba la idea más bien como una necesidad de que pertenezcan a una institución a la cual pertenecerían también los otros, cada uno con sus funciones específicas, no para dirigir a la UNEAC ni para dirigir a la “Hermanos Saíz”, pero sí para que formen parte de una institución que tiene funciones muy específicas. Son todos los demás artistas, y los que ingresen, y los que se gradúen, es para mí un problema que hay que resolver, y entonces todos en el sindicato. No se debe abandonar la idea del sindicato, pero, dadas las misiones del sindicato, pienso que este sector que no está en las dos instituciones mencionadas, requiere de una atención que a mí me parece difícil en ese sindicato que los abarca a todos también y pueda desempeñar en cuanto a las características de su trabajo.
Son ideas por pulir todavía. Esta no es, digamos, una organización como la juventud, que trabaja en la juventud y en un momento dado ingresa en el Partido, cuando ingresan, que son dos momentos diferentes. Los estudiantes transitan como estudiantes. Pero yo pienso que el sector artístico e intelectual requiere una atención especial. Son problemas nuevos porque crece la masa y habrá personas muy valiosas, masivamente valiosas.
Es una de las ideas que tenemos que contemplar. Ustedes deben meditar también sobre este punto.
El sindicato tiene que trabajar; pero el sindicato tiene un gran número de trabajadores, es imposible que pueda proporcionarle la atención, yo diría, especializada que requiere la masa de intelectuales y artistas que no estarían ni en la UNEAC, ni en los “Hermanos Saíz”.
Estuvimos por el mediodía meditando sobre todo eso; sería bueno que pensaran ustedes, meditaran también.
Hemos hablado de sistema de cultura. Todos los del sistema de cultura están en el sindicato.
Abel.- Más trabajadores de la radio y la televisión.
Cmdte.- Me parece que hay un vacío, me parece que nos falta algo. Y, claro, no se debe tocar lo que son las dos instituciones, no hay que convertirlas en masivas porque dejarían de ejercer las funciones que están ejerciendo ahora. No se pueden excluir de una asociación de artistas, como se sabe, crece el número de asociaciones.
Nosotros mismos tenemos que meditar, porque está muy fragmentado todo y puede estar fragmentado en el sentido de que están los que atienden la música, los que atienden…
Abel.- Institutos y consejos, de la música, de las artes escénicas, del libro.
Cmdte.- ¿Cuántos tenemos?
Abel.- Cinco.
Cmdte.- Pertenecen al Ministerio de Cultura. La UNEAC es una institución social; “Hermanos Saíz”, por todo lo que he podido apreciar, es también una institución social. Hay que hacer una coordinación entre cada una de las instituciones de ustedes y de ellos; pero las instituciones sociales no están subordinadas institucionalmente y, sin embargo, algo hay que hacer, que coordine. ¿Quién es hoy, podemos decir, el principal coordinador? Hay instituciones que pertenecen a la televisión, ¿no?
Abel.- Cuatro.
Cmdte.- ¿Cómo están organizados los artistas que trabajan en la televisión?
Abel.- Están sindicalizados —ahí está la secretaria del Sindicato— por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura.
Cmdte.- Y me han dicho que es una persona excelente, todos ustedes han dicho.
Abel.- Con cariño hablamos de ella mucho.
Hay una Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC, y también hay algunos jóvenes videastas, realizadores que pertenecen a la Asociación “Hermanos Saíz”, que no son un gran número, con un pequeño número. Están en el sindicato y están en la UNEAC, una asociación, incluso, bastante numerosa, que es la que preside Lisset.
Cmdte.- ¿Pero toda la coordinación se produce desde abajo?
Abel.- En este caso el interlocutor permanente es, sobre todo, el ICRT, en el caso de esa asociación, la radio y la televisión, porque en el cine el número de realizadores, es decir, los realizadores del ICAIC, los artistas del ICAIC son realmente un número pequeño y son miembros de la UNEAC. Hay algunos también de la Asociación “Hermanos Saíz”.
Cmdte.- Y algunos que no pertenecen a ninguna de las dos.
Abel.- Y algunos que no pertenecen a ningún lado.
Nosotros tenemos alrededor de 25 000 artistas en el país, es lo que yo le comentaba al Comandante. De esos 25 000, entre la UNEAC y la Asociación, son poco menos de 8 000; el resto todos están dentro del sindicato de la cultura; pero no están, digamos, atendidos por organizaciones profesionales.
Cmdte.- Más bien que dispersar habría que crear algunas instituciones sociales nuevas, para mantener lo que tenemos hoy. Saca la cuenta, 2 500 aquí, 5 000 allá, son 7 500; hay 17 500 artistas que pertenecen al sindicato, el cual tiene que atender, además, ¿a cuántos miles de trabajadores?
____________.- Comandante, el sindicato tiene 70 000 trabajadores, porque, como usted expresaba, abarca el sector artístico en todas las manifestaciones, la radio y la televisión en la parte de nuestros artistas, pero también de nuestros técnicos, del resto de los trabajadores, y abarca a los periodistas y a los órganos de prensa. Este sindicato es el resultado de la unión de lo que era el Sindicato de Artes y Espectáculos y del Sindicato del Libro y la Prensa, que en un momento determinado, hace 24 años, cuando se unificaron determinados sindicatos en diferentes sectores, se produjo de esta manera en el nuestro.
Cmdte.- Correcto. ¿Pero todos los trabajadores de la prensa pertenecen a la UPEC?
____________.- Sí, Comandante, todos; a la UPEC y al sindicato, entonces los periodistas y el resto de los trabajadores de los órganos.
Cmdte.- No hay duda de que el sindicato no podría atender la tarea de atender a todos los trabajadores de la prensa, es decir, no pueden prescindir de la UPEC; sin embargo, hay una masa de artistas y de intelectuales que están únicamente en el sindicato y, a mi juicio, requieren de una atención especializada.
¿Qué institución podría llenar ese vacío? Bueno, una asociación que los comprenda a todos; pero esa asociación tendría una dirección que se ocuparía principalmente de todos aquellos artistas que no están dentro de la asociación; si ustedes quieren mantener una selección no hay otra alternativa. Lo otro sería la masificación.
Creo que la UNEAC está haciendo un excelente trabajo, como la UPEC también, realiza un trabajo importante, y está la organización “Hermanos Saíz”, para atender a los más jóvenes, pero terminan a los 35. Admito que jóvenes son los que hemos despedido hoy, algunos, desde luego, una parte pertenece a la UNEAC; están todos los demás, un número de artistas que va a crecer. Sin embargo, tiene que haber un sindicato también de la cultura que los represente a todos, porque no van a dejar de estar ustedes en el movimiento sindical; pero las características del trabajo que tienen que desempeñar es muy diferente al del sindicato, digamos, azucarero, o al de la construcción. Ni pueden dejar de pertenecer a los sindicatos, ni pueden ser atendidos por los sindicatos, con una sección de esto. No, estas instituciones que estamos mencionando tienen una personalidad.
No podríamos hacer una tercera organización, porque sería ininteligible. Tengo la impresión de que todos aquellos artistas que no pertenecen a estas dos instituciones, que están reconocidas, se van a sentir un poco en el aire; hay que meditar más sobre esto, saber más, qué tipo de problema pueden tener, qué tipo de atención especializada necesitan. Es lo que hasta ahora veo; veo un vacío, veo la necesidad de que el resto de los artistas e intelectuales no se sientan por debajo; son del sindicato igual que todos, pero no hay una atención para los intereses, los criterios, las preocupaciones de esos 20 000 artistas, y que no pertenecen a ninguna de las dos instituciones. […]
[…]
Cmdte.- Tiene razón, pero una parte importante van a estar en las escuelas.
Bien, dejemos aquí planteado que es un problema a analizar y a resolver, con calma; pero yo quería plantear este punto.
Lo otro, decirles que le vamos a prestar el máximo de atención a la Asociación Hermanos Saíz.
Retrato de grupo con Fidel.jpg. Pie: Retrato de grupo con Fidel. Foto: Angelito Baldrich
Yo me he llevado muy buena impresión del congreso, estoy admirado de la cantidad de talentos, en el otro sentido de la palabra; porque yo hablo del talento, la capacidad de comunicación que tienen, las cosas que han expresado, el sentimiento, la forma en que lo han hecho, y veo con claridad lo que pueden hacer ustedes, claridad total.El otro encuentro —parece que hace un siglo que yo me reuní con ustedes—, en 1988, hace 13 años, ¿qué teníamos por delante? Nada, no teníamos ni la sombra, por lo menos yo, de las ideas que posteriormente se fueron desarrollando. […]
[…]
Me alegré, porque habiendo sido hace 15 años, me encontré unas cuantas cosas, unas cuantas ideas, que son las mismas que hemos estado defendiendo y desarrollando ahora; pero hay un abismo de diferencia entre 1988 y este año 2001, somos un pueblo mucho más curtido, mucho más sometido a durísimas pruebas, un pueblo que tiene más comunidad de pensamiento, por la experiencia que todos hemos tenido que vivir.
Me parece que eran años de confusión, y ya yo estaba aburrido de que se hablara de las Palabras a los Intelectuales, porque yo sé valorar cada cosa, las mías, y soy crítico; puedo, por otro lado, sentir una determinada tranquilidad de conciencia, porque en algunas cuestiones claves no tenía duda alguna. Detrás traíamos aquellas broncas tremendas desde principios de la Revolución, y que estaban presentes, por supuesto, cuando las famosas Palabras a los Intelectuales, y era una guerra entre el órgano oficial del Partido, que se llamaba entonces Revolución, en que se creó una “capilla” que quiso monopolizar todo lo relacionado con la cultura y el arte. Así todos terminaron donde era lógico que terminaran, de enemigos de la Revolución; tenían guerra con otros compañeros excelentes, que han permanecido hasta el final de sus vidas, y algunos todavía están en una línea revolucionaria.
Aquello de Lunes de Revolución, ¿cómo se llamaba aquello? (Le dicen algo.) Aquello era algo horripilante, yo me acuerdo a cada rato. Y conozco a quien era el amo del suplemento, es un caballerito que uno siente vergüenza de que haya sido director del órgano, yo lo conocía bien, no de antes; porque en la gran realidad nuestro movimiento era muy heterogéneo, y casi todo el que se iba de las filas del Partido Socialista Popular, el cual puede ser sometido a un análisis histórico, crítico y todo, pero nadie le podría negar su condición de ser gente de la más honrada, con ideas antimperialistas, una organización que luchó por los trabajadores en tiempos complicados.
Hay épocas históricas. Aquella era la época de los años que precedieron al fascismo, en que la Internacional Comunista existía y daba órdenes desde Moscú; pero esos partidos de buena fe, con gran amor, formaban parte de esa institución. ¡Qué magnífica cosa es una Internacional!, una Internacional democrática. Y los partidos comunistas latinoamericanos están llenos de gente de grandes méritos, de grandes sacrificios, que se mantenían firmes, y se mantuvieron firmes aun en los tiempos del macartismo, pero en aquellos fatales años en la lucha contra el fascismo se crearon aquellos frentes internos antifascistas en que juntaron al perro, al gato, a los ratones, le hicieron frente a aquello, y el Partido Comunista de Cuba, fundado por Mella, Baliño, y al cual pertenecían muchos de estos nombres que se mencionan, Pablo de la Torriente Brau, por supuesto, Mella, que fue uno de los mártires, Martínez Villena, organizó la huelga que derrocó a Machado. Sufrieron represiones de todas clases, se cae el gobierno, surge un movimiento militar dirigido por un sargento de conocido nombre, se unió todo el mundo allí: los estudiantes, los del Directorio. Toda esa historia, por lo menos yo me he visto en la necesidad de conocerla.
Eso fue en 1933. Sube Hitler creo que ese mismo año al poder. Sus teorías contenidas en el Mein Kampf empiezan a ser aplicadas: peligros de guerra, consignas antiguerreristas y antifascistas de la Internacional Comunista, los frentes únicos, los frentes populares.
Como consecuencia de eso, aquí en Cuba, se junta la fuerza batistiana, que eran gente de los batistianos, los militares que eran corrompidos, asesinos, represivos, habían matado a no se sabe cuántos obreros, cuántos estudiantes, habían reprimido la huelga de marzo de 1934 —o 1935, una de esas fechas— a sangre y fuego; los comunistas venían, con su historia de la lucha contra Machado, de la lucha contra Batista. Entonces aquel Frente Popular mezcla a los batistianos y a toda su gente, a la ABC, famosa, que era una institución que se había destacado en la lucha contra Machado a base de poner bombas y era fascista de pensamiento, toda esa gente se juntó en aquel frente antimperialista, viene una constitución, y aquella alianza, durante un montón de años, entre Batista, aquella gente y el Partido Comunista, ordenada desde el exterior le costó un precio altísimo al Partido Comunista con todos sus méritos y su historia, y siguió en todo ese período defendiendo a los obreros y arrancando cualquier conquista, pero enajenó la simpatía de mucha gente joven, de muchos estudiantes.
En las elecciones de 1940 estuvieron juntos en la Constituyente. En la Constituyente todo lo que había de bueno fue lo que propusieron los comunistas allí, ley de reforma agraria y otras, que ninguna, como pasa en todos estos países burgueses, ni se cumplimentó nunca.
En las elecciones de 1944, todavía en medio de la guerra, en que el candidato batistiano pierde, estaban aliados, y se acaba la guerra y empieza casi de inmediato la guerra fría, el macartismo, los gobiernos auténticos, y empiezan a matar comunistas, líderes comunistas. La gente se mantuvo firme, lo digo así, hablando objetivamente, imparcialmente, pero los revolucionarios con una conciencia, una cultura verdaderamente política.
El único partido era el Partido Comunista, cometió enormes errores, sobre todo en el proceso insurreccional, y no como partido, sino porque algunos líderes estaban afuera, otros se quedaron, algunos tenían métodos stalinianos, conceptos stalinianos, y realmente hubo uno que prácticamente se apoderó en ese período de la lucha revolucionaria, de la lucha armada, y siguió la política de dejar que murieran los pequeños burgueses, que éramos nosotros, cuando yo ya casi me sabía de memoria algunos de los… Yo era comunista, primero comunista utópico y después comunista marxista-leninista desde el año 1948, y como en cualquier cosa que me meto suelo hacerlo en serio, era radical; ya todo lo que vino después estuvo determinado por la táctica que había que seguir en este país para tratar de hacer una revolución al lado de Estados Unidos, cuando los comunistas estaban aislados en ese período.
Por eso yo no me afilié al Partido Comunista, tenía muy buenas relaciones con ellos, entre otras cosas, porque tenían un crédito en la librería del Partido Comunista que estaba en Carlos III y yo tenía hasta un montón de libros, todos los libros los adquiría allí fiados, y todavía no he pagado ni la cuenta, porque después que se terminó los visité por allí y no les pagué, pero yo creo que les debía como 100 pesos, y 100 pesos en aquella época era tremendo. Ellos me entregaron los libros. Ellos divulgaron las ideas, ayudaron a que pequeños burgueses y burgueses entraran en contacto con la literatura; ya en ese momento estaban en la misma posición de oposición al régimen corrompido de Grau, de Prío y de toda aquella gente.
¿Qué hizo nuestro movimiento? Bueno, aquí está Armando Hart, él sí puede ser testigo, él era un pequeño burgués de izquierda de verdad, y no sé cuándo él adoptó el credo comunista y el marxismo-leninismo. ¿Cuándo fue, Armando?
Armando Hart.- Cuando caí preso y me puse a leer, me di cuenta que con todo lo que pensaba, sin saber que era socialismo, estaba con el socialismo. Me hice comunista por la Revolución que tú has dirigido.
Cmdte.- Sí, ya tú eras. ¿Qué edad tú tienes, Armando?
Armando Hart.- Yo tengo sesenta y nueve.
Cmdte.- Me asustas, porque nada más te llevo cuatro.
¿Tú sabes cómo era la universidad? Una universidad de 15 000 alumnos, tan fuerte había sido el efecto de la guerra fría y tan de clases era esa universidad que entre 15 000 estudiantes no había 50 estudiantes antimperialistas, en la Universidad de La Habana, en esa, donde yo llegué. Ya conté cómo fui utópico primero, leyéndome los libros del capitalismo sobre la base del pleno raciocinio.
¿Qué tiene que ver esto con la cultura? Cuando triunfa la Revolución, nuestro movimiento era muy heterogéneo y entonces cuanta gente desertaba del Partido Comunista, los recogía el 26 de Julio, digamos (Le dicen algo). No hace falta ni nombrarlos. Pero, no, lo de Franqui… Yo no te echo ninguna culpa, pero realmente se nutrían. Ah, un grupo obrero del 26 de Julio era, por lo general, de renegados del Partido Comunista; Franqui era uno de ellos, había sido miembro del Partido Comunista y le tenía resentimientos. Era un tipo, además, mediocre.
Yo me acuerdo que después de la huelga de marzo, un episodio en que el movimiento revolucionario sufrió una derrota, van para allá un grupo de dirigentes, entre ellos estaba Franqui; pero como era director de un periodiquito clandestino, que se llamaba Revolución también, allí le dimos la tarea en la estación de Radio Rebelde, que ya estaba fundada. Fue más o menos por el mes de… en abril fue la huelga, en mayo viene una ofensiva tremenda contra nosotros. Allí se me apareció con un librito de Sartre sobre filosofía, no me acuerdo cómo era el título.
Se vio claro, clarísimo, que él no sabía bien cómo yo pensaba, sí lo sabía el grupo de compañeros de la dirección del Movimiento 26 de Julio, Montané, Abel. […] Si nosotros, después del golpe de Estado, en una casa donde nos habíamos refugiado por allá por Guanabo, teníamos círculos de estudio marxista; estaba Abel, Montané, Ñico López, un grupo de ellos. Recuerdo que el material que usábamos era una biografía de Marx, escrita por Mehring, una buena biografía. Y a mí me costaba poco trabajo convencer a aquellos compañeros de las ideas comunistas, de las tesis de Marx; con Montané, con Ñico, con Abel no costó nada. Qué fácil era un joven en aquellos tiempos, en aquella sociedad, abrirles los ojos sobre unas cuantas verdades. Había otros a quienes les interesaba nada más que la acción, no andaban muy preocupados por cosas de política. […]
[…]
Pero Carlos Franqui, responsabilizado con Radio Rebelde, y yo tenía que redactar las noticias de la guerra, de todas las cosas, porque a él no se le podía dar, ni sabía de eso, ni sabía redactar. Fíjense lo que digo: ¡No sabía redactar! Yo no era experto en redacción ni mucho menos, pero podía hacer ese trabajo. Y era en medio de la ofensiva, a veces hasta habíamos hecho una comunicación telefónica desde un punto redactando las noticias todos los días, y, desde luego, los partes de cada una de las batallas más importantes los redactaba yo, con todos los datos, con toda precisión, veracidad, sin exagerar una baja al enemigo ni reducir las nuestras.
Cuando triunfa la Revolución viene con su periódico Revolución ya aquí, crea Lunes de Revolución, y nosotros veníamos de la guerra y con veinte mil problemas más, ni cuenta nos dábamos de lo que estaba haciendo el tipo allí. Y así, la guerra contra los comunistas. Las famosas palabras aquellas fueron en las condiciones esas de ese conflicto. […]
[…]
Cmdte.- Sí, pero estábamos claros, conscientes, de esas tendencias, fue más bien buscar unidad.
[…]
En esas condiciones fue que se plantearon aquellos problemas, aquellas palabras que quedaron. Después nos volvimos a reunir. En dos palabras: se han producido muchos cambios, pero el más grande cambio se ha producido entre 1988 y hoy, hace 13 años, es un radical cambio. En ese entonces no existían las condiciones; también ha habido una profundización del sentimiento antimperialista, el sentimiento patriótico, el sentimiento socialista en las masas; nosotros lo sabemos porque recogemos todos los días en todo el país, a las dos horas llegan las primeras noticias de una mesa redonda, una tribuna, un acto.
Casi podemos medir matemáticamente los estados de opinión y qué opinan de cada una de las cosas; también el estado de unidad que hay en la población desde el punto de vista político. Esto es independiente de una queja por allá y otra por acá de distintos problemas; pero estoy hablando en los términos políticos. Estas son las condiciones que tenemos; jamás habíamos tenido las condiciones que tenemos ahora, producto del período especial, pero de modo muy particular a partir del secuestro de Elián, que nos obligó a una batalla por ese niño, a la movilización de todo el pueblo, y a una batalla que íbamos a ganar, y la íbamos a ganar de todas formas y sin violencia.
Las relaciones de la familia se fueron desarrollando, la pudimos conocer. Cuando nosotros lanzamos esa batalla el día 5, yo había hablado con Juan Miguel. Figúrense, él no conocía, jamás habían devuelto a nadie, a ningún niño, jamás había ocurrido un acto de justicia. Él escribe al ministerio, después escribe la madre de la antigua esposa de Juan Miguel, que murió. Y yo digo, ¿cómo será este hombre? Tenía que saberlo, verlo, si era un buen padre.
Aquello no se podía obtener por vías legales, tenía que ser por vías políticas, a través de la movilización, de la batalla política. Tres horas estuvimos hablando, fui franco, le dije: “Esto no se gana así.” Él traía fotos del niño, hasta material fílmico del niño. Es que tenía obsesión con el niño, y atendía al niño. Llegó con los ojos rojos y llorando, y escuchó todo lo que le expliqué con toda objetividad: “Esto no es cosa de… Esto es como mínimo tres meses, esta es una batalla política, y yo necesito saber qué clase de padre eres tú”. Sí, todos los datos, todas las cosas, un montón de aspectos por los cuales uno puede sacar, realmente, una conclusión de cómo es una persona. Y a partir de esa conclusión, decidimos lanzar la batalla. […]
[…]
Un error en la apreciación de las características del padre habría sido un desastre, gran riesgo en aquella pelea; un error en el tratamiento del resto de la familia, que estaba la mitad allá y la otra aquí, habría sido un desastre. Esa lucha no solo tiene todos los aspectos visibles, sino todo el aspecto de los métodos utilizados, porque de paso que dábamos se cruzaban notas —non paper, como le llaman los yankis—; un papel, que no es una nota diplomática, eso era todos los días, y la información al padre de las cosas esenciales, a la familia también, el tratamiento con la familia, en medio de una situación delicada, por las cosas que ustedes conocen: estaban las dos abuelas, una había perdido a la hija. Eso requirió un trabajo, realmente, pero muy cuidadoso.
Fuimos afortunados, con Juan Miguel, en primer lugar, y con la familia en general. A Juan Miguel le ofrecían cualquier cosa, pero a Juan Miguel no había quien lo comprara; ellos soñaron durante un tiempo que podían llegar a comprarlo con su propio hijo: “No, te lo damos enseguida”. Y tuvo una firmeza… Es verdaderamente admirable el comportamiento de ese muchacho. Pero, bueno, nos obligaron a librarla, y teníamos que ganarla.
Nosotros no habíamos utilizado todos los recursos, ya les conté que terminaron las estaciones, lo divulgaron todo, fue cambiando la opinión; pero nosotros teníamos determinadas medidas estudiadas que no las resistían tres días, ya a partir del momento en que teníamos el apoyo aquel, la información internacional… Y medidas pacíficas; había algunas que eran dramáticas, pero pacíficas. Había que traer al niño de todas formas, sin guerra.
Calculen ustedes qué momentos estuvimos viviendo todo el grupo de compañeros que nos encargamos de aquella tarea, que vimos rápidamente las estupideces; la idea de construir la tribuna como algo permanente, el Juramento de Baraguá, la decisión de seguir la batalla cuando regresara el niño. Pero era una incógnita, si toda aquella situación de emotividad tremenda al regresar el niño ya nadie quisiera…, y la batalla aquella perdiera fuerza. Yo pensaba que podíamos mantener la fuerza, porque es que conocíamos las opiniones. Con anterioridad se hizo lo de Baraguá. El tránsito fue entre el acto de Holguín, que reunió a 400 000 personas, y después el de Manzanillo, en que ya se declaró que continuaba la lucha.
Ya después ese movimiento adquirió mucha más fuerza: la marcha en protesta por los compañeros presos, el desfile frente a la Oficina de Intereses el día 26, después el acto con motivo del aniversario de lo de Barbados. Antes había venido la dramática muerte de aquellos dos jóvenes que cayeron en Londres tratando de viajar a Estados Unidos, la lucha contra la Ley de Ajuste Cubano, todo eso iba creciendo, detrás de una causa venía otra. Y ahora la situación esta de un señor ahí que decretó el cese de la independencia. Permítanme decirles que somos el único país libre del mundo, independiente, ¿no? Decretó esto, y nadie hizo lo que hicimos nosotros.
Lo podíamos hacer sin aventuras y con tranquilidad, porque conocemos bien los problemas que tienen, las contradicciones y todo eso. Es decir que no es ninguna aventura. El movimiento ha crecido y sigue creciendo. Ya las bombas esas que están lanzando, la cantidad de personas que viven en esas aldeas es impresionante.
Esa es la fuerza que tenemos en este momento.
En el Congreso de la UNEAC se elaboraron una serie de ideas, pero que eran defensivas prácticamente, las únicas que podíamos…, cómo defender la nación. Ahora estamos a la ofensiva. […]
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Nosotros, las tareas en que quedamos, la situación esta un poco extraña, un vacío que queda; pero tenemos tiempo, lo estoy planteando como una preocupación. Cuando yo hoy mismo en el almuerzo les estuve preguntando exactamente cuántos había, qué tanto por ciento, cómo era la cosa, los que tenían ustedes, los que tenía la UNEAC, y el número de artistas e intelectuales, y vi la masa esa, como también veo la cantidad de combinaciones, qué coordinaciones, porque este por aquí y el otro por allá, hasta he pensado si sería bueno un método de trabajo, algún encuentro, de tiempo en tiempo, entre todos los que tienen autoridad para coordinar las actividades relacionadas con la cultura, para que no se den situaciones de un problema, un grupo con alguien en que cultura no pueda resolver nada.
Por lo menos veo, independientemente de lo que se haga, la necesidad de que las partes que tienen facultad de decisiones… Ahí mismo uno está proponiendo, el compañero que lo propuso, los títeres a trabajar a las escuelas; pero, bueno, eso no se debe hacer sin coordinación previa, comunicación previa y autorización del Ministerio de Educación. No sería correcto que empiecen los compañeros nuestros de la juventud en La Habana a tomar acuerdos. Claro, eso hay que coordinarlo.
La idea es buena, y en aquel lugar en concreto, los trabajos que estamos haciendo no es…, es un lugar, no es un programa; pero tiene que coordinarse con el grupo, tiene que coordinarse con educación, tiene que coordinarse con ustedes; y hay que informarlo al Ministerio de Cultura, puesto que es una actividad cultural, y está educación, está cultura, está esta organización y habrá a lo mejor alguna otra dirección. Es decir, hay que coordinar todas las cosas, porque hay muchas cosas, y es bueno el carácter de esta asociación, el carácter de la UNEAC, pero, bueno, son organizaciones sociales, no son entidades administrativas, y es muy importante que haya esa coordinación, cada vez más, porque cada vez va a haber más gente, cada vez va a ser necesaria una mayor coordinación.
En realidad no debe fallar ninguno de los programas que se hagan. Uno le dedica un poco de atención, hay un hábito de coordinar. A cada rato hay que coordinar, en el mundo de hoy es imposible… Hay problemas, en cualquier país, que tienen que ver 10 instituciones con ellos.
Nosotros tenemos la ventaja de la unidad. Debemos coordinar y analizar antes de que se vaya a tomar una decisión. A nadie le gusta —fíjense bien— que se adopte una decisión sobre algo que sea de su competencia, y no le digan nada, no le informen. Esos hábitos son muy dañinos, constantemente dan lugar a fricciones y a problemas. […]