Siete décadas de encomiable labor creativa
Lesbia Vent Dumois, acreedora entre otros muchos del Premio Nacional de Artes Plásticas en el 2019, es una artista de la serigrafía. Una consagrada Maestra del grabado, en sentido general, cuyas obras constituyen referencias significativas para una escuela que en nuestro país ha contado y cuenta con creadores de gran valía.
Sobrados son los ejemplos de su vasta obra creativa en esta modalidad de las artes visuales en la que acumula un acervo impresionante. Pero en esta ocasión nos detendremos en la exposición Son de la gubia y el taco, inaugurada en la Galería Habana, el pasado 8 de septiembre, con la presencia de Alpidio Alonso, ministro de Cultura y reconocidos artistas de las artes visuales de la Isla.
“Es una de mis pocas exposiciones que cuenta con obras concebidas en diferentes épocas y que, efectivamente, son resultado de más de setenta años de trabajo, desde 1954 hasta el 2023”.
¿A qué obedece el nombre de esta exposición que, coincidentemente, fue abierta al público el día en que reverenciamos a la Virgen de la Caridad, considerada la Patrona de los cubanos?
El nombre de la muestra obedece a que el Son es una pieza musical muy enraizada en el país y habla de qué es un Son entre una herramienta llamada gubia y un pedazo de madera denominado taco, que es donde se realiza la obra que está expuesta.
El día señalado para su inauguración nada tiene que ver con las celebraciones religiosas. Fue, simplemente, una coincidencia, aunque una de las piezas que aparece en la exposición es una representación de la Caridad del Cobre. Fue una de las últimas obras que hice y entendimos oportuno mostrarla y reconocerla. No exhibimos la Virgen con intención religiosa, además el título de ese grabado es “Patria”.
La Virgen de la Caridad es un símbolo al que acceden todas las personas ya sean creyentes o no, devotos de otras creencias, patriotas y no patriotas. Se trata de una deidad que en realidad es Cuba.
En la muestra, caracterizada por su belleza y diversidad temática, hay escenas y personajes populares, evocaciones íntimas, situaciones dramáticas, acercamientos a nuestra historia y a sus principales personalidades, demostrativas en su conjunto de un recorrido pletórico de búsquedas y peripecias realizadas por más de siete décadas. ¿Cuántas piezas conforman esta exposición?
Son 47 piezas en total. Entre las que no faltan, por supuesto, los rostros de Fidel y de Martí. La obra representativa de Fidel fue, igual que la de la Virgen, una de mis últimas creaciones. No así la de Martí que es de la autoría de mi esposo Carmelo González. Es decir, no son de la misma época como tampoco del mismo creador. Pero, si teníamos a Fidel no podía faltar Martí, pues esas grandes personalidades de la historia nuestra y sus pensamientos han constituido para mí una guía permanente.
Considero que esta exposición es una manera de mostrar casi toda la obra que he realizado en grabado en madera, en xilografía. En ella hay piezas que pertenecen a los años en que me gradué de la escuela hasta la última creada este año.
Es una de mis pocas exposiciones que cuenta con obras concebidas en diferentes épocas y que, efectivamente, son resultado de más de setenta años de trabajo, desde 1954 hasta el 2023. Ello le concede un valor muy especial desde el punto de vista cultural y sentimental y la convierte en una de mis exposiciones más importantes.
En esa muestra están reflejados los cambios que se han operado en mi concepto estético. Hay desde las obras primarias, las elementales, temas cotidianos. Hay, incluso, algunas que abordan temas políticos no de forma directa, sino intuida. Estas obras corresponden a los años 59, 60. Seguidamente, viene un período que es el grabado en color. Y, por último, unas siete piezas concebidas en formato mucho más grande, que tienen un carácter más expresionista, más contemporáneo.
Lo primero que esperamos del X Congreso de la Uneac es mantener la unidad y junto a esa tan necesaria unidad, estimular la creación y que se produzcan aportes entre las nuevas generaciones de creadores.
Usted es una creadora incansable y eso la ha hecho dueña de un estilo perfectamente consolidado y ha sido, del mismo modo, infatigable en su desempeño al frente de la Sección de Artes Plásticas de la Uneac que se alista para celebrar su X Congreso. ¿Acaso ya trabaja en otra exposición con motivo de este evento o en una relacionada con cualquier otro interesante tema?
No, ahora voy a coger un descanso. A decir verdad, un descanso relativo, porque en estos momentos todo nuestro empeño está puesto en la celebración del Congreso, previsto como se conoce para el próximo año.
Es un evento que por su relevancia y trascendencia requiere del interés y el esfuerzo de toda la membresía, si queremos dar cumplimiento cabal a los propósitos que nos hemos trazado.
Y ¿cuáles serían algunos de esos propósitos?
Lo primero que esperamos de este Congreso es mantener la unidad que es un principio de esta organización. Y junto a esa tan necesaria unidad, estimular la creación y que se produzcan aportes entre los nuevos miembros, entre las nuevas generaciones de creadores. Aportes que beneficien a la institución, a la creación artística y principalmente al país. Después ya veremos —dijo finalmente, con su habitual optimismo y sonrisa, esta Maestra de vocación y práctica cotidiana.
Mientras llega ese nuevo encuentro con sus obras, Son de la gubia y el taco estará abierta al público hasta el venidero 20 de octubre, fecha en que celebramos el Día de la Cultura Cubana y también la dicha de contar, entre los artistas nacionales más relevantes de la Plástica, con Lesbia Vent Dumois, quien, por su tenacidad, talento y cubanía deviene orgullo de la nación.