Si un día pasas por mi cuadra, la más soleada del mundo, búscame en la medianía de las casas, hacia la parte derecha, entre la cafetería “Luces del mañana” y la dulcería “Amanecer luminoso”. No te confundas con la acera de enfrente, que tiene un portal que anuncia “Alquileres iluminados”, cerca del local donde imprimen letreros (llamado “Luminosidad in printer”). Mi casa es la única que no anuncia nada; no debes perderte.

Hacia la esquina de arriba han abierto un piano bar. El dueño, un señor rubio ojiclaro que de pronto apareció en nuestra cuadra, o sea, en nuestras vidas, parece un Cupido. Recuerdo el día que compró el terreno. Antes había sido una lechería y un local del policía de la cuadra. Afortunadamente nunca pasó algo digno de ser reportado a las autoridades, de modo que el señor policía, después de varios años de confraternizar con el vecindario, fue ubicado en otra cuadra. Entonces empezó la venta de leche que duró poco tiempo, hasta que el sitio quedó abandonado. La hija de la lechera y un primo del policía estuvieron en trámites legales mucho tiempo, discutiendo quién heredaba el espacio, o al menos eso se comentaba en la cuadra.

“Mi casa es la única que no anuncia nada; no debes perderte”.

Durante varios meses, no se hablaba de otra cosa. La gente seguía el ritmo de las discusiones entre los abogados de ambas partes, como si se tratara de una telenovela colectiva. Sin anunciarlo, los habitantes de mi cuadra se dividieron en dos bandos; uno apoyaba a la hija de la lechera y el contrario, al sobrino del policía. No me creas, pero hay quien dice que se llegó al colmo de hacerse apuestas. Total, todo resultó inútil al descubrirse que el dueño original (a quien nadie conocía), radicado en las afueras de la ciudad, había vendido el espacio al gordo rubio ojiclaro bautizado enseguida como Cupido. El piano bar que construyó, lógicamente, se llama “Cupisol”, aprovechando la creencia de que nuestra cuadra es la más soleada del planeta.

Justo frente a Cupisol está la antigua casa de una señora tan fea que nadie recuerda su nombre. Ha pasado de generación en generación como “La Rebestia”. Su casa es la casa de la Rebestia y ahora mismo, con el generoso pago que le ha hecho Cupido a los descendientes rebestiosos, existe un grandísimo garaje.

“Parqueo Revestido” dice el cartel. Nosotros le decimos el garaje de la Rebestia o Rebesticarro, pero en realidad es un parqueo cubierto con lonas, para que los visitantes al Piano Bar Cupisol puedan guardar sus automóviles debajo de un techo fuerte, sin miedo a la lluvia o al sereno. Los nietos de la Rebestia son los encargados de cuidar el parqueo. Uno se llama Raimundo y el otro Guillermo, pero son conocidos como los BB, que significa Bestios Brothers. A los BB no les hace ninguna gracia que les pregunten por su abuela, La Rebestia, ni que pronunciemos Bestios Brothers, pero asi es la vida en mi cuadra.

 “El piano bar que construyó, lógicamente, se llama “Cupisol”, aprovechando la creencia de que nuestra cuadra es la más soleada del planeta”. 

Siguiendo el orden, a continuación del rebesticarro viene la peluquería que empezó llamándose “Iluminaciones”. El anuncio, que verás en cuanto te asomes a mi cuadra, tiene su historia. Al principio, mostraba la cara de una señora con el pelo teñido de vetas claras llamadas iluminaciones. La cofradía “Defensa de la raza” protestó, y como enviaron una carta al periódico del municipio, en lugar de molestarse, la dueña de “Iluminaciones” se puso contentísima. No era la primera vez que nuestra cuadra era mencionada en un periódico, pero sí la más difundida. Al día siguiente de la carta vinieron fotógrafos, locutoras del noticiero, curiosas de otros barrios y colegas de la peluquera.

Entrevistaron a clientas, a los vecinos, a los dueños de los carros del Parqueo Revestido y en general, fue una cosa bien divertida. Luego de varios intercambios de opiniones, el anuncio resultó modificado.   

De eso se encargó el dueño de “Luminosidad in printer”, quien colocó la mitad del rostro de una negra al lado de la media cara de la rubia, la original. Cuando todo parecía perfecto, otras cofradías se sumaron a la protesta y el dueño del printer, feliz como una lombriz, añadió en el centro la cara de un hombre con las cejas sacadas, de manera que en lugar de un cartel de peluquería, el anuncio parece una propaganda de las Naciones Unidas. Los vecinos, en secreto, le llaman a la peluquería “Las tres caras de Evas”, pero lo que verás es “Iluminaciones Unisex”.

“No era la primera vez que nuestra cuadra era mencionada en un periódico, pero sí la más difundida”.

La cafetería “Luces del mañana” funciona al mediodía, y la dulcería “Amanecer Luminoso” en el horario nocturno. Por tal motivo, los dueños de “Alquileres iluminados” animaron a unos primos de Oriente a que se mudaran a nuestra cuadra, e instalaran en un pequeño pasillo el único lugar donde se puede desayunar en el barrio. Esos primos montaron entonces lo que se conoce por “Caféluz”.

Se levantan a eso de las cuatro de la madrugada (más o menos es el cálculo que hemos hecho aunque a ciencia cierta nadie sabe cuándo se despiertan) y cuelan café al estilo antiguo, llamado carretero. El café carretero se consigue haciendo pasar agua hirviendo sobre granos de café molido, previamente colocados en una manga de tela que parece el gorro de un payaso al revés. Para que nadie tenga dudas, dichas mangas están a la vista de todos. El café produce un aroma que notarás si visitas mi cuadra entre las cinco y las diez de la mañana. Luego ya no, porque los olores a fritangas de “Luces del mañana” opaca a los de “Caféluz”, nombrado entre nosotros “Los primos”. Mi abuela dice que entre tantas pestes y tanta bulla no entiende por qué no se quejan los inquilinos de “Alquileres iluminados”.  

“Los maniseros y los que venden plátanos en carretillas no pasan por mi cuadra. Dicen que bueno es lo bueno pero no lo demasiado”.

Te explico: Hay un par de horas (al menos) en que coexisten varios negocios a la vez, y los dueños vociferan lo que tienen a puro grito (a grito peláo dice mi abuela) y dejan escapar olores y palabras como si se tratara de fuegos artificiales. Algunos ejemplos son: ¡Pan con croqueta! ¡Tamal en cazuela! ¡Queratina barata! ¡Alisamos, rizamos, teñimos! ¡Café carretero! ¡Lechón asado! ¡Imprimo tesis y saco fotos! ¡Uñas postizas y cejas tatuadas! ¡Cuidamos carros! ¡Comienza el piano y el daiquirí! ¡Duerma tranquilo y con aire acondicionado!

Los maniseros y los que venden plátanos en carretillas no pasan por mi cuadra. Dicen que bueno es lo bueno pero no lo demasiado. Y eso mismo opina mi abuela, razón por la cual nuestro portal es el único que ni tiene cartel ni anuncia ni vende ni compra nada de nada. Nosotros nos dedicamos a mirar entre las matas el desenvolvimiento de la cuadra. Si pasas por aquí, no tendrás pérdida. Los habitantes normales que veas, somos nosotros. Puedes entrar sin pagar ni oler ni escuchar cosas de mercado. Si quieres, te doy un paseo por los alrededores, para que veas qué divertida es mi cuadra.

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