Selección de poemas

Sigfredo Ariel
24/2/2017

 

Con el mayor respeto

 

En homenaje a los indios

vilmente aniquilados edifico

una barbacoa / levanto un cuarto

en homenaje al esperma

seco en pantalones sucesivos

—dril, caqui, corduroi, blue jean—

que no engendrara hijos

por no tener

habitación  

ni nada

 

Y el estribillo es este:

dril, caqui, corduroi, blue jean

óyelo bien  

que no engendrara, no

que no engendrara.

Para ser conversado alguna vez con Ignacio Piñeiro

 

Cuando el año es húmedo procuro

arrimarme a un resplandor Las pozas

veo colmarse de maleza / el duro

horcón del cuerpo y otras cosas

 

persistentes como los palmerales

suelen desvanecerse en formas irreales

bajo la rumba abierta Resistencia

 

a la intemperie que conocen los mayores

acosados del cuerpo y sus acosadores

como Ignacio, la Ciencia.

 

Mas cuando el año no trae fosforescencia

alguna ni entrada ni salida, sino un cerco

constante, como una bestezuela vuelvo

al tambor renacentista / me acerco

a la orilla de Matanzas y en esos resplandores

me disuelvo.

 

Yarini con las cejas perfiladas

 

Compro el periódico

a precio adulterado

para saber la fecha, estoy

en San Isidro, barrio

arcano

 

Camino San Isidro

arriba-abajo y alguien

me da en el hombro a las tres

en punto y murmura

qué hay

 

Dudo de que sea él

quien anda en grima por el mismo

medio de la calle donde el disparo

de un revólver de nácar lo acabó

 

Dudo aunque las mujercitas del balcón

asomen rientes para verlo, nerviosas

se soplan al oído con las manos en la cara

mientras pasa, blanconazo el pecho

depilado y en un solo trazo

japonés, las cejas

Todavía dudo como si no creyera 

de modo soldadesco como creo

en el enorme poderío corporal

de cierta clase de personas impulsivas

y en la resurrección de dos o tres

aspiraciones muertas.

 

Para ser cantado ante la boca de un güiro

 

Los negritos y blanquitos

del vecino barrio marginal

se deslizan por los pocos mármoles

que quedan del antiguo club marítimo

intervenido a nombre de un notorio

sentimiento popular y más tarde

abandonado, digamos

a su suerte

 

Se suponía que en esta fecha patria

no existiera el barrio marginal

que ha crecido y crece con soltura

en los márgenes de grandes avenidas

por las cuales entre otros

vehículos privados

pasan los mismos cadillacs

y chevrolets de hace

setenta años.

 

De la visita

 

El zunzún es juguete y es amor dice

Lecuona acuclillado sobre la madera

de un cajón en mitad de la calle, yo

lo he visto mientras pasaba del brazo

con quien no debo pasar y luego

cuando me hice fanático de un santo

exigente, igual de olvidadizo

que aceptó mi aguardiente y mi comida,

vi pasar a Lecuona con el cajón

bajo el brazo por la calle Medio

susurrando aquello del zunzún

 

mientras el pueblo adormilado

por el santo se entregaba en cuerpo

y alma a la contemplación

budista.

 

Para ser acompañado solo por la clave

                                                                          

Auxílienme, versales al inicio

de este trozo de papel

cruzado por azules paralelas, vegas

de Robaina, carbonícenme, adjetivo

y adverbio, enemigos míos, gerundio

mal parqueado a sabiendas

que estás mal, bosquecito de pinos

entre 9na. y 5ta., laberinto:

mírenla qué linda

viene

 

Teléfono que suena todo el jueves

y llama al ángelus, dedo que tapa el sol

no permitan que mis hojas

de lechuga dentro del microwave

se transformen en plástico, no dejen

que me asuste la altivez

de las personas bellas como si la belleza

fuera fruto de un esfuerzo personal, página

rayada por mi lápiz chino: mírenla

qué linda va.

 

Un doctor alemán

 

Bladimir, in memoriam

 

Después de la comida

en la mansión que era casa

de jóvenes artistas —salmón

y whisky por primera vez— el doctor

alemán y su magno tabaco

preguntan cómo es construir

comunismo bajo las palmeras

 

Tal como dice la letra de aquel

bolero mambo: tú me

miraste y entonces

te miré.

 

Recursos de suplicación

 

Tarde en la noche marqué el cero

y nadie contestó, varias

veces agité el gancho

necesito papel para escribir

dije a la muchacha de la somnolienta

carpeta del hotel —repita por favor

dijo para ganar tiempo con el loco

que llamaba desde el quinto piso

mientras los extranjeros con florales

pantalones de algodón

bailaban en el lobby mambo

qué rico el mambo

qué rico

es

es

es.

 

La indignación

 

Qué sucedió en el desorientado mitin

de Plaza Catalunya en medio

de dos o tres cientos de amantes

repletos de electricidad

 

qué sucedió cuando monumentales

mozos de escuadra germinaron

del humo y los cristales

estrellados de todas las tiendecitas

de pakistaníes hasta las instaladas

en el planeta Marte

 

qué sucede en el metro mientras tanto

que un rumano canta y baila La paloma

cuando salí de La Habana

válgame Dios.

 

 

Rumba de lo material

 

con Odette Alonso

 

Por espagueti y jabón amarillo de lavar

mi amor temerario va de la alta Habana

aSiboney   como un defraudador  

como un contrabandista  Los domingos

carga una estiba de naranjas mandarinas

para mí: ama el son habanero, hace

que escriba sobre piedra   el escriba

 

Urde un té de romerillo y parte el único

pan nuestro con quien llega transmitiendo

su radionovela individual   raramente

semejante a la nuestra   Oye y desoye 

mientras fuma con esmero y pone orden

al heroico cuarto de alquiler

cuando quedamos solos

como dos perseguidos  

 

Era mi amor un obrero ejemplar  

ahora es que caigo   Hizo placentera

esta precariedad, hizo habitable

la maleza viva partiendo a mano

limpia las pavorosas marañas del 90:

solo con espagueti y jabón

amarillo de lavar plantó mi casa

en el lugar del sao

 

Aunque hace cuanto hace

en mi homenaje dejo

al amor sin frente, música

ni electricidad, en pura ruina   

 

Aunque hace cuanto hace

en sacrificio mío espanto

al pájaro en mano y voy

detrás de cien: cien

que volaron y volaron

efectivamente

 

Aquel breve amor bracero

supo todo el tiempo que

sucedería, no sorprendió

a la gente: se repitió

la historia como agua

continua

 

Y dice el coro: no tengo

no tengo no tengo

perdón de Dios.

 

Bajando lealtad

 

Habrá por fin bembé

la policía dio permiso  

habrá violín y güiro

y vendrá gente del centro

de la isla con sus tremendos

quesos para contrabandear

fuertemente en la hora

magenta

 

Vive la policía en su castillo

de Zanja con la vista fija

en el casino chino   Bajo

los focos led que encienden

en las noches la estación

de policía parece

Disneyworld.

 

Rumba al final de la explosión naranja

 

Escuchando “Qué te pasa, hermano”,

guaguancó de Florencio Calle

 

Estoy de parte de aquel perro que mira

hacia ambos lados antes de cruzar la doble vía:

míralo cuidarse como gallo fino

         y por qué razón a mí

         si salgo me están velando

 

Mientras dura el verano las personas

destilan irritabilidad, sus ganglios generan

porquerías que terminan por aniquilarlas

         y antes que amanezca el día

         vuelven a su habitación

 

De momento aparece quien aspira a tener

algún control sobre tus emociones delicadas

pero son bastos, tallados a machete

dolores y alegrías, eso lo sabe un niño

         salen del bibijagüero

         uno alante, el otro atrás

 

Hay quien surge a puro grito del estadio

intercambiando ofensas después de un espartano

juego de pelota en contra o a favor del equipo local

y luego se disuelve en la cervecería conmigo

 

con los ojos, casi nunca con el resto, pues se cuida

como aquellos que se cuidan como gallo fino

         y yo que soy un cubano

         por qué no lo voy a hacer.

 

Especial para La Jiribilla
 

FICHA
Sigfredo Ariel: Poeta cubano. Nació en Santa Clara, Villa Clara, en 1962. Recibió el Premio de la Crítica 2016 por su libro Recreos para la burocracia (Ediciones Unión). A finales de este año aparecerá su poemario Todos los hierros, publicado por Ediciones Matanzas. En proceso de edición se encuentra Matinée bailable, selección de artículos y ensayos referidos a la música popular cubana.