Selección de poemas
9/2/2017
Curriculum Vitae
Nací en plena sinfonía de amanecer
con adagio de bombas andantes
y allegro vivo de ametralladoras
en armonía de pueblo
mi nombre viene de la tierra
de un árabe ambulante
que amaba como elemento al aire
y Neptuno era su planeta
Mi padre fue un mozo
demoledor de aromas
concertino de la sierra
Mi madre
una agitadora
ama de casa
abuelo fue punto de azúcar
rocío de caña
andador de senderos
y abuela vivió silvestre
como la albahaca
El más pequeño
grande de mis tíos
fue guerrillero
con hojas de olivo se cubrió de verde
un día de sol se clavó en sus pupilas
sembradas
en medio del camino
entre las palmas
El primer hijo de mi padre
se inició en las lomas
los tres siguientes
fueron luminarias de monte
su último hijo
-ese soy yo-
creció plantando árboles:
Viviendo…
Guantánamo
Guantánamo:
recodo de mi nostalgia
“entre el mar y la montaña”
con sus gentes de mil colores
cánticos y ritos ancestrales
calles que desaparecen
a la caída de la tarde
y sus cuatro ríos amaestrados
Mi ciudad
de sol y azúcar
café y pitahaya
pueblo negro
y grande
grande
grande
grande…
De provincia
Roguemos esta noche por un niño
de quien no queda más que una oveja de
arcilla sin consuelo entre las vastas ruinas.
Elíseo Diego.
Ciertos abejorros se cuecen a mis espaldas.
Despertares de veranos muertos.
Se desgajan en el recuerdo, los aprehendo:
el olor del toronjil recién cortado,
la tibia ropa en el armario de cedro,
las manos de la abuela pariendo girasoles.
Aquellos veranos y estos abejorros se me ofrecen torvos:
¡explosiones Solares abren cráteres en mi pecho!.
Neblinosas se alzan las tardes cipresinas del patio,
se perfila la imagen de mis cuatro hermanos
al derramar juventud en sus rondas por los valles,
me sorprende el olor de las malvas Brujas medicinales,
nimbos mis ojos circundan esa eterna amortajada
por la apuesta perdida hace tantos años.
Pegada a la retina la niña callada destroza lazos
cuando púdico su pubis germina entre sollozos,
y viaja la palabra malherida
cual sabática flor tributaria de difuntos.
Se extiende el pueblo hasta la humedad de los potreros,
¡Y los peces prisioneros en la charca de la esquina!
El arriero cruza el río con olor a crin de maíz.
Mi madre, por el fresquedal de mis recuerdos
navega con sus venas abiertas,
exorciza el fuego que ansía mi frente,
agiganta la fragancia del anón invasor de la casa.
Un invierno de trópico se debate en mis pulmones de asma,
se marchan los versos, se marchan.
Me refugio en el patio con cercas de siemprevivas,
aureoladas las sienes con albahaca morada.
Una certeza taladra el asedio a mi verso:
¡Hacer camino andando con mi tiempo!
Frente a mí
Frente a mi una silla vacía…
Javier Cabrera.
Frente a mí la ciudad vacía
aquel que no sufre conmigo
no la habita
el que no la habita
no existe
el que no existe no regresa
(Lo perdemos para siempre)
Nueva leyenda
Esta ciudad es de mi talla…
Aime Cesaire.
Hoy me siento Icaro
al recorrer las calles de mi ciudad
acompañado de quien me ama
y ver el mar de los que no han caídos.
La Habana no es Itaca
no somos leyenda de la antigua Delfos
esta es la ciudad del tiempo de la luz
del amor que arde.
Aquí el sol no rompe las alas
ni se precipita al final de la tarde:
vive la imaginación.
Es la tierra de los que amamos.
Darse cuenta
Te pienso cuando nombro a esta tierra
cuando con mi sudor convierto en piel mi camisa
te sueño cuando la luna llena
se cuelga entre el edificio de la esquina
y una palmera
Te quiero cuando tu mirada
enciende los parques de la ciudad
cuando acogen tus pupilas el color del mar
Te extraño en los recuerdos cercanos
por donde se pasean los fantasmas
que se pierden en tus brazos
nos convidan a un café
y luego marchamos al cine de barrio
a descubrir a Bola
Te amo cuando La Habana despierta en tus ojos
Llueve en La Habana
¡Ay de la ciudad que sufre los escarnios.
Que se humilla en silencio!
César López.
Llueve en la Habana
no hay obuses sobre las azoteas
recién comenzamos el trabajo
jornada de cansancio nos esperan
del día de la creación final podremos
decir a nuestros hijos -¡Hemos vivido!-
Miro como llueve en la Habana
con la certeza de que tu viaje se ha demorado
que hay jóvenes amándose en las playas
que el agua refresca tus caminos
que sonríes al recordar mi extraña confesión
de que Adán y Eva fueron expulsados del paraíso
por comer el sensual fruto del papayo
y no por la oscura manzana que nos han impuesto
Pero es más -¿Acaso sabías que Ofelia
perdió la memoria porque nunca se posaron
naranjas en el cielo de su boca?
Miro como llueve en La Habana
evoco como pulsas tu llave lloviznada
que se cuela por la puerta del paraíso
donde tantas veces nos hemos amado
siento el olor de la tierra mojada
que se refugia en mi pecho al no poder
estrechar tu cuerpo de lluvia
entonces me descubro
mientras desnuda la paz retoza
sobre las azoteas me pierdo
entre el aguacero que cae sobre La Habana
Especial para La Jiribilla
Ficha
Jorge Brooks Gremps: Escritor, poeta y ensayista cubano. Manager de Danza Contemporánea de Cuba. Colaborador de diversos medios de prensa.
Se para el tiempo, respiras profundo para seguir la vida.
El espejo se rompe ante tus ojos, te quedas sin fuerzas.
Un fino vaso cae de tus manos, sin esperarlo.
Parece un sueño interminable.
Significa tu vida, la de otros.
Creer que no pasó, superarlo.
Meditas su ausencia.
Recuerdas lo vivido.
Extrañas sus besos.
Ignoras la verdad, no verla más.
Se desmorona todo la esperanza.
…Perdón
se me olvidaron las palabras…
La muerte de una madre
Se para el tiempo, respiras profundo para seguir la vida.
El espejo se rompe ante tus ojos, te quedas sin fuerzas.
Un fino vaso cae de tus manos, sin esperarlo.
Parece un sueño interminable.
Significa tu vida, la de otros.
Creer que no pasó, superarlo.
Meditas su ausencia.
Recuerdas lo vivido.
Extrañas sus besos.
Ignoras la verdad, no verla más.
Se desmorona todo la esperanza. …
Perdón se me olvidaron las palabras…