Selección de poemas

Alejandro Tomás Román Olivera
23/6/2016

AT NIGHT
 

Cenaremos junto al árbol

todas las respuestas.

Yo sentiré el gotear de tu silencio

sobre mis sílabas grises,

tú comenzarás a transitar los páramos

sin encontrarme.

 

Entonces jugaremos al amor

sobre el charco de luz,

en las enramadas de otros puentes

sin importar siquiera adónde vamos.

 

¿Y qué es adonde?

sino donde comienzan las esquinas

donde muere el tiempo por versos malos,

las uvas de espaldas a las uvas

o el esqueleto de los aplausos

después de quebrar la sintaxis

colgando niños en la página.

 

Esta noche cenaremos junto al árbol,

la sombra errante que dejamos al pie de la cruz.

 

FRIDAY

Aquel viernes

el tiempo de tus ojos quedó preso

en las cruces del barrio.

 

Entonces

quise dibujar la esencia de nuestras costumbres

con acuarelas de ráfagas.

 

Sentí tu luna en mi costado

como una daga de mar que penetra los años.

 

Sin miedo a existir en otra latitud,

pude voltear la página.

BOLERAZO

Ayer

pinté tu jueves

y sentí frío.

 

Nadie lo sabe.

 

Tu verso fue un portazo sin desquite

que secó mis nichos.

 

Ayer

cuando volvía de mí,

alguien pintó mis constelaciones.

 

PERROS

Cualquiera que observe a ese perro

lo confundirá con un río que arremete

contra los nombres.

 

Sentirá un disparo en la sien

poco antes de escribir sobre el azogue.

 

Es semejante a un cielo sin constelaciones

que orina cerveza.

 

Será un kamikaze de las avenidas,

esperando con gran entusiasmo

un trocito de pan.

 

NEBLINA

Cuando la neblina cubre la existencia

pensamos encontrar del otro lado

ese lado apetecible donde podemos ser.

 

Algo nos conduce por caminos

como gotas huérfanas en las mejillas.

 

Quedamos desnudos ante las cicatrices

de cualquier pintor

que nos dibuja la sombra,

cuando emerge nuestra otra mitad.

 

REMINISCENCIAS

Aun retumban en los muros

los ecos de la ciudad dormida,

esa niña adolescente

que nos divisa desde el polvo.

 

Los actos como pasadizos

de otros aires que se pierden

en la edad.

 

Nombres en sueños de canela,

a punto de ebullir

en el intersticio de la noche.

 

Aun retumban en el tiempo,

las profecías que nunca habitaron nuestras luces.

 

OPUS PARA UN DESENCUENTRO

Un piano aguarda

por las manos que tocarán

tu imagen.

 

La puerta se abre

y me siento en la banqueta

se hunden los dedos en el amanecer:

esa muchacha que habita

en los legatos de mis espejos

como una premonición.

 

Así comienza marzo a fluir

en las venas de una partitura,

poco importan las barriadas ni las piedras

si cada nota invoca tu cuerpo.

 

La música recuerda aquel sendero donde encontré tu nombre,

donde fui tocado alguna vez

por la alquimia de un aguacero inútil

que tantos años me dio el pan

para aderezar migajas con las dudas

detu voz.

 

Finalmente:

mi cuerpo se marcha bemol por los pasillos,

el movimiento termina.

 

EL HOMBRE

El hombre es una diapositiva

que esboza dramas en el aire,

un grito cinematográfico

a la vera de cualquier perfil.aDopico

 

Lleva la memoria en los ojos

como una yuxtaposición de vitrales

que se le clavan en la voz.

 

Se toca el pecho

y descubre altares invisibles después de la humedad.

 

Luego, transita desnudo por Infanta

sin más malecón que las hendijas del abrevadero.

 

Recuesta su cabeza a la orilla de alguien

aunque sean corrientes de un mismo río,

en medio de la fugacidad y las vísceras;

techo inmóvil de cada día.

 

El hombre matiza su réquiem

creando acordes en la impronta de los acertijos

que se inventa,

para transitar los rápidos

de todas sus muertes.

 

WRITERS

Corceles furiosos se agitan

en los ojos de un viento que atraviesa

el débil eco de los signos.

 

Transitan la ciudad

sin más horizonte que nubes quemadas

por cada trote de grafiti.

 

Cruzan los muros

cual féretros en forma de tinta,

y uno se niega ante la errata de luz

que nos descubre.

 

Los espacios son solo destellos,

para sumir la conciencia en agua mineral.

 

SQUARES

Plazas infinitas en el espacio mudo

descubren nuestra esencia espectral,

ese pincel donde emergen todas las guerras.

 

Plazas como voces insondables,

niebla inconfundible

de las emboscadas que aguardan desde el balcón.

 

Escondidas en la acústica de la tarde,

piedras marchitas que nos hacen fantasmas;

recuerdos de lo táctil.

 

Hechas con la tinta del insomnio,

amenazan reescribirnos en la página.

 

Especial para La Jiribilla

 

FICHA:
Alejandro Tomás Román Olivera: Poeta cubano. Licenciado en Estudios Socioculturales. Ha publicado artículos y poemas en la revista CÓMO de la Asociación Hermanos Saíz de Villa Clara, al igual que en la publicación Brotes. Recibió primera mención en el Encuentro debate municipal de talleres literarios de 2015. Reside en Santa Clara, provincia de Villa Clara.
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