Sandunga, retos y perspectivas en el contexto cubano actual
Sandunga, la primera plataforma digital de la música cubana, llegó para quedarse. Más que una buena iniciativa, constituye una demanda que la industria musical cubana solicitaba con urgencia. Pero el reto va más allá de llegar: el verdadero mérito radica en mantenerse, y adaptarse a las necesidades reales del público, independientemente de las circunstancias.
¿Qué es Sandunga?
El nombre de la plataforma le rinde homenaje al tema “Sandunguera”, compuesto por el bajista Juan Formell y popularizado por los Van Van. “Nace por la necesidad que tenían los músicos cubanos de comercializar su música de manera online y surge como un proyecto de colaboración entre el Ministerio de Cultura de Cuba y la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi),” comentó Yanae Pérez Bello, especialista de comunicación y marketing de la plataforma en entrevista exclusiva a La Jiribilla.
El portal web se estrenó el pasado mes de abril, fue desarrollado por Lombao Estudios y pertenece a la empresa Artex S. A. Actualmente constituye la principal comercializadora online de productos relacionados con la música cubana. Permite el streaming (reproducción de música y video en línea) y descarga de su contenido; así como crear listas de reproducción a través de su versión web y la aplicación para sistemas Android. Adaptada para bajos consumo de datos, permite el pago de suscripciones mensuales utilizando la plataforma EnZona y Transfermóvil.
En ella convergen géneros y artistas de los catálogos y disqueras de la Isla, como BisMusic, Egrem, Abdala y Colibrí; además, incluye compositores, realizadores y autores de letras. Esta variedad de disqueras asociadas permite que Sandunga agrupe todos los géneros de la música cubana en álbumes y tracks para reproducciones y descargas en formatos de audio y video.
¿De dónde surge la idea de crear Sandunga?
Dentro de la industria cultural cubana, la música goza de fuertes potencialidades, entre ellas, el talento de sus exponentes, su sistema educacional, así como el reconocimiento y prestigio que posee a nivel mundial. Esta realidad despierta un importante interés internacional y sustenta la creciente demanda del sector, al mismo tiempo que otorga un sustancial aporte a la economía nacional.
Sobre la base de esta idea surge Sandunga, con el antecedente del “Proyecto Mincult-Onudi-Koica: Fortalecimiento de la competitividad, desempeño organizacional y capacidad de exportación de la industria musical cubana”, una asociación creada con la intención de beneficiar el fortalecimiento de la industria musical que estuvo en marcha desde el 2016 y culminó recientemente. El plan partía de reconocer que Cuba posee potencial musical y también debilidades.
Yolaida Duharte, quien fuera Coordinadora Nacional del proyecto, en entrevista a La Jiribilla comentó: “Cuba necesitaba un espacio propio y de acceso público donde pudieras encontrar toda la música cubana y contábamos con un deficiente escenario digital para ello. Pensamos en una plataforma que no fuera exclusivamente de streaming, sino una propuesta más grande de comercio electrónico donde pudieras encontrar no solo la música sino una diversidad de soportes, desde audios y videos con la posibilidad de descarga, así como la comercialización de productos físicos afines”.
Iniciativa necesaria, pero…
Durante mucho tiempo, en Cuba, la ausencia de una plataforma musical adaptada a nuestra realidad propició la búsqueda de alternativas. El resto del mundo ha utilizado, desde hace más de una década, portales como Spotify, Apple Music y Pandora; pero, debido a las restricciones del bloqueo, los cubanos no pueden pagar los planes para acceder a los paquetes de sitios web extranjeros y mucho menos escuchar constantemente la música en directo porque significaría un gasto excesivo de megabytes.
En el contexto cubano actual, Sandunga tiene una fuerte competencia. Por ejemplo, antes de su surgimiento ya muchos de mis amigos y yo conocíamos la manera de obtener todas las canciones deseadas y con menor utilización de megas. ¿Cómo? A través de los bots de la aplicación Telegram, donde se puede escuchar la melodía de tu preferencia innumerables veces sin tener que descargar los archivos más de una vez.
“El mayor desafío de la plataforma radica en apropiarse de lo mejor de las iniciativas mundiales y adaptarlas a las características de su público”.
Si se aprovecha debidamente, uno de los puntos fuertes de la plataforma radica en ofertar, además de música, productos afines, como discografía, libros y artesanía. Quedaría pendiente diversificar las ofertas e invertir en la creación de productos propios y novedosos, a partir de estrategias de mercadotecnia.
Asimismo, la popularidad del portal aumentará cuando permita comprar las entradas a conciertos y presentaciones musicales, sobre todo, en el camino a la nueva normalidad, cuando el comercio electrónico ha ganado protagonismo. En ese sentido, el sitio web posee todas las potencialidades para colocar una cartelera cultural que se mantenga actualizada y donde el internauta pueda escoger el espectáculo de su preferencia.
Afortunadamente, el equipo de la plataforma conoce esta realidad. Sobre su perfeccionamiento, Pérez Bello explicó que “el equipo de Sandunga está en constante transformación al mismo tiempo que va conociendo a su público”. Ese constituye un paso fundamental. Queda continuar en la búsqueda de alternativas novedosas para ganarse al público cubano y lograr que prefiera la música nacional, en medio de tanta influencia foránea.
Sandunga ha dado pasos firmes desde el comienzo, con muchos retos por superar, sobre todo los relacionados con las carencias tecnológicas y la poca familiarización que tiene la población cubana con el comercio electrónico al ser una modalidad relativamente nueva. Aun así, el mayor desafío de la plataforma radica, de manera específica, en apropiarse de lo mejor de las iniciativas mundiales y adaptarlas a las características de su público, siempre tomando en cuenta propuestas provenientes tanto de su equipo de desarrollo como de los propios clientes.