La vuelta a casa
con un flaco
en un bar
en La Habana.
desde la ventana
la ciudad brindaba su avaro contorno.
lamentable arquitectura
desde lo alto
semeja nuestra vida.
horcones de roída madera
por los otoños sucesivos
argamasa sobornable
como sus habitantes.
sombras que pasaban
semejantes a negros pájaros muertos.
gastaban lo que no poseían
pues tenían apenas para el pan.
el flaco sonrió
yo ordené una cerveza para él.
el sabor de la carne
sobre el desfiladero.
mojaba sus labios en el líquido frío.
los desfiladeros de la noche
engendraron nuestra parquedad.
oficios tenues, precauciones (varias)
para opinar sobre cualquier asunto, sigilo.
venía del ejército
y acababa de cumplir los
veinte años.
la gente parloteaba palabras vanas
no me reconocía en sus miradas
en ellas había mucho de rencor.
pretendían no entender la forma
tan soberbia, en que el muchacho
reía para mí.
es hermoso tener a quien nos despida
en la noche tarda.