“Todos hablan maravillas o tienen historias de amor con La Habana y con Cuba. Tenía tantas ganas de venir”.
De la Mayor de las Antillas, asegura, se queda con la gente que es la que hace los lugares. “Creo que sois personas de las que aprendemos, por todo, porque tenéis un ingenio brutal, porque dentro de una inundación hay una mesa donde se juega dominó. Le dais la vuelta a todo, la resistencia, la fuerza. Entregáis lo poco que tenéis. Son demasiadas cosas. Y, como uno quiere estar en los sitios donde te hacen sentir bien, es normal que todo el mundo les desee vuestro bien y que remueva tanto estar aquí”.