Un buen amigo del que me reservo el nombre afirma que vivimos una involución entre los Homo sapiens de cualquier latitud. Para ello toma por ejemplo que un país desarrollado como Estados Unidos haya elegido a Donald Trump como presidente y que luego de cuatro años de xenofobia, desprecio a las mujeres, homofobia, racismo, ese señor haya obtenido 72 millones de votos.
Ese es un caso, pero para ese colega hay involución en la música, la literatura, los audiovisuales en los que se demerita a la especie humana de las más diversas maneras.
Quizás esas apreciaciones son absolutas. En mi opinión, vivir dos realidades: la ciberespacial y la real, propicia un desafuero que abarca a todas las edades e incluso niveles de instrucción, porque Internet te permite escribir o enviar lo que te dé la gana, sin mirarle los ojos al otro y si lo haces por una videollamada, esa persona está lejos.
“En mi opinión, vivir dos realidades: la ciberespacial y la real, propicia un desafuero que abarca a todas las edades e incluso niveles de instrucción”.
Entre esos males que hoy padecemos está la violencia, tanto la que va acompañada por el uso de las armas (abundantes en una buena parte del planeta) como por la cotidiana, que abarca todo el actuar del ser humano y salta de las redes a la vida y viceversa.
De esa violencia que padecemos o ejercemos sin tener conciencia de ello, trata Rompiendo el silencio, la serie que se transmite desde el martes 23 de febrero, a las 10 de la noche, por Cubavisión. Primero se proyectarán los 11 capítulos de la segunda temporada y luego los nueve de la primera, que se circunscribe a la violencia hacia las mujeres y niñas.
En estos primeros capítulos habrá violencia económica, hacia los ancianos, el bullying, de mujeres a hombres, de hombres a hombres, y al decir de Legna Pérez Cruzata, una de las directoras, “puede haber otra temporada porque, desgraciadamente, la violencia es casi infinita”. Rolando el Chino Chong es el otro director y también actúa en algunos capítulos, y para él la serie ha sido un aprendizaje.
El equipo de realización, además del Chino y Legna, está integrado por Tony Sánchez (director de fotografía), Amaury Ramírez Malberti (música original), Maikel Pardini (en esta ocasión en la realización de la banda sonora), Marisel Pestana (asesora dramaturga), Mareelen Díaz (asesora especializada) y Rubén Gómez (musicalizador). Trabajaron en los guiones, los directores más Lucía Chiong, Mariela López y Yasmin De Armas.
Los capítulos de 45 minutos tienen una buena factura en una producción de Cubavisión y RTV Comercial, y cuentan con las actuaciones de un importante número de actores y actrices, entre los que se encuentran Tahimí Alvariño, Bárbaro Marín, Irela Bravo, Cristina Obín, Cruz Pérez, Rubén Breña, Daisy Quintana, Rolando Chiong, Linda Soriano, Carlos Solar, Roly Chiong, Sandra Castillo, Yuny Bolaños, Armando Miguel, Ingrid Lobaina, Jennifer González, Yerlín Pérez, Julio César Ramírez, Yazmín Gómez, Armando Valdés, Edith Massola y Jacqueline Arenal que, con ese papel, retorna a la televisión cubana.
La serie tiene un ingrediente especial: será precedida de la revista Miradas sin excusas, dirigida por la reconocida directora Elena Palacio y con la conducción de la Licenciada en Psicología, Doctora en Ciencias Psicológicas, Máster en Sexualidad y en Pedagogía de la Sexualidad, Profesora e Investigadora Titular, Presidenta de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes), Beatriz Torres Rodríguez.
Elena asegura que “para nada la revista busca explicar, juzgar o hablar de la serie. En el proceso de edición busqué la forma de que no se mencionara el tema del capítulo; sencillamente habla del mismo, lo diversifica, profundiza, amplía y está apoyada en varios materiales audiovisuales breves o fragmentos, en los que se calza la idea de que estos problemas se manifiestan también a nivel internacional y que se está luchando por ponerles freno”.
Mientras, Beatriz dice: “Es una revista especializada de análisis de las diferentes expresiones de la violencia de género, que va a servir de marco a las dos temporadas de la serie Rompiendo el silencio. Narra historias de mujeres y niñas en situaciones de violencia, en sus diferentes formas de presentación, desde las más reconocidas y evidentes, como la violencia física y el abuso sexual, hasta las más sutiles, pero no por ello menos graves, como son la violencia psicológica y de otros tipos. En su segunda temporada se amplía y diversifica a otras formas de violencia, como es la ejercida hacia los hombres. Hay una representación de los diferentes contextos donde se puede presentar, como es el espacio de la familia, la pareja, el ámbito escolar, laboral, entre otros. Su primera temporada fue transmitida de manera intencional a principios de diciembre de 2016, en el marco de la jornada por la no violencia hacia las mujeres y las niñas. Por primera vez, una teleserie nacional abordaba esta problemática de la violencia de género como eje central, lo cual continúa en su segunda temporada como hilo conductor”.
El Chino y Legna garantizan el empaque de historias que no por darse en nuestra cotidianidad dejan de ser tremendas; en tanto Elena y Beatriz, con el concurso de múltiples especialistas más, le ofrecerán al televidente aristas de la violencia, una buena parte en boca de reconocidos expertos.
Es una propuesta para tener en cuenta y seguro dará de qué hablar. Y tal vez, usted que me lee, ha incurrido (o incurre) en actitudes violentas sin darse cuenta. Volveré sobre el tema, espero por sus opiniones.
No la he visto esta novela, pero si existe violencia prefiero no verla me traumatiza, no tolero la violencia de ningún tipo. que horror, pero ya veo que trabajan magníficos artistas cubanos.