Rogelio Martínez Furé, adalid de la palabra
Un hombre enciclopédico acaba de morir. Un hambre insaciable de universo lo habitó, y consiguió en vida adquirir un conocimiento que no le es dado alcanzar a muchos hombres. Su talento descomunal se lo ofreció a la investigación, a la literatura, al espíritu, a la música, a las artes. Fundó el Conjunto Folclórico Nacional, hizo diccionarios (Pequeño Tarikh), rescató textos memorables, llevó al papel la voz de las oralidades de África, el amado continente que tanto defendió.
Ha muerto Rogelio Martínez Furé, a los 85 años de edad, y ha dejado una estela de sabiduría a la que habrá que volver siempre que se vaya en búsqueda de los resortes esenciales de la cultura.
El eminente africanista, folclorista, compositor, escritor, traductor, Doctor Honoris Causa del Instituto Superior de Arte y Premio Nacional de Literatura 2015 es autor de más de una veintena de títulos, folletos y publicaciones, así como de composiciones musicales.
En una ocasión confesó haberse dado cuenta de “la ignorancia casi absoluta que existía de esa África múltiple que a la vez es una, y me preguntaba cómo era posible que, siendo ese continente uno de los componentes fundamentales de la identidad cubana y de toda América, fuera tan pobre el conocimiento sobre él”. Y se dispuso a compartir “con mi pueblo esto que estoy adquiriendo para que se sienta orgulloso”, y desde entonces escribió sobre su presencia en Cuba.
“He tratado siempre de ser puente, y nunca frontera. Y estudio África para comprenderme y comprendernos mejor”, refirió entonces.
Apasionado por el yo colectivo, creó una persona, del Yo del español y el Nu, del creole, que significa nosotros, el yonu, y lo colocó en sus libros. Se definió como un hombre de la palabra hablada y un hijo muy agradecido del pueblo cubano.
“He tratado siempre de ser puente, y nunca frontera. Y estudio África para comprenderme y comprendernos mejor”.
Se nos ha ido un protagonista de descargas y makas, un poeta, un cantor enamorado de Cuba, un sabio conductor de proyectos, pero basta su obra exquisita para que Furé siga mostrándonos rumbos e inspirándonos con su inapagable efervescencia.
Tomado de Granma