Revista Cine Cubano: seis décadas de historia
22/6/2020
Este 22 de junio se cumplen 60 años de la publicación del primer número de la revista Cine Cubano. Una revista surgida en el contexto de esa década que legó otros proyectos editoriales, como Unión, La Gaceta de Cuba, Casa, Revolución y Cultura y otras, todos reconocidos como espacios para la construcción histórica del pensamiento en la época y el quehacer artístico y cultural de la Isla.
Cine cubano surge como espacio para la promoción del cine cubano. Dirigida por Alfredo Guevara, la publicación ha resultado a lo largo de estas seis décadas un importante instrumento para la socialización del pensamiento sobre cine cubano, latinoamericano y las tendencias del cine contemporáneo a escala universal.
En su primer número, un largo artículo firmado por Guevara se posicionaba como editorial de la revista y del propio quehacer del cine cubano: “Nuestro cine tendrá de este modo un denominador común: el aprovechamiento y asimilación de todas las experiencias válidas en medio siglo de cinematografía, o cuando menos, de las más afines a nuestra fisonomía nacional, caracteres psicológicos, tradiciones culturales y necesidades revolucionarias de transformación, crecimiento y madurez. De este modo se creará el repertorio de imágenes y vivencias, de obra concreta, que nos falta. Se establecerán los términos de confrontación propicios a la crítica, a la superación y los hallazgos, encontraremos así el espejo en que vernos, ese cristal pulido en que nos reconoceremos o descubriremos con placer, horror o asombro”.
En el texto titulado “Realidades y perspectivas de un nuevo cine”, Guevara declaraba los principios fundamentales por los cuales debía regirse el destino del arte cinematográfico en la Isla. En primer lugar, establecía la importancia de que sea “un cine artístico”, pues consideraba que “son los filmes artísticamente válidos” los que abren los mercados; al mismo tiempo que marcaba la premisa de que fuera “un cine nacional”: “Pero debemos encontrar, acercarnos cada vez más a nuestra fisonomía nacional, a su más auténtico carácter”, y el tercer aspecto confirmaba la relevancia de que fuera “un cine inconformista”. [1]
También reafirmaba como principios de la producción, que fuera un cine barato, comercial y técnicamente terminado.
El texto ha resultado útil a la hora de estudiar la trascendencia de esta publicación y el papel que ha jugado en la promoción, estudio y análisis del cine cubano. Contar con una revista especializada en la materia ha permitido que las nuevas dinámicas en la producción audiovisual, los nuevos lenguajes y planteamientos en torno a temáticas como el Nuevo Cine Latinoamericano, la labor de la Fundación del Nuevo Cine, la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) y otros hayan aparecido reflejados en sus páginas.
También Cine Cubano ha sido un espacio donde se han integrado las voces de cineastas, críticos, periodistas, escritores y artistas en aras de dar a conocer sus puntos de vista sobre la producción del cine desarrollado dentro del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), pero también el que se ha gestado desde iniciativas personales o a la manera de cooperativas.
Otro de sus hacedores, el cineasta Daniel Díaz Torres, expresó a propósito del aniversario 45 de la revista: “Cine Cubano ha llegado a ser una revista querida, esperada, parte entrañable de lo mejor de nuestro panorama cultural. Es la única revista de cine cubano ‘en el patio’. Pero no es por tan escuálida razón que es añorada cuando se dilata su salida”. [2]
En sus palabras, declaraba otro de los escollos que deben traspasar las publicaciones impresas:
Casi siempre Cine Cubano ha sido una publicación renuente a fechas fijas de salida o números preconcebidos de páginas o incluso a formatos establecidos. Quizás ello forme parte de su propensión innata a eludir lo rutinario o lo predecible. Pero escoja el estilo que sea y aunque siga sorprendiéndonos con sus esporádicos advenimientos (por lo general resultantes de las implacables posibilidades económicas…), lo importante, lo irrenunciable es que decidamos entre todos que continúe, que permanezca siendo portavoz de nuestro dialéctico, voluble y pertinaz Cine Cubano… del cual esta revista singular, incluidas virtudes y defectos, es su claro descendiente.
Otro de sus estudiosos, el acucioso investigador Juan Antonio García Borrero, se pregunta: “¿Quiénes escribían en esos primeros números de la revista? No eran los críticos más conocidos del país, sino en todo caso los cineastas que estaban llamados a consolidar esa nueva cinematografía”. [3]
Ante la interrogante, el propio autor se responde:
El fenómeno es interesante en tanto nos permite preguntarnos acerca del alcance que tuvo la revista Cine Cubano en la renovación de la crítica nacional: está claro que el Icaic transformó una manera de pensar y hasta hacer realidad la cultura cinematográfica, pero ¿incluyó eso la creación de espacios que contribuyeran a desarrollar nuevos críticos, nuevos modos de reflexionar sobre ese cine?
Ambrosio Fornet, reconocido como guionista e historiador del cine cubano, la compara con otros proyectos concebidos desde la institución con el objetivo de visibilizar el cine nacional:
El mérito de Cine Cubano es haber desempeñado honrosa y sistemáticamente ―pese a los momentos vacíos y los machones sin fecha― un papel de avanzada entre los medios de difusión y formación estética e ideológica del Icaic. En esa espléndida red de canales ―libros, cinemóviles, afiches, programas de televisión…― destinados a formar un público nuevo, un espectador crítico, la revista fue una de las que más contribuyó a abrir expectativas, caminos por los que todavía transitamos. Sus viejos lectores advertimos complacidos cómo llega renovada a su cincuentenario y cómo, cuanto más se aproxima a su número 200, más admirable se hace, en todos los sentidos. [4]
Su importancia y trascendencia han sido destacadas por varias personalidades de la cultura, entre las cuales se debe mencionar a Víctor Fowler cuando sentenció: “Puesto que son pocas las revistas que han conseguido durar cincuenta años, ello sería un milagro de no ser por la voluntad institucional de que así ocurriese; es decir, una revista es también el deseo de que exista, la persistencia en mantener vivo el proyecto y el empeño de quienes escribieron, revisaron los materiales, pensaron los temas o hicieron cualquier otra tarea”. [5]
El mérito es haber traspasado el umbral de sus cinco décadas y seguir hasta alcanzar hoy su aniversario 60. Junto a la creación de la Cinemateca de Cuba en febrero de 1960 y la primera emisión del Noticiero Icaic Latinoamericano el 6 de junio, la otra efeméride de relevancia en este año es la celebración por las seis décadas de la revista Cine Cubano.
Quiero concluir esta recapitulación de los principales criterios expresados sobre Cine Cubano, con las palabras de Graziella Pogolotti cuando escribió:
Cine cubano integraba un conjunto de publicaciones destinadas a poner en circulación los temas cardinales de la contemporaneidad y a desarrollar, junto a una amplia política de distribución, un espectador sensible, perspicaz y crítico. Mientras tanto, los carteles modulaban la visualidad urbana y el Grupo de Experimentación Sonora renovaba el ámbito musical. Pero Cine cubano también recoge para la historia la huella del pensamiento subyacente en la formulación de una estrategia. [6]