Regresa Carmen: flamenco, teatro, pasión…
10/6/2016
El Ballet Español de Cuba (BEC) regresa al Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso con Carmen, los días 17 y 18 (8:30 p.m.) y 19 de junio (5:00 p.m.) en la sala García Lorca.
La ópera Carmen vio la luz hacia 1875 en París, Francia. Tres meses después fallecía el compositor George Bizet, quien supo llevar al ámbito musical la célebre novela de Prosper Merimée. La presente pieza del Ballet Español de Cuba, estrenada en 1998, se sumaba en aquel momento a la rica tradición tejida en torno a un tema profundamente español, entre cuyos exponentes más notables se cuentan, no obstante obras surgidas en otras latitudes, la novela de Prosper Merimée, la ópera de Bizet, numerosas versiones cinematográficas y los ballets con coreografía de Roland Petit y Alberto Alonso, esta última que tuvo a Alicia Alonso en su papel estelar, por sólo mencionar estas.
En la puesta, que coreográficamente se ha enriquecido en los dos actos, no se ha olvidado la herencia cultural acumulada sobre la pasión y los celos que protagoniza la gitana Carmen. El BEC se propuso subrayar dos miradas o vertientes de la naturaleza de ella: por un lado, traducir el fuego interno en lo más profundo de los personajes, y, por otro, entregar el placer que logran obtener a su alrededor. Todo ello con la voluntad de renovación, resumida, en la develación de esa dualidad en forma de expresión danzaria, según imagina su coreógrafo Eduardo Veitía, maestro y director general del BEC.
La versión está concebida en dos actos. El primero “agitanado”, transcurre en el interior de la tabaquería, mientras que el segundo es en el interior-exterior de una corrida de toros, caracterizado por las tonalidades rojas y el brillo de esos ruedos. Aunque parten de la obra literaria, sin romper esquemas, ahí yace la impronta sabia del BEC, sumando valores, acompañado por el grupo musical flamenco, y sus cantaores Andrés Correa, Fidel Navarro y Annelis Rivero, quienes aportan siempre con su calidad característica. En esta ocasión, y por primera vez, la música de Bizet llegará completamente en vivo, a partir de los arreglos de los maestros Daniel Martínez y Yosvany Brito. Algo que enriquece la puesta, que además, para próximas funciones sumará nuevos diseños de vestuario, de la artista Ketty Díaz.
Es de subrayar que en esta Carmen hay muchos recursos teatrales puestos en juego e hilvanados en danza, y el complejo cultural del flamenco vibra en toda plenitud, aunque se utiliza la música clásica de Bizet. En este punto es donde se emparenta con la versión de Antonio Gades. La carga emotiva, la profundidad de los sentimientos, la proyección del gesto, hacen de este código escénico un ejemplo elocuente de cuánto puede penetrar la danza en la naturaleza humana y en la idiosincrasia de un pueblo. Esta Carmen sustenta ese credo artístico, y alcanza sus mejores momentos cuando más se aleja de otras influencias y más se adentra en el universo flamenco. Tal solución coreográfica-dramática que alcanza el duelo de las cigarreras, y en la corrida, el enfrentamiento Escamillo/Toro, escena de alto voltaje danzario/interpretativo de esta obra.
Una parte del triunfo de esta significativa versión se debe a la coreografía y a su estructura dramática, al decorado sencillo y funcional, por instantes imaginativo, a la dualidad del vestuario, informal y teatral al mismo tiempo, y a esas luces que crean y desaparecen espacios escénicos, ambientes, tensiones…
La otra parte llega con los bailarines, en la labor de equipo de todos y cada uno. Pues, tanto en los protagónicos como en el cuerpo de baile, debutarán algunos jóvenes bailarines, alumnos de la Unidad Artística Docente del BEC, que ha dado muchos frutos en su existencia. Algo que pone de manifiesto el desarrollo de esta agrupación que dirige el maestro Veitía, y que el próximo año alcanzará sus tres décadas de vida, dejando a su paso una estela de alegría, buen hacer, talento e imaginación conjugada en los movimientos y en las más disímiles facetas de la vida cotidiana, sus gentes y cultura, para traducir al arte. Esta versión de Carmen destaca, además del sentido de colectividad por el amor que los une, como un todo, el desarrollo logrado en este tiempo por una compañía emblemática ya del quehacer danzario nacional.