En el marco de la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana, evento que consolida a Cuba como epicentro cultural del Caribe, se entregó el Premio Nacional de Edición 2024 a Alex Pausides Licea, poeta y editor cuya trayectoria ha dejado una huella indeleble en las letras cubanas. La ceremonia, celebrada en la Sala Nicolás Guillén del Complejo Histórico Morro-Cabaña, reunió a figuras prominentes del ámbito literario, quienes destacaron el legado de un hombre que convirtió la poesía en un acto colectivo y transformador. 

El jurado, presidido por el reconocido escritor Enrique Pérez Díaz e integrado por personalidades como Neyda Izquierdo Ramos, Alfredo Zaldívar Muñoa, Lucía Esther Muñoz Niaceo e Israel Domínguez Pérez, fundamentó su decisión en la “excepcional influencia” de Pausides, cuyo trabajo editorial comenzó en la oriental ciudad de Manzanillo y se expandió durante casi 40 años al frente de la Colección Sur Editores. Este sello, bajo su dirección, publicó obras cumbres de autores cubanos como Nicolás Guillén y Dulce María Loynaz, además de difundir a voces internacionales como Pablo Neruda y Mario Benedetti.

Alex Pausides convirtió la poesía en un acto colectivo y transformador. 

El acta resaltó su rol como arquitecto de proyectos que trascienden el papel: desde la creación de aulas de poesía en todas las provincias hasta los emblemáticos Festival de Poesía de La Habana y Festival Internacional de Poesía, espacios que han convertido a Cuba en un diálogo permanente con la lírica global. 

En un momento de la ceremonia, Neyda Izquierdo Ramos, figura clave de la edición cubana, dedicó sus palabras a exaltar la “coherencia ética y estética” de Pausides. “Alex no solo editó libros; construyó comunidades”, afirmó, refiriéndose a su habilidad para tejer redes entre poetas emergentes y consagrados. Subrayó su labor como “guardián de la memoria literaria” y su compromiso con una edición “que prioriza el arte sobre el mercado”, citando como ejemplo la publicación de antologías de poesía africana y caribeña, poco difundidas en otros circuitos. “Sus proyectos son faros que iluminan el camino para quienes creen en el libro como herramienta de emancipación”, concluyó. 

Con voz emocionada, Pausides inició su discurso rememorando su primer encuentro con los libros: “A los siete años, mi maestro Hugo me regaló un volumen de leyendas medievales. Sus tapas ilustradas con caballeros y castillos fueron mi primer mapa del mundo”. Esa fascinación infantil, dijo, se transformó en un compromiso adulto: “Editar es cuidar que las páginas no se doblen, que las ideas no se manchen”.

“Esta isla, verde y azul, me enseñó que la belleza se defiende con versos y con ternura”.

Agradeció a instituciones como el Instituto Cubano del Libro y recordó los desafíos de la profesión: “En tiempos donde prima lo utilitario, defender un poemario es un acto de resistencia”. Citando a Antonio Machado —“escribir para el pueblo, ¿qué más quisiera yo?”—, reafirmó su credo: “Los libros no son lujos, son derechos. Y cada ejemplar que llega a manos de un lector es una semilla de libertad”. Sus palabras cerraron con un homenaje a Cuba: “Esta isla, verde y azul, me enseñó que la belleza se defiende con versos y con ternura”. 

“En tiempos donde prima lo utilitario, defender un poemario es un acto de resistencia”.

Nacido el 24 de marzo de 1950 en Pilón de Manzanillo, una localidad costera de la provincia Granma, Pausides descubrió su vocación temprana. A los 22 años, comenzó como asesor literario en su tierra natal, donde organizó los primeros talleres de creación para jóvenes. Su ascenso en el mundo cultural fue meteórico: en 1986, asumió la vicepresidencia de la Asociación Hermanos Saíz, entidad clave para la promoción de artistas noveles, y en 1988 revitalizó El Caimán Barbudo, revista que bajo su dirección se convirtió en plataforma de la vanguardia literaria.

Establecido en 1998 por el Instituto Cubano del Libro, este galardón es el máximo honor para los editores de la Mayor de las Antillas. No solo valora la excelencia técnica, sino también la contribución al desarrollo cultural y la formación de lectores.

Pausides, hoy con 74 años, sigue coordinando la Casa de la Poesía en Cuba y prepara una antología de poesía caribeña contemporánea. “Mientras haya un verso por compartir, seguiré aquí”, prometió. Su historia, tejida entre libros y festivales, recuerda que tras cada gran obra hay un editor que, en silencio, cambia el mundo una página a la vez.