Tras el impacto de la pandemia de la COVID-19 el Premio Pinos Nuevos y las Becas Dador no habían sido entregados de forma presencial, hecho que aconteció en el salón Villena del Centro Dulce María Loynaz.

La Colección Editorial Pinos Nuevos, como declaró el equipo de dicha institución cultural, tiene el objetivo de estimular a los nuevos escritores y facilitarles la publicación de sus originales. En esta ocasión concursaron un total de 25 cuadernos.

En poesía el comité seleccionó como finalistas a Piedra de sacrificio, Antífona y Días de eclipse. Piedra de sacrificio, de Alexander Jiménez del Toro, fue la obra que se alzó con la distinción en esta categoría. Con el seudónimo de El lobo estepario, el texto ofrece el misterio simple de la vida en un lenguaje sencillo que cierra con entendimiento convincente sus asuntos cotidianos y dosifica citas, frases lexicalizadas y temas manidos para legitimar el sufrimiento humano sin enemistarse con el mundo, según declaró en la lectura del acta de premiación Ismael González Castañeda, miembro del jurado de poesía.

La entrega de los premios Pinos Nuevos y de las Becas de Creación Dador 2020 aconteció en el salón Villena del Centro Dulce María Loynaz.

En narrativa se le otorgó mención a la obra Eternos nómadas (presentada bajo el seudónimo Natanahel), de Francisco Rafael Espinosa por el uso del lenguaje y las técnicas narrativas en un libro constituido por historias sobre fracasos que recuerdan pequeñas victorias, remordimientos y deseos de regresar.

Versiones de la sed, de Lourdes María Mazorra, obtuvo el galardón por mayoría de votos. Raúl Flores Iriarte, en nombre del resto de los integrantes del jurado de esta categoría, señaló la propuesta estética, la factura y el manejo de las tramas en esta obra, en cuyos cuentos “predomina un atrayente aliento poético, entremezclado con la realidad de lo cotidiano, la interacción de los seres humanos y la lucha por llegar a un lugar mejor”, declaró.

La Colección Editorial Pinos Nuevos tiene el objetivo de estimular a los noveles escritores y facilitarles la publicación de sus originales.

El ensayo, género valorado por Félix Julio Alfonso, Jorge Ángel Hernández y Cira Romero, tuvo a Ángel Ernesto Pérez como ganador del reconocimiento por unanimidad. La obra premiada (Burlar el cerco. Conflictos estéticos y negociaciones históricas en el cine cubano) fue calificada como una versada y argumentada aproximación al cine en Cuba que atiende con inteligencia y buen manejo las referencias consultadas sin dejar de ser dinámica y convincente, con una estructura del texto que hace más eficaz y atrayente el contenido.

En cambio, las categorías de literatura infantil-juvenil y de teatro fueron declaradas desiertas. En el primer apartado Reynaldo Álvarez Lemus señaló la presentación de una sola obra en la cual abundan los detalles que pueden ser prescindibles en la narración, lo cual dilata la acción y disminuye los focos de interés y tensión del relato. “El lenguaje merece un trabajo de perfeccionamiento, adecuación y limpieza, acorde a la psicología y la edad de los personajes”, apuntó. En teatro se exhibieron solo dos propuestas. “Ambas obras dramáticas no logran expresar coherentemente el tema y espíritu de renovación que pretenden, fallan por su escritura y los procedimientos dramáticos empleados”, precisó Reynaldo.

“No debe verse con desánimo un premio declarado desierto”, comentó Olga Marta Pérez.

Olga Marta Pérez, presidenta del jurado de literatura infanto-juvenil, expresó unas palabras de elogio a los premiados, en las cuales señaló el interés de escribir crítica para los interesados en el ensayo, la premiación de un libro de cuentos, la factura de Versiones de la sed y el trabajo realizado en Piedra de sacrificio.

“No debe verse con desánimo un premio declarado desierto”, comentó. “Hubo pobre participación y debían trabajarse más los textos. Siempre es duro y de gran responsabilidad para un jurado dejar desierto un premio, mucho más que darlo”.

Las Becas de Creación Dador 2020, por su parte, contaron con la participación de 21 proyectos. Esta distinción se convoca con el fin de estimular la creación e investigación literarias mientras se facilita a los autores la posibilidad de terminar sus iniciativas.

Todos los galardonados obtuvieron la distinción por mayoría. Ellos fueron: Separado de todo cuanto existe; mambises, amores e infortunios (ensayo), de José Miguel Abreu Cardet y Ronel González Sánchez; Manuscrito del solipsista (poesía), de Osmany Echevarría Velázquez; Lo que se esfuma (poesía), de Rubiel Alejandro González; Carolina y sus papás osos (literatura infantil-juvenil), de Maikel Rafael Paneque Hernández y Subiendo y bajando lomas (narrativa), de Isabel Cristina López Hamze.

El jurado estuvo compuesto por Roberto Manzano, Caridad Atencio, Gerardo Fulleda, Zaida Capote y Rafael de Águila, quien fue el encargado de las palabras de elogio a los ganadores. En ellas el narrador cubano señaló los retos impuestos por el contexto en el cual se desarrolló la evaluación de los trabajos, la cooperación de los miembros del tribunal y la significación del merecido reconocimiento a los premiados. A su vez, aprovechó la oportunidad para compartir algunas opiniones de los miembros del jurado sobre las obras seleccionadas.

El narrador cubano Rafael de Águila destacó la significación del merecido reconocimiento a los premiados.

La actividad tuvo como colofón las palabras de Alexander Jiménez por la Colección Editorial Pinos Nuevos e Isabel Cristina, laureada como parte de las Becas Dador.

Alexander agradeció a las instituciones y a las personas involucradas. “Hace algún tiempo comprendí que una de las mejores formas que existen de asimilar el mundo y cambiarlo es a través del arte y la literatura. Enterarme de que había ganado este premio me llenó de alegría, me dio fuerzas para seguir escribiendo y renovó mis esperanzas, como esos pinos nuevos descritos por Martí, que se yerguen en busca del sol”.

Isabel Cristina, por su parte, compartió las impresiones al recibir la noticia del reconocimiento, así como la trascendencia del mismo en la culminación del proyecto, ahora concretado bajo el título de A Baracoa me voy. El libro con el cual hace dos años ganó la beca se presenta este 26 de abril en la Nave Oficio de Isla a las tres de la tarde. “Agradezco infinitamente al jurado por detenerse en historias de gentes de campo, de personas humildes y poblados intrincados que conforman las visiones de una Cuba secreta y mágica”, concluyó.

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