Rapsodia para mi ciudad: Un disco que desnuda a Ciego de Ávila
“Esta es la receta infalible contra la nada: Comience por desnudar su ciudad. Quítele las casas y los grandes edificios. Arránquele sus calles, los parques y hasta los parroquianos que, día a día, la transitan buscando sus sueños o sin ellos. Cuando el paisaje sea un árido desierto, quedará siempre, como elemento esperanzador y vivo, humedal intangible, como semilla respirando, lo que el poeta Oscar Wilde dijera en torno a que la música es el arte que más cerca está de las lágrimas, de la felicidad y de la memoria. Y Ciego de Ávila, como ciudad interior de Cuba, no escapa a ese embrujo”. Así inician las notas discográficas escritas por José Aurelio Paz Jiménez a una joya convertida en fonograma.
“Rapsodia para mi ciudad recorre, desde una agrupación que se desdobla en varios formatos de cámara, temas icónicos del repertorio de la música clásica”.
De la mano de la Banda Provincial de Conciertos de Ciego de Ávila llega una urbe cubana convertida en música en el álbum Rapsodia para mi ciudad, licenciado bajo el sello Presto de Producciones Abdala. El fonograma es uno de los nominados en el apartado de Antología y Versiones en los Premios Cubadisco 2023. Que un jurado decidiera incluirlo en una lista de cinco, no es casual.
“Este CD es un anhelo que día a día tratamos de concretar un grupo de músicos para nuestro terruño”, confiesa en entrevista para La Jiribilla Juan Carlos Corcho Vergara, uno de los productores del disco, junto a Orlando Pino Moré. Precisamente, el álbum recoge varias presentaciones de la banda en Ciego de Ávila; decidieron recopilarlas en una maqueta que luego le presentaron a Abdala, quienes decidieron apostar por ese proyecto.
Rapsodia para mi ciudad recorre, desde una agrupación que se desdobla en varios formatos de cámara, temas icónicos del repertorio de la música clásica como la“Sinfonía No 41. Júpiter” de Wolfgang Amadeus Mozart; “Obertura Prometeo” de Ludwig Van Beethoven; “La boda de Luis Alonso” de Gerónimo Giménez; “Anmerland” de Jacod de Haan; “Suite de la Ópera Carmen” de Georges Bizet; “Libertango” de Astor Piazzola; “Oregón” de Jacod de Haan; hasta piezas más folclóricas como los danzones “La reina Isabel” —defendido también por Charanga Rubalcaba, la Orquesta Aragón y El Gran Combo de Puerto Rico— y “Virgen de Regla”.
“El presente disco no es ni por asomo, al margen del incuestionable virtuosismo de sus ejecutantes, un tratado de la música clásica y popular”, refiere Paz Jiménez en las notas discográficas. Es, sobre todo, el testimonio de un proceso socio-cultural que, a pesar de los aires modernos de la música, gracias a Juan Carlos Corcho y sus instrumentistas, un patrimonio sonoro que el presente álbum compilatorio intenta perpetuar como huella de la memoria viva y palpitante.
Por su parte, Corcho Vergara califica el proceso de producción del disco como tortuoso y estresante; sin embargo, la sonoridad final da fe del cuidado milimétrico con el que se llevó a cabo el proceso creativo. “Durante varios meses ensayamos el repertorio para un concierto de una hora y tantos minutos, con la lógica preocupación de que todo quedara lo suficientemente bien como para plasmarlo en una grabación; que fuera atractivo para que sedujera a una disquera, o al menos para que avalara el trabajo y decidieran masterizarlo”, relata el productor.
Además de la entrega y profesionalidad de los músicos, el material fonográfico cuenta con el plus que le otorga Enrique Pérez Mesa, director de la Sinfónica Nacional, cuando sostiene la batuta y dirige a una banda. Guió la ejecución de los instrumentos en los temas “La boda de Luis Alonso”, “Suite de la Ópera Carmen” y “Libertango”.
Asimismo, le otorga valor agregado el carácter patrimonial que posee como registro sonoro de esa ciudad del centro del país, no en vano, en la contraportada del fonograma, la agrupación aclara que el propósito del material es dejar plasmado un periodo de la Banda Provincial de Ciego de Ávila, agrupación fundada en 1913, y una de las más antiguas de esa provincia, salvaguardia de repertorios no solo internacionales, sino también de importantes compositores cubanos. “Además, es un homenaje a todos los músicos y directores que transitaron este centenario camino de creación y deleite, constituyendo la banda sonora de esta ciudad”, se lee en la carátula del disco.
“Un patrimonio sonoro que el presente álbum compilatorio intenta perpetuar como huella de la memoria viva y palpitante”.
Este álbum, este concierto en vivo, a criterio de su productor es también un fonograma ecléctico, con un gran componente clásico y académico. “Imagínate, una sinfonía completa, con todos sus movimientos, interpretada por una banda de instrumentos de vientos. Esta fue una hermosa locura, que según el maestro Enrique Pérez Mesa, solo se me ocurre a mí. Bendita locura”, asegura Juan Carlos Corcho Vergara.
Si algo caracteriza a este disco, agrega, es el sonido auténtico que se logró con la unión de lo que captó el micrófono de una cámara de televisión enclavada en el tercer nivel de la sala del teatro, con los sonidos de la cúpula acústica de la sala. Una suerte convertida en disco; un tesoro que recoge música e historia. Solo queda cerrar los ojos, sentir los ritmos y, como dijera José Aurelio Paz Jiménez, “hacer del oído el aljibe que, como reservorio de espíritu, recibe esta lluvia de solfas; toque fino e íntimo de esa otra ciudad que llevamos todos dentro”.