La música cubana ha perdido a uno de sus más fieles exponentes: Radamés Giro. En no pocas ocasiones la premura de las nuevas tecnologías, el posicionamiento apresurado para colocar contenidos y la llegada de un mercado plagado de omisiones y triunfalismos, hace que el gran público desconozca los procesos aportativos e investigativos de determinadas personas.
“Radamés fue guitarrista, indudablemente su legado nos llega por la rama de la literatura, la investigación y la edición”.
En un mundo cada vez más golpeado por oropeles efímeros, es cuando más tenemos que venerar a quienes han hecho de la música no sólo su pasión interpretativa, sino que son el ADN de un arte que nos identifica como nación.
Así podríamos definir lo que significan la investigación y el desvelo de algunos, con tanta importancia musical como el más reconocido solista o el más excelso compositor. Desde esas perspectivas podemos situar a Radamés, santiaguero de nacimiento y heredero de una tradición trovadoresca y sonera inigualables: su abuelo materno fue Ángel Almenares, pilar imprescindible de la trova y el son. Y aunque Radamés fue guitarrista, indudablemente su legado nos llega por la rama de la literatura, la investigación y la edición.
“Radamés es uno de los más extraordinarios investigadores de la música cubana, cuya única pasión fue el estudio a fondo del gran acertijo musical de nuestro país”.
¿Podríamos pensar utópicamente cómo hubiese sido nuestra música sin hablar de Argeliers León, Teté Linares, Leonardo Acosta, Odilio Urfé, Lino Betancourt, o Radamés? ¿Habrían tenido la misma connotación o referentes musicológicos la rumba, el bolero, el jazz, el changüí y otros? Por supuesto que no.
El trabajo de orfebrería musical llevado a cabo por Radamés Giro no puede contenerse en una rápida aproximación de pocos minutos, porque su expansión cultural no sólo abarcó a la música como concepto sino que nucleó —y atemperó hacia ella— aristas de honda complejidad creativa, como la edición literaria, el periodismo y el ensayo. De su trabajo como editor y escritor así como de su paso por editoriales cubanas queda constancia en diversas aproximaciones a figuras como Leo Brouwer, Portillo de la Luz, Alejo Carpentier, Hèitor Villa-Lobos o el Grupo de Renovación Musical, ya fuera en las facetas antes expuestas: como autor, editor, o prologuista, u otras.
“Radamés supo ser consciente de poseer la sensibilidad necesaria para no aferrarse a una tradición personal”.
Asumir la investigación musical desde la posición de músico, brinda una condición privilegiada para comprender y exponer las diferentes morfologías y metamorfosis por las cuales ha atravesado ese arte desde épocas tan remotas como las del colonialismo español en Cuba, las mezclas consabidas y dichas de las tres culturas, toda la posterior revolución surgida desde finales del siglo XIX y que siguieron durante todo el XX, donde las misturas irían delineando una singular silueta sonora de primerísimo orden a nivel regional y mundial. Radamés supo diseccionar todo ese conocimiento y ser consciente de poseer la sensibilidad necesaria para no aferrarse a una tradición personal —su abuelo materno, la trova, Santiago de Cuba por ejemplo— y abrirse al gran diapasón popular musical cubano, sin distinción ni exclusiones.
Aunque su obra cumbre y siempre en renovación —como muchas veces me dijo— fue el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana, concebido e iniciado por él a finales de la década del 60, también llevó a cabo otras investigaciones sobre temáticas trascendentales (de trova y otros géneros) por más de 40 años y que fueron asumidos en libros y revistas especializadas ya fueran en crónicas, entrevistas o ensayos. Ello también nos sirve de referente sonoro y bibliográfico.
Sin restarle valor al legado y concreción del Diccionario.., no debe asumirse una mirada simplista sobre la trayectoria literaria de Radamés la cual, sin pensarlo dos veces, podría afirmarse que es única. Hoy decimos adiós a uno de los más extraordinarios investigadores de la música cubana, cuya única pasión fue precisamente el estudio a fondo, y sin desvelo, del gran acertijo musical de nuestro país.