Quisiera enamorarme…
6/11/2020
Parecía inderrotable. Fueron tantas noches, tantas canciones. Ella podía flamear el bolero como un estandarte. Ella rezumaba el estilo de la vieja escuela y cantaba sin miedo a vivir la canción, sin miedo a desnudar sus miedos. Dueña siempre.
Ella se hizo a sí misma y el escenario la completó. Subió un día, allá por los inicios de los 60, y nunca más bajó. Se llamaba Esperanza Ibis Heredia Marino. Cantar era lo suyo, era su credo.
Cuando Juan Almeida la vio una noche en el cabaret San Pedro del Mar, cuando vio cómo flotaban en sus ojos las olas del Caribe, cómo apretaba contra el pecho la canción, decidió entregarle un tema. Lo tarareó, se lo explicó, se lo confió. Poner una canción en las manos de alguien es soplar una llama. “Quisiera enamorarme” daría nombre a su primer disco, sería su himno:
Quisiera enamorarme
hoy, que la primavera
es abril para mí
y el sol se me hace nuevo…
Eliades Ochoa era su amigo. La acompañó en los más diversos caminos. El maestro recuerda que una vez, cuando la descarga parecía terminarse, se apareció el Comandante Almeida y le dijo: “¿no te falta algo, Esperancita?”. Ella dio una vuelta, hizo una señal y comenzó de nuevo.
Varias intérpretes cantaron “La Lupe”, ya se sabe; mas aquella versión suya cargaba un señorío, una añoranza, que su autor nunca dejó de advertir. Ese sería el tema que llevaría consigo al Festival Internacional de la Canción de Dresde, en 1977. Una canción como un talismán. La delegación cubana la componían además, Osmundo Calzado, compositor y director de orquesta, y un joven que sonaba muchísimo, Héctor Téllez. En la cita debía interpretarse además una canción en alemán y así nació en su voz, Komm Janina (Ven, Janina).
Los venideros serían años consagratorios. Cosechó aplausos en Europa del Este. Se fue a las unidades internacionalistas en la República Popular de Angola: el canto frente a las balas. En el Concurso de Música Cubana Adolfo Guzmán defendió el tema “Canción para estos años”, de Joaquín Betancourt, que le acreditó una mención. Fue invitada al Festival Benny Moré, al Boleros de Oro, al teatro Mella, a Varadero, al programa radial Alegrías de sobremesa, a los principales cabarets de Cuba. Y siempre emprendió el camino de regreso.
Esperancita Ibis era la voz de una ciudad
Una noche me fui con mis amigos al Pico Real del hotel Santiago. No había mejor manera de celebrar mi cumpleaños que regalarme su interpretación. Y allá, en las alturas, Esperancita cantó mirándome a los ojos, cantó para mí. ¿Recuerdas, Lilian? Hubiera querido decirle tantas cosas, debí hacerlo; pero me quedé extático, silente, feliz. Esa es la palabra: feliz.
En la triste mañana de un día invernal
una rosa roja yo vi en tu rosal.
Yo quise ofrendarla en prueba de amor
y al ir a tocarla la rosa me hincó, me hincó…
Podía hacer llorar con su interpretación; también podía hacer llorar de risa con sus ocurrencias. Era una fiesta, un carácter. Adriana, la mayor de sus tres hijos, era su memoria auxiliar: le bastaba mirar sus labios para retomar el hilo de alguna canción esquiva. El destino le regaló otro hijo, el bolerista Joel Leyva. Lo calibró desde la primera descarga, puso el hombro por él. Siempre estaba dispuesta, y no hablo solo de música. Su sencillez era su grandeza.
La memoria de una nación está hecha de aquellos que encarnan su espíritu. No importa dónde, importa qué. Vivió con modestia, mas una vez en el escenario, era una reina. Esperancita Ibis fue heroína del romance, gema del espectáculo. Ella tenía el calor de estos soles, la pasión desbordada de estas lomas. Se nos fue este septiembre, a los ochenta años. Santiago la llora, la canta.
Gracias por estas palabras que dedicaste mi abuela era una súper mujer su música su vos fue como un ángel que Dios mando a la tierra por eso ahora donde esta es un ángel que canta, la extraño mucho
Felicitaciones al destacado periodista y escritor REINALDO CEDEÑO PINEDA por su escrito a la intérprete santiaguera y de Cuba ESPERANCITA IBIS, el pueblo de santiago siempre estuvo muy orgulloso de esta voz femenina que hizo vibrar al público de los cabaret SAN PEDRO DEL MAR y el céntrico cabaret CASA GRANDA, además de los países del campo socialista. Gracias Cedeño y muchos exitos .
Tuve la suerte de conocerla, somos vecinos. De mi casa salieron dos sillas del comedor, un pomo de agua y una vieja (mi abuela, Marta Villalón) cuando llegaron con la mudanza. Así surgió la amistad.
Tengo un hermano negro, Aduardito.
Siendo un niño me hizo copiarle la letra de “Yo no te pido la luna” para luego haberla suya.
Y de siempre cuando yo llegaba a Santiago al entrar a la escalera el grito:
¡¡¡Espeeeerannnza!!!
Para que supiera que su blanquito o cómo lo diría ella, imaginenselo con sus voz -en el rango más alto- “Mi blanquito…..”.
Verla emperifollada para una actuación y yo con mi des-voz gritarle: quisiera enamorarme, porque la primavera….
Recuerdos, recuerdos,…., muchos hasta ser de tracatán para esconder o esconderme de alguna noviecita de la secundaria o del barrio.
Recuerdos, recuerdos…. Muchos…..
No te olvido…
Yoyi.